Los partos múltiples aumentaron un 30% en la última década, debido a los tratamientos de fertilización, pero también a causa de factores genéticos y del retraso de la edad de procreación. Cómo es ese lazo singular que se teje desde antes de nacer.
31 de octubre de 2018
Famaillá. 850 parejas de hermanos de distintas ciudades del país se dieron cita en la décima edición del Encuentro Nacional de Mellizos. (Walter Monteros)
Se multiplican sin pausa y consolidan una tendencia, siempre de a dos. Su índice de nacimientos supera a los de toda la población. Los mellizos son almas gemelas y no se trata de una metáfora ocasional. Tienen un mundo propio donde corren con ventajas o desventajas, incluso desde la escolaridad más temprana. En el lenguaje clínico se los define como dicigóticos porque –a diferencia de los monocigóticos o gemelos idénticos– provienen de dos óvulos fertilizados y no de uno. Las estadísticas más confiables corroboran que los múltiples, como se los conoce en la jerga médica, aumentaron un 30% en los últimos diez años. De ese porcentaje, la inmensa mayoría (un 95%) son pares de hermanos que nacen en un mismo parto. En la Argentina cualquier especialista consultado dirá que «influyeron de manera notable los tratamientos de fertilización asistida». Pero hay otras causas: si se interrumpe la ingesta de anticonceptivos puede darse un efecto rebote y que la mujer tenga una ovulación múltiple; la edad de la madre que, cuando supera los 35 años, incrementa la posibilidad de que nazcan dos niños y hasta factores genéticos o de predisposición familiar.
A los mellizos o gemelos se les atribuye una empatía entre ellos fuera de lo común. La psicoanalista Antonia Mollo, exprofesional del hospital infanto-juvenil Tobar García, explica: «Tienen un lenguaje peculiar para los dos. Se entienden y funcionan como una dupla y van en contra de los padres los dos juntos, aunque uno sea más tranquilo. Por eso hay que retarlos por separado. Si uno hace lío y el otro no, hay que sacarlo al que lo hizo del foco del otro hermano y advertirlo aparte. Lo que digo es lo que he visto en la clínica».
Se da por aceptado que los múltiples son –en promedio– un 2% o poco más de la población mundial. Uno de los estudios más completos que abordó el tema de la incidencia gemelar en la demografía moderna lo hicieron los investigadores Jeroen Smits de la Universidad de Radboud, Holanda, y Christiaan Monden de la prestigiosa Oxford, Inglaterra. Los dos armaron una base de datos que contiene información de 76 países que se recopiló entre 1987 y 2010 sobre aproximadamente 2,5 millones de nacimientos de 1,4 millones de mujeres. El objetivo de trabajar con estadísticas de mellizos y gemelos era estudiar las desigualdades entre niñas y niños en variables como educación, salud y mortalidad infantil.
Casos difíciles
Laura Pérgola es licenciada en Letras y además, mamá de gemelos. Preside Multifamilias, una fundación creada en el año 2000 que se aboca a la problemática de los embarazos múltiples. Dice que «los índices a nivel mundial son semejantes a los que tenemos en la Argentina. El 2% puede que aumente hasta 2,3% o 3% si tomamos ciudades donde se practican tratamientos de fertilización en cantidades importantes, como sería Buenos Aires. En 2008 cotejamos la base de datos de la Dirección Nacional de Personas con la nuestra y las cifras nos daban casi igual».
La institución que integra Pérgola, la única de ese tipo en el país, surgió por iniciativa de Silvia Pintos y Ximena Neill, madres de gemelos que participaban en foros virtuales de España. Allá las instaron a hacer algo parecido en la Argentina. En 2007 y después de ganar un premio en Estados Unidos, Multifamilias se transformó en una fundación. Hoy asesora a mujeres que vivieron embarazos múltiples, les brindan asistencia jurídica y económica en casos complejos, realizan talleres en escuelas e intentan conseguir sin éxito una ley para que se extienda la licencia por maternidad y paternidad en los casos donde se producen nacimientos de mellizos, trillizos o cuatrillizos.
«Nosotras ayudamos mucho a Andrea Pereyra, una mamá que era menor de edad cuando tuvo dos veces trillizos en Lanús con dieciséis meses de diferencia entre los dos partos. Sus hijos son ahora adolescentes y el año pasado le dimos una mano con la fiesta de 15 de la nena, el resto son cinco varones», cuenta Pérgola. La madre de esa historia es de origen humilde, fue abandonada por su marido, no recibe cuota alimentaria y se multiplica haciendo distintos trabajos.
La problemática de los hermanos múltiples se agranda cuando ingresan a la escuela. Por una norma no escrita, se tiende a separarlos. Incluso desde la educación preescolar. La psicóloga Mollo es partidaria de que «vayan a colegios o cursos distintos, debería ser así. Se suele decir que al jardín tienen que ir juntitos porque sufren el desapego de la mamá y también del hermano. Pero si se los educa desde chiquitos en que son seres individuales, no van a padecer la separación». La profesional sostiene que «cuando vienen a terapia trabajo con uno y al otro mellizo o gemelo lo derivo. Porque los padres quieren que atienda a los dos como si fueran al pediatra».
Marta Fatone es médica y psicoanalista. Junto a Pérgola trabajan a la par en Multifamilias y disiente con Mollo: «Los múltiples deberían estar juntos hasta que decidan separarse y no forzarlos. El fundamento clásico de la separación es que cada uno se individualice y se desarrolle sin estar pegado al hermano. Pero cada caso hay que evaluarlo con los padres. Porque se puede producir un daño psíquico a los mellizos o gemelos. Hoy mediante un escrito se puede alegar ese problema como hizo el papá de dos nenas en Tigre que acudió al Consejo Escolar y dijo que se hacía responsable».
Mitos y creencias
El esposo de Fatone, el médico y psicoanalista brasileño Luiz Velloso, fue un especialista que atendió a muchos mellizos y gemelos –él era uno– y que publicó artículos y libros sobre el tema de los hermanos múltiples hasta su muerte, el 21 de marzo de 2013. Decía que «separarlos en distintas aulas como tratamiento generalizado no es la solución adecuada, como tampoco lo es en todos los casos inscribirlos al mismo curso».
El mundo de los mellizos está basado en mitos y creencias sin base científica. Como que saltan una generación cuando está comprobado que el factor hereditario influye por vía materna y transmite de madres a hijas la chance de tener gemelos fraternos (también así se llama a los mellizos). La realidad indica que en la época de la reproducción asistida, se elevó el porcentaje de embarazos múltiples. Pero así como los nacimientos de este tipo aumentaron en la década del 90 –con los quintillizos Riganti y Ruffini o los sextillizos López–, los centros de fertilización ahora son mucho más precisos. Implantan uno o dos embriones como máximo. Por eso se ven más mellizos. Pero contra lo que indica un pensamiento popular, el 75% de esas parejitas de niños nacen de manera natural, sin inseminaciones ni probetas.