20 de septiembre de 2023
El gobernador republicano impulsó una ley que prohíbe el uso de la aplicación para que los datos de los ciudadanos no sean acumulados «por los chinos».
Este año el estado de Montana, en Estados Unidos, decidió prohibir el uso de la aplicación TikTok, de origen chino, en los celulares de la población. El gobernador republicano Greg Gianforte, quien impulsó la ley aprobada en mayo, es además empresario y programador, o sea, alguien que comprende el negocio tecnológico basado en aplicaciones, acumulación de datos y publicidad. Según sus palabras, el objetivo de la prohibición es «proteger los datos personales y privados de los montaneses para que no sean acumulados por el Partido Comunista Chino». Nada menos.
El año que viene, cuando entre en vigencia la medida, Google, Apple y demás empresas deberán impedir la descarga de la aplicación para no pagar multas de 10.000 dólares diarios por cada infracción. La complejidad para implementar con efectividad esta prohibición selectiva es enorme o, tal vez, insalvable.
¿Es realmente posible hacer algo así? ¿Por qué tanta preocupación por una app que hace lo mismo que tantas otras?
Mucha data
En 2019, Donald Trump –por entonces presidente de los Estados Unidos– firmó una orden ejecutiva en la que afirmaba que las aplicaciones de origen chino «amenazan la seguridad nacional» y apuntó explícitamente contra TikTok.
Según el Gobierno de ese país, TikTok es una gigantesca aspiradora de datos de los ciudadanos estadounidenses, sobre todo jóvenes, que permite tomarle el pulso y guiar una parte significativa de los contenidos que se usan para manipular a la sociedad. Otra razón más trivial, pero que seguramente influyó, fue que la red se usó para organizar el exitoso boicot a un acto de campaña de Trump en Tulsa en 2020.
Durante meses se produjeron negociaciones entre la empresa matriz de TikTok, ByteDance, y el Gobierno estadounidense para encontrar una salida intermedia. Una posibilidad era forzar a la red social a encontrar un socio local. ByteDance pareció dispuesta a aceptar la condición, pero no quedaba claro si abrirían su algoritmo, la fórmula mágica que explica en buena medida el éxito de la red social. Microsoft y Oracle parecieron interesados, pero la operación nunca se concretó.
La preocupación por el crecimiento de esta nueva red social no es exclusiva del Gobierno. En 2022, Mark Zuckerberg, el CEO y fundador de Meta, corporación que contiene Facebook, Messenger, WhatsApp e Instagram, entre otras, explicó que el éxito de TikTok es una de las razones por la que su empresa insignia, Facebook, había detenido su crecimiento.
Lo que estaba ocurriendo era que los jóvenes estadounidenses elegían masivamente la red social china. Los intentos por imitar desde Instagram la capacidad del algoritmo de TikTok para atrapar usuarios fracasaron. El tiempo de uso es clave para estas redes que venden esa atención a los anunciantes, quienes pagan por intercalar sus publicidades.
Efectos no deseados
Lo que parecía un capricho de Donald Trump terminó siendo una preocupación transversal al Gobierno estadounidense: el nuevo presidente, el demócrata Joe Biden, retomó el tema y siguió evaluando distintos mecanismos. En ese contexto, el estado de Montana sirve de laboratorio para evaluar los efectos no deseados de prohibir TikTok en los Estados Unidos.
El primer desafío es evitar la hipocresía: en Estados Unidos etiquetan a China como «dictadura» por bloquear el acceso de numerosos sitios y aplicaciones en ese país. Así se abre la puerta a que los norteamericanos reclamen por la libertad de elegir. Algunos ya iniciaron una demanda contra la medida porque, según entienden, viola la libertad de expresión contemplada en la primera enmienda de la Constitución de ese país.
Por otro lado está el desafío técnico de bloquear solo a los usuarios que estén dentro de Montana para que no puedan descargar la aplicación. Entre los muchos métodos para saltear la prohibición está el uso de una VPN para anonimizar las descargas; algo que, justamente, muchos hacen en China para evitar los controles del Gobierno local.
Por otro lado, la experiencia indica que hay pocas cosas más tentadoras para quienes tienen cierto conocimiento informático que superar los escollos tecnológicos que buscan imponerles. Es decir que se podría esperar que el efecto de prohibir TikTok, al darle un cariz rebelde a su uso, sea exactamente el contrario al buscado. Y, por si fuera poco, no está claro cómo controlarán los agentes del Gobierno que las corporaciones sean responsables de la descarga de la aplicación en Montana.
Pero lo peor para Estados Unidos, al menos desde lo simbólico, es que abre la puerta para que las democracias capitalistas occidentales comiencen a prohibir aplicaciones por cuestiones de seguridad nacional. Si eso ocurriera, todos los países de Occidente deberían prohibir a su población utilizar Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, etcétera, porque también acumulan datos de sus ciudadanos. De hecho, a diferencia de lo que ocurre con TikTok, ya está comprobado que estas aplicaciones norteamericanas se usan para manipular y espiar a la población como demostraron el escándalo de Cambridge Analytica o las filtraciones de Edward Snowden.
¿Cómo regular?
En este contexto, la decisión del Estado de Montana plantea serios desafíos para el Gobierno. El descontento de los jóvenes estadounidenses en un país que no les ofrece demasiadas posibilidades de progreso puede ser explotado a través de una aplicación que tiene enorme capacidad para guiar el contenido al que acceden.
Un pequeño retoque del algoritmo permitiría una campaña masiva para viralizar los mejores videos que planteen, por ejemplo, que prohibir TikTok es una medida dictatorial y prueba de la hipocresía gubernamental. Los políticos tradicionales ya tienen serios problemas para conquistar a los electores más jóvenes en un país en el que votar no es obligatorio. Es posible que una medida que afecta directamente sus consumos culturales produzca una reacción poco positiva.
ByteDance ya dejó claro que peleará contra la decisión por todos los medios disponibles. Su argumento principal es que no solo se están afectando sus intereses comerciales, sino la democracia misma. Un ejecutivo resumía la cuestión así: «Queremos asegurarle a los montaneses que pueden continuar usando TikTok para expresarse, ganarse la vida y encontrar comunidades mientras seguimos defendiendo los derechos de nuestros usuarios dentro y fuera de Montana».
La aplicación china se presenta como mártir de las libertades individuales, aunque, de hecho, TikTok está prohibido en China. En cambio, los chinos pueden acceder a una aplicación muy similar llamada Douyin que es monitoreada por el Estado para, según argumentan, garantizar que no se utilice como vector de campañas de desinformación.
Lo que está ocurriendo con TikTok es otra muestra de la tensión geopolítica entre Estados Unidos y China, en la que el primer país acusa al segundo de las mismas cosas que viene haciendo hace tiempo. De esa manera pone en evidencia que sabe exactamente de qué hablan cuando considera que está en juego la seguridad nacional.
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