8 de julio de 2024
Fracasó en la OMS el intento de consensuar un tratado internacional para prevenir futuras pandemias. Transferencia de tecnología y propiedad intelectual, los puntos conflictivos de una negociación sin resultados.
Prevención. Es necesario un instrumento internacional para fortalecer la preparación y respuesta frente a una epidemia mundial.
Foto: NA
La Organización Mundial de la Salud fracasó en su intento de lograr un tratado vinculante para prevenir futuras pandemias. En la 77ª Asamblea Mundial de la Salud, que se realizó del 27 de mayo al 1° de junio, no hubo acuerdo entre los 194 Estados miembros, que en noviembre de 2021 habían concertado poner en marcha un proceso mundial para redactar y negociar un instrumento internacional, con la finalidad de fortalecer la prevención, preparación y respuesta frente a las pandemias. En vista de los efectos del covid-19, dieron inicio a un proceso de redacción de un nuevo convenio que garantizara estar mejor preparados y protegidos.
Tras la desigual distribución y acceso a vacunas, tratamientos y diagnósticos, si algo dejó en evidencia la pandemia fue la necesidad de encarar acciones globales conjuntas a futuro. Pero lejos de «salir mejores», la negativa para consensuar un tratado pandémico vinculante demostró que el mundo no aprendió la lección: que ningún país ni ningún Gobierno, pudo hacerle frente por sí solo.
Los cimientos del acuerdo, en principio, proponían «garantizar la equidad en el acceso a las herramientas necesarias para prevenir pandemias (en particular tecnologías como vacunas, equipos de protección personal, información y conocimientos especializados) y en el acceso a la atención de salud para todas las personas».
«A lo largo de los dos últimos años, los Estados miembros de la OMS han dedicado enormes esfuerzos a hacer frente al desafío planteado por la covid-19 y a dar respuesta a las pérdidas que ha causado, entre las que se incluyen al menos 7 millones de vidas», había declarado el director general de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus, pocos días antes del encuentro mundial que selló la postergación por un año del documento internacional que ponía bajo la lupa las asimetrías en el acceso y la vulnerabilidad de los países en vías de desarrollo.
Ver a futuro
«Se necesita de una estrategia global porque la salud no respeta fronteras y esto quedó de manifiesto en forma muy clara con la pandemia de Sars Cov 2», sintetiza en diálogo con Acción Juan Manuel Castelli, exsubsecretario de Estrategias Sanitarias en el Ministerio de Salud de la Nación durante la emergencia sanitaria que se desató en marzo de 2020, y que tuvo en vilo al planeta por más de dos años.
«Entendimos, a principios de 2022, que teníamos que tener una lección aprendida como mundo, para responder mejor, prevenir y prepararnos ante nuevas pandemias», sostiene Castelli y advierte: «Van a ocurrir, más tarde o más temprano, por diferentes organismos que pueden ser reemergentes o emergentes».
Entre sus principales puntos, el acuerdo busca establecer «acuerdos mundiales de preparación y respuesta que contribuyan a prever y prevenir futuras pandemias y hacerles frente de manera más eficaz cuando se produzcan», lograr una «financiación sostenida y previsible para la preparación y respuesta frente a emergencias sanitarias», y establecer «mecanismos de gobernanza y supervisión para incrementar la confianza, garantizar la rendición de cuentas y fomentar la transparencia».
«El punto que no terminó de cerrar y por eso se pospuso su aprobación por un año más, es el referente a la transferencia de tecnología y propiedad intelectual, que siempre es el más conflictivo», apunta Castelli y explica que, para dar respuesta en situaciones de pandemia, «los países tienen que generar un compromiso para transferir a aquellos que tengan la capacidad de utilizar esa tecnología y producirla».
Un claro ejemplo fueron las vacunas: las naciones que ya contaban con transferencia y capacidad instalada, fueron generando la posibilidad de dar respuesta, primero para su población, y luego en función de diferentes acuerdos y en forma inequitativa, para que llegara a otros lugares.
«El punto más crítico es que la investigación sea abierta», recalca a la vez que sintetiza que «el tratado propone transferencia de tecnologías para los países que sí la puedan desarrollar, para que en todos los continentes al menos haya una cantidad de países que puedan dar respuesta» y recuerda: «Argentina y Brasil fueron los dos países de América del Sur que, con capacidad instalada, tuvieron transferencia de tecnología ARN para la producción de vacunas».
Tedros Ghebreyesus. El director de la OMS destacó «los enormes esfuerzos para hacer frente al desafío planteado por la covid».
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Soberanía
El tratado se sigue discutiendo, Argentina participa con sus representantes de reuniones en paralelo a la Asamblea junto con un grupo de trabajo, en las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional. «Las que se acordaron están firmadas, por eso no entendí bien qué aclaración se hizo al respecto sobre ese reglamento», dice Juan Manuel Castelli, sobre la declaración del vocero presidencial, Manuel Adorni, quien sostuvo que el Gobierno no firmará ningún acuerdo «que pueda afectar la soberanía nacional».
«Nunca se relega soberanía», aclara Castelli y explica que la OMS cumple un rol de consulta y apoyo y tiene «principios de respeto de la soberanía de los Estados miembros y las decisiones y recomendaciones no son vinculantes, a no ser que el país decida adoptarlas».
El ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, también se manifestó a través de las redes sociales y criticó al Gobierno por la decisión de no suscribir al Tratado. «La soberanía se construye en diálogo con todos los organismos internacionales, con capacidad de incidencia y no con propuestas abstencionistas», dijo y señaló que es en la OPS y la OMS «donde se juega la soberanía sanitaria de las naciones». «Son los organismos intergubernamentales quienes mejor expresan los intereses de países como Argentina. Si debemos tener una postura crítica, sería por falta de articulación y no por avasallamiento a la soberanía», expresó.
De firmarse el tratado pandémico, del cual participan organizaciones y organismos internacionales con académicos, sociedades científicas y referentes para asegurar la mayor transparencia y posición plural posible, «tiene que ser presentado en el Congreso para ser refrendado».
«Nadie nos puede obligar, incluso habiendo firmado las enmiendas», recalca y aclara que las propuestas «se pueden tomar o desestimar; aunque por supuesto que sus recomendaciones sirven a las respuestas globales en beneficio de todos».
Generar acuerdos y prepararse para una futura pandemia, planificar una potencial respuesta coordinada y colaborativa se impone como una lógica respuesta. Porque sin dudas, una de las grandes evidencias de la pandemia de covid-19, es que nadie se salva solo.