Sociedad | Plan nacional

Un mercado para educar

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Roxana Russo

Una campaña cuestionada por especialistas pretende instalar la idea de que el problema es la alfabetización inicial. La solución estaría, según esta mirada, a cargo de instituciones privadas.

Pruebas Aprender. Organizaciones afirman que el conflicto está en que los niños «no entienden lo que leen». Un diagnóstico parcial.

Foto: Myriam Meloni

El presidente Javier Milei afirmó, en julio de 2024, que «el analfabetismo es la raíz de muchos de los problemas educativos del país». Fue en San Juan, cuando anunció el Plan Nacional de Alfabetización, en una Argentina en la que, sin embargo, el 98% de la población está alfabetizada. Este gran título remite a otro, análogo, que estaba destinado a erradicar el 6% de analfabetismo posdictadura: el que se implementó durante el gobierno de Raúl Alfonsín cuando, según el censo de 1980, había 6 millones de jóvenes y adultos que no habían finalizado la primaria.

Uno de los argumentos esgrimidos para justificar el nuevo plan proviene de los resultados de las pruebas estandarizadas Aprender, aplicadas durante el gobierno de Mauricio Macri, quien delegó el diagnóstico y la sistematización a la ONG Argentinos por la Educación (AXE), tarea que hasta ese momento siempre había sido concretada por el Estado. La información publicada en el documento «Recomendaciones para las políticas de alfabetización inicial en la escuela primaria argentina» revela que «cuatro de cada diez estudiantes de 3° grado tuvo un nivel básico o menor de desempeño, con mayores dificultades en la interpretación de textos».

Sobre este documento, Gabriela Diker, licenciada en Educación y docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento, especifica: «Este Plan de Alfabetización replica casi punto por punto el diagnóstico y las medidas propuestas en ese documento impulsado por un conjunto de organizaciones de la sociedad civil lideradas por Argentinos por la Educación sobre los resultados de las pruebas de evaluación nacionales e internacionales aplicadas en la Argentina bajo el eslogan “No entienden lo que leen” –señala Diker–. Esta campaña logró instalar, a través de una estrategia comunicacional muy eficaz, que el principal problema educativo del país es la alfabetización inicial y no es así: los datos de las pruebas Aprender suelen asimilar las dos categorías de desempeño más bajo, se consideran las categorías de nivel básico y por debajo del nivel básico como si fueran lo mismo –explica la docente, y agrega–, pero no son lo mismo porque el nivel básico denota un dominio limitado de la lectura que no necesariamente implica que no se entienda lo que se lee. Además, los mismos datos registrados muestran que los desempeños por debajo del nivel básico en matemática duplican los de lengua. Sin embargo, no hay un Plan Nacional de Matemática».

Multinacionales
Miguel Duhalde, secretario de Educación de la Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) detalla acerca de la implementación del Plan en algunas regiones: «Argentinos por la Educación, de la que el secretario Carlos Torrendel es integrante, encabeza una lista de más de 180 ONG que articula con las empresas Pérez Companc, Varkey, Natura, entre otras. En la provincia de Santa Fe, por ejemplo, bajo el nombre de Plan Raíz, en manos de la Fundación Dale, se aplica el programa Copla a cargo del Instituto Natura –explica Duhalde–. Y se están promoviendo cursos para los docentes a cargo de empresas privadas como “las dificultades de la lectura y la escritura” a cargo de la directora del Instituto de Neurociencias Ineco, que forma parte de Educar 2050 vinculada con la red Reduca y Primero la educación. Son organizaciones que reciben apoyos de Techint, Pan American Energy, Tenaris, la Universidad de Siglo XXI, Itaú, Natura…», aclara el gremialista.

Enseñanza. «No pueden usarse prácticas de laboratorio para evaluar a los niños», dicen los docentes respecto a exámenes de origen extranjero.

Foto: Shutterstock

La investigadora Marta Zamero, especialista en didáctica de la lengua y exdirectora del primer estudio nacional sobre formación docente en alfabetización inicial, considera que el Plan, además, fomenta la pérdida de identidad regional: «No es prioridad en este momento el Plan de Alfabetización porque desatiende aquello que está en peores condiciones, que es la alfabetización avanzada. Además –añade Zamero–, deja en libertad a las provincias para la formulación de sus propios planes y si bien es lógico que cada una incluya algo de su impronta, en los hechos lo que está ocurriendo es que programas que fueron en algún momento focales se han propuesto a gran escala, formulados desde lógicas que desde mi perspectiva de análisis no deberían universalizarse. Toda política de alfabetización es parte de una política lingüística y en nuestro país esta política es plurilingüe, pluriétnica y pluricultural».

Préstamos y salvaguardas
35 millones de docentes de más de 200 países integran la Internacional de la Educación, la confederación que reúne a una multiplicidad de sindicatos, entre los cuales está la Ctera que comparte la investigación en América Latina sobre la incorporación de organismos internacionales en el sistema educativo.

Duhalde explicita algunas conclusiones: «Hay dos líneas de préstamos del Banco Mundial destinados a la Argentina en 2025 relacionados con políticas de alfabetización: uno, de 1.200 millones de dólares, está dirigido a un programa de alfabetización para el desarrollo infantil temprano; el otro es para apoyar las políticas federales de mejora a la alfabetización básica, 800 millones de dólares –dice el representante de Ctera–. Y lo más llamativo es que en una de las reuniones del Consejo de Calidad, un funcionario de la Secretaría de Educación cometió un sincericidio cuando expresó: “El programa de alfabetización es la salvaguarda de los préstamos internacionales”. Confiesa que los fondos los tienen en cuenta dentro del presupuesto educativo, es decir, no solo no van a llegar a la meta del 6% del PIB, no solo se endeudan y recortan los recursos del Estado, sino que los recursos que ponen a disposición son del Banco Mundial», concluye Duhalde.


Palabras más, palabras menos
En más de una oportunidad el secretario de Educación, Carlos Torrendel, expresó su preferencia por los métodos estructurados para la enseñanza de la lectoescritura; la «conciencia fonológica», en las antípodas del actual constructivismo o psicogénesis de la escritura. Dicho muy coloquialmente, la primera pone eje en la enseñanza del fonema-grafema, mientras la psicogénesis sobre la construcción de la lengua escrita.

Torrendel advirtió, además, acerca de la necesidad de la evaluación y monitoreo en primero y segundo grados. Expresó que se utilizará para eso la prueba EGRA (Early Grade Reading Assessment), una evaluación de lectura, de las letras, las palabras, que se concreta, cronómetro en mano, midiendo cuántos aciertos tuvo el alumno en un minuto.

 Es en este sentido que la investigadora Zamero considera necesario reafirmar que «la lectura y la escritura se enseñan de modo simultáneo, como lo venimos haciendo, y no de modo desequilibrado, porque no escribimos como hablamos. Ahí está faltando una vía visual muy importante, el trabajo con las palabras como entidades visuales –explica la docente–. No pueden utilizarse prácticas de laboratorio para evaluar a los niños y las niñas. Por ejemplo, la lectura de pseudopalabras o de palabras con cronómetro, que son instrumentos de análisis clínicos. Debemos tener en cuenta teorías didácticas que sostienen que la comprensión de textos no solo proviene del apareamiento de fonemas y grafemas ni de la memorización del desarrollo léxico», finaliza la especialista.

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