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La Argentina se encuentra entre los 20 países en los que más ha descendido la muerte intrauterina en los últimos 15 años, según un estudio reciente de la revista científica británica «The Lancet». Factores de riesgo y estrategias de prevención.

Medidas. El subsidio a las embarazadas mejoró los indicadores sanitarios. (Guadalupe Lombardo)

 

Cada año mueren en el mundo 2,6 millones de bebés en gestación. La mitad de esas muertes intrauterinas –1,3 millones– ocurre durante el trabajo de parto y el nacimiento, y la mayoría son evitables. En Argentina, la muerte intrauterina representa el 0,45% de los nacimientos (4,5 por mil), esto significa 5017 muertes por año (aproximadamente 14 por día). La buena noticia es que, de acuerdo con un reciente informe publicado por la prestigiosa revista científica The Lancet, a nivel local se logró una disminución de la muerte fetal en los últimos tres lustros que lleva a que el país se encuentre con cifras similares a las que tienen Francia, Rusia e Israel.
«La Argentina se ubicó entre los 20 países que más bajaron la muerte fetal en los últimos 15 años, con una disminución anual del 3%, este porcentaje es alto», indicó en diálogo con Acción José Belizán, médico obstetra e investigador del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) que trabajó en la revisión de los artículos de The Lancet.
«En todos los países, el riesgo de muerte intrauterina es mayor para la población marginal. Las desventajas sociales están asociadas con duplicar el riesgo de muerte intrauterina en países con rentas altas, este efecto es mucho mayor en países con rentas medias y bajas», señala el informe llevado a cabo por un grupo de estudio formado por profesionales del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA); Save the Children; el Instituto Noruego de Salud Pública; el Instituto de Investigación Mater; la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres; y las universidades de Queensland (Australia) y Manchester (Reino Unido) que se encargó de analizar la situación de 186 países incluida Argentina. A nivel regional, de acuerdo con el trabajo, existen grandes diferencias entre los países de América Latina. En Chile y Argentina el riesgo de sufrir una muerte intrauterina es similar al de Estados Unidos, mientras que Haití tiene los mismos niveles que África. En tanto, Cuba se ubica entre los 10 países del mundo que más redujeron la tasa de muerte fetal junto con los Países Bajos, China y Polonia.
«En Cuba se ha logrado la equidad social, es uno de los países más equitativos del mundo, no hay grandes ricos ni grandes pobres. Es sabido que los países que están mejor tienen menos mortalidad en todas las etapas de la vida, la equidad o la inequidad están asociadas con esto. La Argentina logró en los últimos 15 años una disminución marcada de la inequidad social, existieron muchas medidas, entre ellas la Asignación Universal por Hijo y el subsidio a las embarazadas, que significaron no solamente una mejoría socioeconómica sino también las condiciones para que se cumplan acciones de salud. Por otra parte, aquellas mujeres que tienen un acceso amigable y sencillo a la salud materna y que pueden consultar a su centro de salud tienen menos posibilidades de sufrir una muerte fetal porque se detectan los problemas a tiempo o se hace un buen control del trabajo de parto», enfatizó Belizán.
En general los factores de riesgo para la muerte intrauterina son las complicaciones del embarazo, enfermedades añadidas durante la gestación tales como las infecciones, la diabetes, la obesidad materna, hipertensión, algunos embarazos en los extremos de la vida como en las adolescentes o en las mujeres añosas y las malformaciones congénitas. No obstante, existen muertes inexplicables.
Cuando esto ocurre difícilmente las parejas estén preparadas para afrontar el duelo que significa la pérdida de un hijo en gestación. «La muerte intrauterina sigue oculta a la sociedad», advierte el estudio publicado en The Lancet.
Para Belizán, «hay que dimensionar el dolor que producen estas muertes y trabajar en los factores de riesgo, que son las infecciones durante el embarazo; la diabetes; la obesidad; la hipertensión y los embarazos adolescentes y de madres añosas. Fortalecer el acceso y la calidad de los servicios de atención resulta fundamental».

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