Debido a distintos factores climáticos y ambientales, este invierno el riesgo de incendios en el Delta del Paraná será particularmente elevado. Científicos, investigadores y activistas advierten sobre la situación en una carta pública y exigen medidas a las autoridades.
10 de junio de 2020
(Foto: Archivo Latino)Integrantes de más de una decena de instituciones científicas y tecnológicas de Argentina redactaron a mediados de abril una carta pública de advertencia sobre posibles incendios en el Delta del Paraná. Esa misma zona es la que hace 12 años ardió durante semanas. Tanto fuego hubo en el otoño de 2008, que los humos llegaron densos hasta el Conurbano y la Ciudad de Buenos Aires. Por esos días, aunque sin cuarentena, quienes andaban por las calles bonaerenses o porteñas debieron utilizar barbijos para evitar la irritación en las vías respiratorias y los ojos. Si esa situación se volviera a repetir en este contexto de pandemia, afirman los expertos, la presencia de humo puede llegar a complicar aun más la situación sanitaria. «Todas las organizaciones que trabajamos de alguna manera en el Delta siempre reaccionamos a posteriori, pero en este caso, como venimos viendo ciertas condiciones, lo hacemos antes de que suceda», cuenta Ernesto Massa, ingeniero agrónomo de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Paraná del INTA, ubicada en municipio de Oro Verde, en la provincia de Entre Ríos.
El documento de alerta, en cuya redacción participó Massa, fue firmado por investigadores de distintas universidades nacionales e institutos, además de numerosas organizaciones ambientalistas. El texto fue dirigido a autoridades nacionales y provinciales competentes en la materia, como el Ministerio de Seguridad, Defensa Civil, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Instituto Nacional del Agua y Parques Nacionales, entre otros.
Cultura de la quema
La preocupación surge de un conjunto de hechos que, al ocurrir en forma simultánea, conforman un cóctel no explosivo pero sí incendiario. Este año el Delta del Paraná viene marcado por un período estival de bajas precipitaciones, sumado a una importante y prolongada bajante de los ríos Paraná y Paraguay, y de los humedales asociados con las planicies de inundación. Además, existe abundante vegetación en las islas y cada vez menos ganado que la consuma, lo que implica que la flora natural se concentra y aumenta la disponibilidad de material combustible. A todos estos elementos hay que agregarle un hecho fundamental: que en el Delta existe una cultura de quema para renovar pastizales. «La vegetación de un determinado tipo se seca en invierno, y a veces se prende fuego para que ese mismo pasto tenga un poco más de calidad forrajera para darles de comer a las vacas. Eso no solamente pasa en el Delta –explica Massa– . Son quemas prescriptas, que se realizan en un determinado momento del año, en sectores específicos, de acuerdo con la cantidad de ganado que se quiera alimentar. Hay un esquema productivo de manejo de quema para evitar el daño ambiental». Sin embargo, las quemas de invierno, que son parte de una práctica tradicional para renovar pastizales, muchas veces originan incendios. Aunque también pueden iniciarse por rayos, fuegos mal apagados o mal intencionados (producidos por pirómanos), o por botellas tiradas con un combustible en condiciones de hacer llama, entre otros.
Massa, que se dedica a la vegetación de islas y al manejo de ganadería, señala que «lo que hay que tratar de ver en el Delta es cómo empezar a manejar el fuego, cuáles son los factores predisponentes. El fuego puede ser malo o no, depende de un montón de cosas. Pero hay que estudiarlo, porque con el cambio climático probablemente el planeta se empiece a incendiar cada vez más».
Dos de las cuestiones que reclaman quienes vienen trabajando en territorios deltaicos es que se disponga más personal dedicado a las tareas de prevención y manejo del fuego, así como también que se promueva más investigación científica sobre esta problemática. Por lo visto, hay factores que predisponen para que haya más incendios en las islas este invierno. Lo que hicieron en su comunicado los científicos del Delta es manifestar sus conjeturas para analizar qué estrategias implementar antes de que sea demasiado tarde.