Sociedad

Festín desnudo

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En Londres se inaugura el primer restaurante nudista; en Nueva York, un grupo de comensales rota «en cueros» por diferentes locales y, en Mar del Plata, el parador de Playa Escondida permite que sus visitantes coman como vinieron al mundo.


Australia. Evento organizado por la artista Natalie Bak en un festival de Melbourne. (West/AFP/Dachary)

 

Desnudarse para ir a comer? Por lo visto, el último grito gourmet son los restaurantes nudistas. En Nueva York, bajo el lema «Sopa caliente, no», una cincuentena de comensales se reúnen una vez al mes para cenar sin ropa en diferentes locales de Manhattan y Brooklyn, como parte de una movida llamada «Clothing Optional Dinner». Y en Londres, en junio se inauguró Bunyadi, un restaurante cuyo nombre hindi significa «natural», que apunta 100% a ese concepto y que ya tiene 36.000 personas en lista de espera.
En caso de que se lo pregunte: no hay traseros desnudos en las sillas, ya que el uso de una toalla para sentarse encima de ella es obligatorio. Las cortinas cerradas y los ojos de los asistentes en los de sus interlocutores también forman parte de la buena convivencia nudista, mientras que los chefs y los mozos van tan vestidos como siempre.
«No salimos para shockear a nadie ni para hacer un espectáculo público… Simplemente estamos más cómodos desnudos», le dijo al periódico New York Post John Ordover, el nudista que ideó alquilar comedores neoyorquinos para cenas, con la condición de que los asistentes lo hagan «en cueros». «Nunca un restaurante nos ha dicho que no», aseguró Ordover. «Si trabajás en un restaurante en Nueva York, las chances de que hayas visto cosas mucho más insólitas que una sala llena de clientes desnudos es altísima» agregó.
En cuanto a Bunyadi, el restaurante londinense propondrá una experiencia completamente natural, desde platos con ingredientes de una huerta orgánica hasta el hecho de deshacerse de los atavíos «modernos», como teléfonos, luces eléctricas, además de la vestimenta, claro. Los concurrentes serán provistos de una bata y se les permitirá cenar desnudos en áreas determinadas. El local –un proyecto de Lollipop, empresa creadora de bares como ABQ, inspirado en la exitosa serie Breaking Bad– también ofrecerá una zona «vestidos» para quienes no deseen sacarse la ropa.
«Si bien el naturismo es un estilo de vida mediante el nudismo social en contacto con la naturaleza, los restaurantes nudistas no van contra nuestras propuestas siempre que respeten la ética naturista», opina al respecto Florencia Brenner, integrante de Apanna (Asociación para el nudismo naturista argentino), una entidad civil sin fines de lucro, que promueve la práctica del nudismo naturista. Este se define por: «respeto a sí mismo, respeto al otro y respeto al medio ambiente», algo, según Brenner, alejado de la percepción prejuiciosa que asocia «al nudismo social y familiar con lo sexual, lo pornográfico y lo exhibicionista, con el descontrol, con la promiscuidad y con la falta de normas de conducta».
En la Argentina ya existe un restaurante nudista en Playa Escondida, Mar del Plata. En realidad, se trata, en palabras de sus administradores, «más de un lugar para comer donde, si te querés sentar desnudo, lo podés hacer y está todo bien; está dentro del contexto del parador». El acceso a la playa es público.
Para Brenner, quien también es editora de la revista digital Nudelot, el atractivo de estos sitios, tanto acá como en Francia, reside en que «estar desnudo forma parte de la vida cotidiana. Ir de la cabaña a la playa o al comedor es algo indistinto. Hay una comunidad donde todo depende de las preferencias de cada persona, por ejemplo, vestirse, si hace frío; por eso, no se pueden hacer reglas estrictas. El desnudo tiene que ser placentero».
En Nueva York, la onda nudista comienza a extenderse a clases de yoga y a clubes de teatro, con comediantes que hacen sus rutinas desnudos. ¿Será solo una moda?

 

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