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La mejor forma de crear buenos lectores es contarles cuentos a los chicos en voz alta desde una edad muy temprana. Además de potenciar la imaginación, el vocabulario y la comprensión, el hábito fortalece los vínculos entre padres e hijos.


Juntos. El 49% de los padres argentinos les leen a sus hijos con frecuencia. (Jorge Aloy)

 

Para que los chicos se conviertan en buenos lectores, no basta con que en una casa haya una biblioteca y los padres lean. También es fundamental la lectura en voz alta a edades tempranas. En los Estados Unidos, desde 2008, la Academia de Pediatría recomienda leerles a los niños desde que nacen, ya que, además de habilidades de lectura, este hábito promueve la comunicación y las relaciones entre padres e hijos.
«Es sumamente importante», dice Nora Leone, exdirectora nacional de Educación Inicial del Ministerio de Educación de la Nación. «A través de la lectura en voz alta, el bebé toma contacto con la palabra oral de un adulto significativo. En el nivel inicial tiene un valor suplementario, porque el niño no puede leer por su cuenta. Y en la primaria y secundaria, además de la lectura en voz alta, tiene mucho valor la lectura personal», agrega.
Leer cuentos a la hora de dormir brinda un espacio para que los padres y sus hijos estén juntos. «Los adultos suelen modular la voz, mostrar figuras, contestar preguntas y, de este modo, unen a la lectura, el encuentro. Son momentos placenteros que llevan a los chicos a desear también ellos leer», señala Gloria Gitaroff, psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Según Gitaroff, «los niños lectores tienen un vocabulario más rico, y es sabido que cuanto mayor es la riqueza de vocablos se tienen también más elementos para pensar; para discriminar matices, no solo de los conceptos, sino para expresar emociones. El hábito de leer les facilita la comprensión de lo que leen. Favorece además la fantasía, a diferencia de lo audiovisual, que propone algo hecho. Se acostumbran también al trabajo sucesivo de unir letra a letra, lo cual lleva cierto tiempo y contrarresta esa inmediatez tan propia de la tecnología».

 

Cambios culturales
En la Argentina, según un estudio que realizaron TNS Gallup y la Fundación Leer, el 96% de los entrevistados (1.200 personas) reconoció la importancia de leer desde temprano: el 95% opinó que incentiva la imaginación y un 86%, que fortalece el vínculo familiar. No obstante, solo el 49% respondió que les lee a sus hijos con alguna frecuencia. Un 20% declaró hacerlo una vez por semana, otro 20% varias veces, y apenas el 9%, dijo leer con sus hijos todos los días. El 51% de los padres realiza otras actividades con los chicos, como jugar en la computadora o en la tablet, mirar la TV o practicar deportes al aire libre.
¿Cuánto leen los chicos argentinos en comparación a otras décadas? «Ha habido cambios», explica Leone. «Culturalmente, imperan las nuevas tecnologías. Los chicos no leen de la misma manera, lo cual no significa que lean menos, sino de otra forma. En el nivel inicial, los niños no tienen otro tipo de lectura, luego ya leen a su manera».
Como una forma de fomentar la lectura, en los últimos años se han distribuido bibliotecas en las escuelas públicas del país. «Son materiales muy cuidados. Uno va a los jardines de infantes y los chicos hablan de personajes y de autoras, como Elsa Bornemann o María Elena Walsh, como si las conocieran. Hay libros-álbumes donde texto e ilustraciones se complementan», subraya.
En Fundación Leer, una entidad que desarrolla programas de alfabetización y de lectura, enfatizan el rol de los adultos. «Quienes promueven verdaderamente la lectura en los niños no regalan libros y los ofrecen cual golosinas, sino que leen con ellos y comparten los diálogos posteriores, se comprometen», afirman.

 

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