26 de enero de 2024
La subvariante JN.1 está causando un incremento de contagios a nivel mundial y en el país los casos se duplicaron en las últimas semanas. Baja en la aplicación de refuerzos y escasez de campañas.
Varsovia. En Polonia, como en otros países europeos, las máscaras vuelven a ser un hábito cotidiano.
Foto: Getty Images
En las últimas semanas, los casos de covid-19 en el país registraron un incremento impulsado por la subvariante JN.1, causante de una ola en el hemisferio norte, que atraviesa el invierno. Si bien no se encendieron las alarmas, sí volvió a tomar fuerza la importancia de completar los esquemas de vacunación, aplicar los refuerzos correspondientes e incorporar medidas de prevención, como la ventilación cruzada, que fueron clave para limitar la propagación en tiempos pandémicos.
El Ministerio de Salud de la Nación emitió finalmente un comunicado advirtiendo que «la estrategia de refuerzo de vacunas es fundamental para mantener una protección adecuada que permita prevenir complicaciones, hospitalizaciones y muertes por esta enfermedad».
Hasta comienzos de enero, la cobertura total del país con primera dosis era del 93,6%, con bajas coberturas en menores de 3 años, y del 100% en mayores de 50 años, en tanto que las coberturas totales del esquema primario completo era del 82,4%, y del 91% en personas mayores de 18. El problema está en los refuerzos: solo los recibió el 49,6% de la población, con un porcentaje que se acerca al 75% en los mayores de 50 años.
La subvariante JN.1 fue clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como variante de interés el 18 de diciembre de 2023 y rápidamente se volvió prevalente en países como Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Singapur. El organismo internacional también informó que el número de infecciones por covid-19 está en ascenso y señaló que «se espera que la tendencia continúe en los próximos meses de invierno boreal». Si bien JN.1 es considerada como la causa de los incrementos, agregaron que «la información disponible no sugiere que la gravedad de la enfermedad asociada a esta variante sea mayor en comparación con otras variantes circulantes».
Más que un resfrío
El médico infectólogo Tomás Orduna señala que «hubo un pequeño aumento de casos que en principio no es preocupante» y sostiene que, en todo caso, «esto sirve para alentar y alertar fuertemente a la población sobre la necesidad de continuar vacunándose sobre la base de las recomendaciones del Ministerio».
El especialista explica que «las subvariantes siempre pueden ser un factor que aumente la posibilidad de expresión de cuadros clínicos, que se van a comportar en su casi totalidad como cuadros de resfrío, al igual que los coronavirus autóctonos, endémicos, históricos, que son los anteriores al conocimiento de SARS-CoV-2». Para Orduna, además, el cambio de variantes no reviste, por el momento, preocupación, ya que «son siempre vigiladas», pero insiste en las medidas preventivas, así como la relevancia de completar el esquema de vacunación y aplicar los refuerzos correspondientes. «Tenemos que sostener la ventilación cruzada y mantener el alerta de no compartir espacio con otras personas durante cuatro o cinco días si tengo un pequeño resfrío, porque puede ser la expresión más frecuente de covid» y advierte que, el encierro con aire acondicionado y sin ninguna ventana abierta «genera un lugar perfecto para la transmisión».
Para el físico e investigador del Conicet Jorge Aliaga, «cuando uno empieza a conocer un montón de gente que está con covid, es que hay bastante». Y si bien no se puede cuantificar porque ya no se realizan testeos masivos, de un promedio semanal de 80 casos en diciembre, el número saltó a más de 500 casos en enero.
La imperceptible campaña de vacunación llevó a una consecuente baja en la aplicación de refuerzos y el escenario de cuidados se revierte. Para Aliaga, «en lugar de tener buena inmunización para cuando llega una nueva variante, termina pasando que la gente se acuerda de darse un refuerzo cuando ya está circulando» y cuestiona que «honestamente ningún gobierno, ni nacional ni provinciales, quieren hablar más del tema porque lamentablemente se impuso el discurso de “mejor dar vuelta la página” y prima la libertad de cada uno».
Ventanas abiertas
«Ya sabemos que la propagación del virus es por el aire», recuerda Aliaga y lamenta que poco se haya aprendido, y que incluso no se tenga en cuenta la importancia de ventilar y medir la concentración de dióxido de carbono, para prevenir no solo covid, sino también otras enfermedades respiratorias. «Hay medidores arrumbados y en el invierno pasado hubo un brote enorme de bronquiolitis en las escuelas, cuando es evitable si se ventilan bien los ambientes», resalta e insiste: «Si estamos en un sitio donde el aire es saludable, vamos a bajar la probabilidad de tener covid, gripe y otras enfermedades; vamos a estar más saludables en general».
Para el científico, «hasta ahora la humanidad ha tenido suerte» porque todas las variantes que llegaron después de ómicron son más contagiosas pero no más letales. Pero no es motivo para relajarse: hubo una suba de casos en septiembre y diciembre de 2023 y ahora en enero. Frente a este escenario, Aliaga insta a recordar que «esto sigue dando vueltas, que sigue falleciendo gente y que sigue siendo más letal que la gripe; ventilemos y mantengamos la vacunación al día».
Si algo se aprendió durante los años de pandemia, es momento de volver a ponerlo en práctica con el objetivo de proteger al otro, evitar la propagación del virus y cumplir con lo que Orduna llama «reglas de etiqueta social»: taparse con el codo al toser y estornudar, descontaminar las manos y sostener la ventilación cruzada.
Y recuerda quiénes tienen que estar vacunados contra el covid-19: «Mayores de 50 años cada seis meses, menores de 50 años sin patologías de riesgo una vez por año, menores de 50 años con patologías que aumentan el riesgo de cuadros más graves –como diabéticos, cardiópatas, pulmonares crónicos, inmunocomprometidos– cada seis meses también un refuerzo».
De sostener la inmunización, «la expresión clínica va a ser mínima», agrega el médico miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, «con la consecuente baja en el riesgo de cuadros graves y de mortalidad».
El programa de vacunación que se implementó durante la pandemia hoy se refleja en las bajas tasas de letalidad, sin embargo, concluye Orduna, «tenemos que seguir enfatizando, debe ser cumplido a rajatabla porque esa es nuestra principal manera de protegernos».
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