21 de agosto de 2025
El Gobierno porteño anunció que quienes busquen alimentos entre los residuos serán debidamente castigados. El dudoso «privilegio» de vivir de lo que otros desechan.

Advertencia. Jorge Macri amenazó penar con una multa exorbitante a quienes consiguen rescatar algo de los contenedores.
Foto: Getty Images
«Di la orden al Ministerio de Seguridad y a la Policía de la Ciudad de que si encuentran a alguna persona o grupo de personas removiendo basura de los contenedores y ensuciando nuestra ciudad, les exijan que limpien y ordenen todo de inmediato. Si se niegan, que los sancionen según la normativa vigente», escribió el jefe de Gobierno Jorge Macri en un posteo en X que además incluyó un video de un operativo en el que la policía registra a dos personas que revolvían residuos y las obliga a limpiar el lugar. «Hasta $900.000 de multa si te gusta hurgar la basura en la Ciudad. Sí, leíste bien. La orden es clara: quien saque bolsas de los contenedores y deje todo tirado, limpia en el acto o lo paga caro», escribió por su parte la vocera del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Laura Alonso, en la misma red.
El mensaje es más que claro: la casta de quienes buscan en la basura alimentos o bienes descartados para utilizar o vender y dejan tras de sí los residuos fuera del contenedor debe renunciar a sus privilegios o pagar por las consecuencias de sus actos.
Sin embargo, no todo está perdido para quienes pasan parte de su día entre los desperdicios generados en CABA y no suelen tener ahorrados 900.000 pesos para abonar una multa. Todo depende de cómo presenten su actividad ante las fuerzas del orden.
Vanguardia
En 1913, el artista francés Marcel Duchamp presentó Rueda de bicicleta, una obra de arte que consistía en una rueda de bicicleta montada sobre un taburete que es considerada una de las primeras obras ready-made, objet trouvé o arte encontrado. Cuatro años más tarde creó Fuente: un urinario de porcelana firmado y presentado como obra de arte que causó gran controversia. La frontera entre arte y basura, como aprendimos gracias a Homero Simpson, es lábil desde hace más de un siglo y eso, señor, señora o niño que recibe advertencias de multas, puede jugar a su favor. Y si ninguno de esos argumentos conmueve a quien pretende que paguen, tienen la chance de negar todo y afirmar que eso no es basura.
Tributo
Estamos atravesando un auge del cosplaying, que es el nombre que lleva la práctica en la que las personas se disfrazan de personajes de ficción, generalmente de obras como libros, películas, videojuegos o cómics. Si la multa está a punto de recaer sobre su habitualmente escaso patrimonio, siempre está a tiempo de decir que estaba preparando su caracterización de la inolvidable Montaña de Basura de la serie Fraggle Rock, una de las creaciones más inspiradas de Jim Henson, el artífice de Los Muppets y Laberinto, la película protagonizada por David Bowie.
Pop
Ante una multa inminente por revolver los tachos de la no muy pulcra Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es posible declararse víctima de la influencia nociva de la música y sus mensajes irresistibles en forma de hit o por medio de éxitos de culto que incluyen versos como «Colecciono porquerías, color y olor insano. Busco valor en el cartón, en el piso. La basura tiene un precio que no puedo dar».
Ahora ya lo saben, consumidores de basura: con ingenio, referencias y el marco teórico adecuado, una persona en situación de calle puede seguir dedicándose sin inconvenientes a permanecer en su zona de confort y gozar del placer único que genera la exploración de tachos y contenedores para subsistir mientras la libertad… avanza.