Sociedad

Tomar la palabra

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Desde 1986, cuando un millar de pioneras se juntaron en Buenos Aires, los Encuentros Nacionales de Mujeres no dejan de crecer, mientras aumentan también su potencia política y su diversidad. La historia de una experiencia basada en la autogestión.

Chaco. La edición de 2017 se cerró con un multitudinario acto en el Parque de la Democracia. (Télam)

En pocos días volverá a suceder esa gran reunión a la que acuden cada año estudiantes, jubiladas, trabajadoras, sindicalistas, amas de casa, desocupadas, campesinas, científicas, artesanas, originarias, madres, abuelas y muchas, muchísimas más. Viajarán en tren, micro, auto, moto, avión o bicicleta para llegar el sábado 12 de octubre a la ciudad de La Plata, porque allí se realizará el 34° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). Se espera que esta convocatoria sea récord, ya que las previsiones hasta el momento hacen suponer que habrá más de 150.000 asistentes. Es que los ENM no han cesado de crecer desde su inicio, en 1986, cuando unas 1.000 mujeres de distintos lugares del país se juntaron en el Centro Cultural San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, para dar inicio a una tradición política que año a año aumenta su potencia.
Durante tres días las mujeres suspenden su cotidiano para entregarse por completo a ese otro tiempo pleno de debate, discusión y fiesta con otras. Los ENM fueron cambiando, creciendo, volviéndose más diversos, pero básicamente lo que los distingue es el desarrollo de una dinámica que se apoya fundamentalmente en la autogestión, la autonomía, la democracia, la horizontalidad y el autofinanciamiento. Además de la puesta en práctica de una metodología política que resulta absolutamente transformadora para todas las que asisten al convite: la toma de la palabra. No hay jerarquías ni representaciones, cada una habla por sí misma y es escuchada por todas. Así funcionan las decenas de talleres donde las participantes pueden expresar lo que tengan para decir, intercambiar ideas y pareceres, discutir y llegar a consensos. Las temáticas de estos espacios son bien diferentes y pueden variar de un encuentro a otro. Este año, por ejemplo, las organizadoras propusieron 87 talleres. Además, cada vez que se abre el ENM, las encuentreras pueden proponer otros talleres, que son los autoconvocados. Se procura que en cada taller no haya más de 40 integrantes, y cuando se supera esa cifra, el taller se desdobla en las comisiones que sean necesarias.

Logística y finanzas
¿Quiénes y cómo se organiza cada año el encuentro? Además de las miles que se preparan desde sus lugares para poder viajar y participar, para cada ocasión se conforma una Comisión Organizadora (CO), que es la encargada de trabajar en las cuestiones necesarias para la realización del Encuentro, que se divide en subcomisiones: alojamiento, logística, finanzas, cultura, seguridad y contenidos. En 1986 la CO contaba con 43 integrantes, en el 34° ENM son más de 300.
Yanina Pelli es una joven trabajadora social de la Universidad Nacional de La Plata. Ya lleva una década compartiendo los ENM y este año es parte de la CO. «La que participa de los encuentros va enamorándose de esos espacios», reconoce, en sintonía con miles. «Me parecía que era importante participar ahora que se hace en mi ciudad, y aportar a este movimiento enorme de mujeres que nos llena de orgullo el corazón a todas», dice, contenta pero no por eso menos cansada por el trabajo que viene realizando junto con sus compañeras de La Plata, Berisso y Ensenada desde noviembre del año pasado.
Pelli cuenta que a comienzos de septiembre ya tenían más de 70.000 pedidos de «alojamiento de piso», que son plazas públicas donde quienes acuden al encuentro pueden dormir en forma gratuita. Estos pedidos son tomados por la CO y a partir de eso comienza el trabajo de relevamiento de lugares para alojar a todas aquellas que lo necesiten; suelen ser escuelas y clubes barriales a los cuales se puede ir a pernoctar con bolsa de dormir o frazadas. Además, para las que vienen de lejos y no pueden solventarse la comida, se han conseguido viandas para los dos días. «El financiamiento es propio, para el sonido, el escenario, las viandas, y para todo lo que necesitamos fuimos a hablar con los colegios profesionales, los sindicatos, el Gobierno a nivel municipal, provincial, nacional, diputados, senadores de todos los bloques», cuenta Pelli. Por otra parte, el aporte de las encuentreras a través de la inscripción, que es voluntaria (de $200), también ayuda mucho a sostener toda la movida.
Nina Brugo, abogada laboralista, también se enamoró en 1986 y nunca dejó de acudir a cada ENM. «Vi la potencialidad, el deseo de participación de las mujeres en una situación democrática y transformadora», recuerda de aquella primera convocatoria a la que había llegado a través de compañeras que habían vuelto del exilio, igual que ella. «Estaban la Multisectorial de las Mujeres y algunas organizaciones feministas. Muchas habían estado en Nairobi», agrega, en referencia al Encuentro Internacional de Mujeres convocado por las Naciones Unidas en Kenia, en 1985, con motivo de la clausura de la «década de la Mujer» (1975-1985). Dentro de ese encuentro, al que concurrieron delegaciones de Estado, se realizó un Foro de Organismos No Gubernamentales al que asistieron mujeres argentinas. Y querían ver cuál era la situación en nuestro país». Diez años después, cuando el ENM volvió a realizarse en Buenos Aires, en 1996, Brugo formó parte de la CO. «Era terrible, empezábamos a las siete de la tarde y terminábamos a las dos de la madrugada, las discusiones eran muy grandes», señala en relación con el trabajo que implica la organización de los encuentros y a la diversidad de posiciones que llevan las mujeres a la hora de planearlos.
Fue en los ENM donde se comienza a pergeñar la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; donde muchas mujeres comienzan a socializar acerca de las violencias que sufren; donde se pone sobre el tapete el concepto de patriarcado para visibilizar y explicar la desigualdad social a partir de la diferencia sexual. «En 1991 logramos sacar la ley de cupos, porque solo había un 4% de diputadas a nivel nacional. Hicimos la red feminista de mujeres políticas. Para mí no hay la menor duda de que los encuentros posibilitaron el crecimiento de todas las redes temáticas», agrega Brugo. El multitudinario Ni Una Menos que surge en 2015 sin dudas tiene muchos de sus genes en los ENM, así como también la discusión lograda en el Congreso el año pasado para lograr una ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Por eso no resulta extraño que los poderes establecidos, como ciertos sectores religiosos, hayan querido una y otra vez boicotear los encuentros, incluso a través de la violencia.
Pero los ENM continúan, crecen, se expanden, se diversifican y amplían el horizonte de los derechos por conquistar.

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