4 de septiembre de 2025
Pese a la amenaza de un reemplazo masivo, la IA avanza despacio sobre el mercado laboral. Sofía Scasserra, economista, cuenta qué piensan empresarios, trabajadores y sindicalistas.

Evidencia. La IA no compromete puestos de trabajo, pero se impone la necesidad de replantear la negociación colectiva y de que los Gobiernos regulen más.
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Tras un terremoto reciente en Asia se encendieron las alarmas en las costas del Pacífico a la espera de un tsunami que finalmente nunca llegó. Algo similar está ocurriendo con la IA Generativa, que una y otra vez se anuncia como imparable en el mercado laboral pero que, por el momento, está lejos de provocar el anunciado remplazo masivo de trabajadores.
En América Latina la implementación de soluciones de IA Generativa no se está dando de manera homogénea. Los trabajadores reciben presiones para implementarla, pero están bastante solos a la hora de encontrarle utilidades. Eso es lo que refleja la investigación «Voces del cambio: la IA generativa y la transformación del trabajo en América Latina», de la Global partnership on artificial intelligence, dirigida por el argentino Fernando Schapachnik (UBA y Fundación Sadosky) y el brasileño Fabio Porto (Laboratorio Nacional de Computação Cientifica / Instituto de Inteligência Artificial), un equipo multidisciplinario de investigadores que analizó cómo se está implementando la IA Generativa en México, Chile, Colombia, Argentina y Costa Rica en diferentes rubros, desde call centers, hasta periodismo y desarrollo de software. Los resultados fueron bastante dispersos y no permiten aún detectar tendencias claras a futuro.
«De momento no hay un escenario de reemplazo masivo de trabajadores ni en América Latina, ni en ningún lugar del mundo», explica Sofía Scasserra, economista e investigadora del Instituto del Mundo de Trabajo Julio Godio (Untref) y miembro del equipo de investigación. «Ya hay datos bastante sólidos de la Organización Internacional del Trabajo y otros estudios que muestran que eso que anunciaban es todo falso. Hay tareas que están siendo reemplazadas, pero en puestos laborales enteros es muy poco. Lo que sí se ve es que hay una adopción más de abajo hacia arriba ¿Qué significa? Que los trabajadores son los que están usando IA generativa más que las empresas de forma sistémica. Las pocas empresas que están implementando IA Generativa como una directiva son generalmente grandes multinacionales. En lo que son pymes latinoamericanas no se ve ese fenómeno.
–Al implementar IA Generativa, ¿los trabajadores logran aumentar su productividad? ¿Eso mejora sus condiciones laborales?
–Ciertos usos de la IA Generativa aumentan de hecho la productividad de los trabajadores, pero esa productividad no se traduce en salarios ni en mejores condiciones; sí en una mejor organización de la jornada de los trabajadores que la implementan o que la adoptan. En el caso donde las empresas son las que lo implementan tampoco hay mejoras de salario a pesar de que sí hay más productividad. Creo que ahí lo que está faltando es regulación.
–¿Qué expectativas encontraron en los trabajadores respecto de la IA Generativa?
–En las entrevistas que hicimos para el estudio vimos mucho entusiasmo por la incorporación de IA Generativa, pero también hay mucho miedo, no solamente del lado de los trabajadores, sino también del lado de los empresarios. Si bien los empresarios se subieron al hype optimista, también hay resquemores sobre la calidad de los productos, sobre la estandarización, sobre la competencia internacional, el acceso a la tecnología y las brechas que ven como una desventaja por tener que competir contra estándares más elevados y contra empresas que tienen mayor acceso a la tecnología. Por el lado sindical vimos mucho miedo a la precarización más que al reemplazo. Por ejemplo, vimos en el sector del periodismo que echaban a los trabajadores porque una IA Generativa, supuestamente, podía hacer una columna. Entonces lo reemplazaron con un junior, de una forma más precarizada, para que corrigiera lo que hizo la IA. Pero después recontrataban al periodista porque se daban cuenta de que lo que hacía la IA Generativa era una porquería. Por otro lado, hay muchos trabajadores, sobre todo «freelance», que ven en la IA Generativa una suerte de ayuda para promover su, entre comillas, negocio. En resumen, me parece que no hay que generalizar, pero la tendencia es más hacia el optimismo de los empresarios y más hacia el lado del resquemor por el lado de los trabajadores.
–¿Resulta fácil la implementación? ¿Hay capacitaciones?
–No, no está siendo fácil y creo que es porque nos falta mucho aprendizaje como sociedad. O sea: nos quisieron vender que esto lo íbamos a implementar de la noche a la mañana y no es así. Los trabajadores más protecnológicos son autodidactas en IA Generativa. O sea que no van y toman un curso de IA Generativa, sino que cada uno experimenta hasta darse cuenta de en qué cosas lo puede ayudar. Y esto es un problema porque genera una brecha intrageneracional entre trabajadores que ya son súper experimentados en IA Generativa y resuelven un montón de problemas, y otros que todavía ni siquiera la han empezado a utilizar. Al no haber cursos de capacitación lo que termina pasando es que cada uno hace lo que se le canta y no hay normativas, no hay normas estándares sobre lo que éticamente se espera o es deseable de la implementación de IA Generativa o la de la adopción de ideas generativas.
–¿La IA Generativa tiene un rol disciplinador del trabajo?
–Yo creo que en su momento lo tuvo porque el discurso era «te vas a quedar sin empleo, entonces mejor no luches por nuevos derechos laborales, quedate calladito la boca». Pero creo que ese discurso rápidamente fue superado por la realidad por aquellos que, como yo, veníamos diciendo esto es humo y más humo. Nadie se va a quedar sin trabajo. Y me parece que llegó la hora de que los sindicatos se pongan serios con el tema de la negociación colectiva y los Gobiernos se pongan en serio a regular, cosa que hasta ahora no ocurre. En la Unión Europea, en China o Brasil están avanzando, pero no hay una idea generalizada de regular y creo que ese es el mayor problema. Mientras tanto, los trabajadores siguen siendo autodidactas.
–Los costos del desarrollo y funcionamiento de la IA Generativa se acumulan. ¿Qué te parece que pasará cuando se trasladen a los precios de los servicios?
–El costo del uso de la IA, para mí, lo que deja en descubierto es la burbuja. Las empresas norteamericanas invirtieron una cantidad espeluznante de plata que no están recuperando. Y los modelos como DeepSeek, chino, les resultan muy problemáticos porque son mucho más baratos. Así que no creo que lleguemos al punto donde le va a convenir al ser humano hacer directamente ciertas tareas antes que pagar, justamente porque existen modelos que son mucho más económicos y que está demostrado que se pueden producir de otra manera. Para mí, la IA Generativa llegó para quedarse como tecnología de uso cotidiano y va a ser cada vez más accesible, como pasa con casi todas las tecnologías.