Sociedad | SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO

«Yo estuve ahí»

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Florencia Vidal

La Secretaría de Derechos Humanos lanzó la convocatoria «Fui colimba», dirigida a los que hicieron la conscripción durante la dictadura y quieran brindar información.

Conscriptos. Testigos involuntarios de los delitos cometidos por fuerzas militares.

Foto: Archivo Acción

«Nosotros salíamos a patrullar como todas las santas noches, nos sacaban de madrugada a dar una vuelta por ahí. Volviendo al cuartel nos dicen que nos agarremos que tenían que aumentar la velocidad. Íbamos en la caja del camión Unimog y bajamos enfrente de la casa… Nos hacen tirar cuerpo a tierra… Se ametralló la casa, el coche, y después, terminado el tiroteo, nos hacen avanzar hacia la casa. Cuando entramos, escucho las voces de dos mujeres pidiendo auxilio. Inmediatamente corren al interior gente de civil, se escucha el sonido de los fusiles ametralladora y no las escuchamos más».
La noche del 24 de mayo de 1977, Horacio Verstraeten, de 18 años, vio de cerca el horror mientras cumplía con el Servicio Militar Obligatorio en el Regimiento 3 de La Tablada. Las voces de las mujeres, que aún hoy lo despiertan, eran de dos de las dieciséis víctimas de la Masacre de Monte Grande. En 2009, Verstraeten declaró como testigo en Vesubio l, una de las causas que investiga los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura.
Se estima que entre 1975 y 1983 hicieron «la colimba» alrededor de 300.000 conscriptos. Muchos de ellos fueron testigos involuntarios de los delitos cometidos por fuerzas militares en operativos represivos en todo el país. En los últimos años, gracias a los que se acercaron a dar testimonio se logró condenar a varios criminales en algunos de los juicios por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Es por eso que la Secretaría de Derechos Humanos lanzó la campaña «Fui colimba», que convoca a quienes hicieron el servicio militar durante esos años y puedan aportar información que permita reconstruir la metodología del aparato represivo y cómo era la vida en los distintos regimientos. 
«Los conscriptos estaban día a día en las unidades, entonces sabían quiénes estaban a cargo, pueden saber quiénes entraban y salían de civil o disfrazados, en autos no identificados. Ellos fueron llevados para ser parte de operativos que no sabían dónde eran, ni para qué y terminaron siendo el cerco en determinado lugar. No sabían lo que estaba pasando, pero veían», explica Federico Efron, director nacional de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Se trata de una convocatoria abierta, amplia, nacional, que no tiene fin de plazo y que se inserta, afirma el funcionario, en el trabajo cotidiano que la Secretaría y el Archivo General de la Memoria realizan para fortalecer el proceso de juzgamiento y la reconstrucción de la Memoria. El objetivo es que se acerquen, que cuenten lo que vieron y a partir de ahí analizar las distintas opciones entre las que puede estar abrir otras causas porque sigue habiendo nuevos hechos que aparecen y testigos y víctimas que nunca han declarado.
«Hablar sirve, el acto en sí mismo de hablar repara», dice Efron. En este sentido, remarca la importancia del derecho de la víctima de tener su día de juicio, de estar sentada frente a un tribunal, con las partes constituidas en el marco del debido proceso y ser escuchada a viva voz qué fue lo que le pasó y que haya una sentencia que lo recoja, una determinación judicial de que alguien, acorde con la ley, es responsable de un delito.

Avanzar en los juicios
En 2010, la Secretaría de Derechos Humanos impulsó una campaña similar llamada «El servicio militar ya no es obligatorio; el silencio, tampoco», que permitió recopilar más de 40 testimonios, entre voluntarios y anónimos, y sumó información relevante para avanzar en los juicios. La causa «Vuelos de la muerte de Campo de Mayo», por ejemplo, se basó en declaraciones de los exconscriptos sobre el funcionamiento de vuelos clandestinos utilizados por el Ejército. Algunos de ellos dieron detalles sobre el traslado de detenidos en camiones de civil escoltados por patrulleros, otros hablaron de hangares donde unas 30 personas permanecían desnudas, o del hallazgo, fuera de la pista de aviación, de unas montañas de ampollas inyectables que eran los sedantes usados en la dictadura para adormecer a los detenidos desaparecidos y subirlos a los aviones para luego arrojarlos al mar. Estos aportes posibilitaron que, en 2022, se condene a cuatro jefes militares del Batallón de Aviación 601.
Para Efron, a 40 años de la vuelta de la democracia y a 13 de aquella primera campaña, el escenario que plantea el avance de la derecha y los discursos negacionistas, hacen necesario que se refuerce el valor de la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. «Lo complejo de hoy en día es tener una conversación profunda frente a los que tienen eslogans simplistas, que es negacionismo nada más, y esto hay que hacerlo llegar sobre todo a los más jóvenes. Está en nosotros, en todos, aclarar con precisión cuál es el eje de la discusión y que no todo es lo mismo, porque hay ciertas cosas que son un límite y este es uno sin ninguna duda».
Desde 2003 y con la reapertura de los juicios, «estas cuestiones forman parte de la política de Estado, donde hay un Poder Ejecutivo con decisión de avanzar, pero también hay un Congreso que ha sancionado leyes para fortalecer el juzgamiento y un Poder Judicial que sigue emitiendo sentencias y confirmando condenas a perpetua en donde se ratifica que la acción penal por crímenes de lesa humanidad no prescribe», explica Efron.

Contar la historia
Ricardo Righi hizo la colimba en el Regimiento 8 de Comodoro Rivadavia, entre marzo de 1978 y junio de 1979, y desde esta campaña convoca a otros a que se sumen. «Hay muchos detalles que hemos visto y que sería muy importante que nos acerquemos y lo testimoniemos. Obviamente la Justicia se verá beneficiada si algunos muchachos se acercan a declarar, pero lo fundamental es ayudar a aquellas familias que tienen a su hijo o a su hermano en calidad de desaparecido», dice.
Del mismo modo, Verstraeten expresa: «Yo no pretendo que mis compañeros se vuelvan héroes yendo a declarar, lo que pretendo es que los que tienen información no se lleven los secretos a la tumba porque si no es por ellos, nadie va a contar esta historia», dice el exconscripto. «Hay que fortalecer y seguir buscando porque se ha hecho muchísimo y Argentina es única en el mundo en cuanto al juzgamiento de crímenes cometidos en el marco de una dictadura, pero falta mucho. Entonces, es parte de lograr eso que falta», agrega Efron.
Quienes tengan información para aportar sobre lo que vieron, escucharon o conocieron en esos años, por mínima que sea, pueden contactarse por mail o por teléfono a fuicolimba@jus.gob.ar o al (011) 5300-4139. Las denuncias recibidas podrán ser de carácter confidencial si la persona así lo requiere. La campaña tiene además un espacio en el sitio de la Secretaría (www.argentina.gob.ar/derechoshumanos) con entrevistas a tres excolimbas y microrrelatos realizados a partir de declaraciones de exsoldados en los juicios.

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