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Hongos versus mosquitos

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Científicos platenses descubrieron un microorganismo capaz de matar a las larvas del Aedes aegypti, responsable de transmitir el dengue, la fiebre Chikungunya y el zika. Las ventajas de un insecticida que no genera resistencia en los vectores.


Riesgo. El Aedes Aegypti es portador de virus de distintas enfermedades. (CDC/Phanie/Rex Shutterstock/ Dachary)
 

En 2016, la Argentina atravesó la peor epidemia de dengue de su historia, con más de 40.000 casos autóctonos confirmados y más de 76.000 notificados.
Hasta ahora, cuando se habla de combatir al Aedes aegypti, mosquito responsable de la transmisión de la enfermedad, solo se menciona al descacharrado personal que cada vecino debe hacer en su casa. La fumigación, en tanto, según los expertos, no resulta efectiva ya que el producto utilizado genera resistencia en los mosquitos, que se hacen fuertes frente al agente químico utilizado, en este caso un organofosforado. Por este motivo, científicos del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), pensaron en la posibilidad de combatir el vector, que también transmite la fiebre chikungunya y el virus del zika, mediante un agente biológico, en este caso un hongo llamado Leptolegnia chapmanii, que descubrieron en charcos de agua de la localidad platense de Melchor Romero.
«Este hallazgo es producto de 40 años de investigación. Nosotros buscamos larvas de mosquitos y este hongo lo encontramos en un lugar al que vamos siempre luego de una lluvia intensa porque hay una gran cantidad de larvas. Lo que vimos en una de esas búsquedas fue que muchas larvas estaban muertas o moribundas. Al llevarlas al laboratorio observamos que había un agente infeccioso. Lo seguimos estudiando, lo cultivamos y vimos que era un hongo. Posteriormente, hicimos estudios de campo y confirmamos que era un organismo patógeno que mata a las larvas en 24 horas como máximo», detalla en diálogo con Acción Juan García, investigador perteneciente al CEPAVE y quien está a cargo del proyecto.

 

24 horas
Entre las principales ventajas de este larvicida biológico se encuentra el hecho de que no genera resistencia en los mosquitos. «Este larvicida se utilizaría de la misma forma que se utilizan los actuales productos para fumigar, la ventaja es que afecta solamente a las larvas, es decir que con el resto de la fauna y flora no hay ningún problema, además como es un organismo es mucho más difícil que el mosquito desarrolle resistencia como le pasa al principal larvicida que hay en el mercado, que es un organofosforado», explica García.
Otra de las ventajas es que este hongo puede permenecer en el charco de agua aun cuando este se seque, es decir, queda latente hasta por varios años esperando que se inunde nuevamente.
Como medio de reproducción, los científicos platenses están utilizando aceite de girasol, pero ahora tienen que lograr que el hongo permanezca vivo en recipientes entre seis meses y un año. «Nos pusimos en contacto con investigadores del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI) para escalar la producción, llevarla a fermentadores en medios líquidos. Queremos que cuando dentro de un tiempo abramos la tapa donde conservamos el hongo, siga teniendo su poder larvicida», sostiene García.
Hasta el momento han aparecido empresas interesadas en producir este larvicida tanto en México como en Nicaragua, pero curiosamente en Argentina no. «Sin dudas, el principal uso de esto a futuro tiene que darse por parte del Estado, mientras tanto la forma de prevenir la enfermedad es eliminar las larvas sacando los recipientes con agua que no sirven y poniéndole tapas a los que sí sirven, además de usar repelentes. También sería bueno que el Estado estuviera presente capacitando a los médicos para detectar la enfermedad», concluye el investigador.

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