21 de mayo de 2024
A través de desagües y cloacas, pequeñísimas partículas de plástico llegan a los océanos y son consumidas por la fauna marina. El impacto de esta contaminación en los humanos.
«El plástico no deja de ser algo maravilloso en el sentido de que es fundamental en la medicina moderna, en la conservación de alimentos y en infinidad de cosas y nos ha solucionado la vida en muchos aspectos, pero sí debemos dejar de consumir plásticos de un solo uso», dice la doctora en bioquímica e investigadora Ana Carolina Ronda. Sobre las causas, el nivel de contaminación plástica existente en mares y océanos y los efectos que esto podría tener en la salud humana, dialogó Acción con esta científica, investigadora del Instituto Argentino de Oceanografía y autora de diversos trabajos relacionados con la polución marina por residuos, incluidos los plásticos.
–¿De qué forma los plásticos y microplásticos que están en el agua afectan a la fauna?
–Estos materiales llegan a los ríos y a los mares a través de los desechos domésticos, de las aguas residuales. De esta manera, la mala gestión de los residuos plásticos va generando lo que conocemos como microplásticos. ¿Qué es lo que pasa? Ese plástico que está en el ambiente se va degradando en forma progresiva, en partículas cada vez más pequeñas, y estas partículas son las que conocemos como microplásticos, pequeñas piezas, menores a 5 milímetros. A este tipo de microplásticos, el que viene de la degradación progresiva de partículas plásticas mayores, se lo denomina microplástico secundario; pero también hay microplásticos primarios, que son los que se fabrican ya en un tamaño menor a 5 milímetros y que los podemos encontrar en diferentes productos abrasivos, de limpieza facial y dentífricos. Así, cuando nos lavamos la cara o los dientes luego ese microplástico a través de un desagüe aparece en los mares y en los océanos.
–Este proceso afecta a la fauna marina, ¿de qué modo se ven perjudicados los animales?
–Podemos encontrar diferentes tipos de efectos. En primer lugar están los físicos. Según el tamaño del plástico o microplástico, usualmente puede ser confundido con una presa por un organismo marino. Entonces, al ser ingerido por un pez o una tortuga marina, este plástico entra en el tracto gastrointestinal y puede provocar un bloqueo del tracto con lesiones; o también puede producir el fenómeno de saciedad. Entonces el animal deja de comer porque se siente satisfecho y muere de inanición.
–¿Existen otros riesgos que no tengan relación con el tamaño de las partículas?
–Otra cuestión a tener en cuenta es que a los plásticos, a medida que se van fabricando, se les agregan diferentes aditivos para mejorar sus propiedades físico-químicas y estos aditivos sí son tóxicos. En realidad, el plástico es de por sí inerte y no tiene un efecto químico, pero sí lo es en la medida en que le van agregando estos aditivos, que son compuestos orgánicos persistentes. Son compuestos tóxicos y si ese plástico ingresa de alguna manera a un organismo, en él se puede ir liberando ese contaminante que es el que termina causando un efecto químico. A su vez, todos los plásticos que están en el ambiente, como son partículas lipofílicas o hidrofóbicas atraen hacia su superficie otros contaminantes persistentes, actuando como vector; entonces es otra manera de tener un efecto químico sobre los organismos. Porque ese contaminante que está absorbido en la superficie del plástico, cuando es ingerido o ingresa al organismo, se libera y es el compuesto el que tiene un efecto tóxico sobre el animal.
–¿Qué impactos tiene esto en la cadena alimentaria?
–Los microplásticos se pueden acumular en los organismos de diferentes maneras, si el plástico o microplástico se va almacenando en un solo organismo a lo largo de toda su vida, podemos hablar de bioacumulación de ese contaminante con respecto al ambiente; pero a su vez ese organismo es injerido por otro en una cadena trófica y ese contaminante va aumentando su concentración. De acuerdo con el eslabón en la cadena trófica podemos hablar de biomagnificación. En este sentido también estamos hablando de que la contaminación por plásticos y microplásticos no solo puede afectar a una sola especie sino a toda la ecología.
–¿Se conocen con precisión los efectos de los microplásticos en la salud humana?
–Hay estudios que han demostrado que los plásticos y microplásticos que están en el tracto gastrointestinal de los peces de alguna manera pueden traslocar a otros tejidos, y a otros sistemas de un mismo organismo. En los peces se ha demostrado que los microplásticos pueden pasar al tejido muscular y nosotros los seres humanos al consumir ese tejido muscular –por ejemplo, un filet de merluza–, estamos ingiriendo microplásticos. Y bueno, ni hablar de otros organismos marinos como los mejillones u ostras que se pueden consumir y que están contaminados con microplásticos. Al incorporarlos a nuestra dieta también estamos ingiriendo ese contaminante. Los estudios realizados respecto a los efectos tóxicos de los microplásticos en el ser humano aún se están estudiando. No se sabe cuál es el efecto específico que provoca, pero sí sabemos que causa estrés oxidativo en los organismos y posiblemente en los seres humanos también. En definitiva, lo que provoca es un deterioro y una muerte celular.
–Hay algún modo de revertir o al menos frenar este preocupante impacto ambiental?
–En realidad no hay un modo de revertir cien por ciento la situación ambiental y la problemática que tenemos con los plásticos y microplásticos. Sí se ha avanzado enormemente en políticas de gestión de residuos, en intentar tener una economía circular. ¿Qué significa esto? Que todos somos responsables de ese residuo que se genera y de intentar de alguna manera reciclar, volver a utilizar ese plástico que se descarta.
–¿Y en lo referente a mares y oceános?
–En cuanto a eso hay varios proyectos en los cuales se intenta hacer una limpieza, el primero que se me viene a la cabeza es el proyecto Ocean Cleanup. Es como una red, una malla, que en cierto modo va «pescando» y va atrapando todos los plásticos que están en los mares y océanos. Revertir este impacto ambiental en un futuro cercano es muy difícil, pero creo que sí lo podemos frenar. Y el primero que lo puede hacer es el consumidor. Hay que intentar, obviamente, que desde la gestión pública y la política haya recursos, pero más que nada hay que evitar el consumo de plásticos de un solo uso. Porque el plástico no deja de ser algo maravilloso en el sentido de que es fundamental en la medicina moderna, en la conservación de alimentos y en infinidad de cosas, en materia de construcción, y nos ha solucionado la vida en un montón de aspectos, pero sí debemos dejar de consumir el plástico que se usa y se tira.