Voces | ENTREVISTA A GUILLERMO MASTRINI

La carrera por el 5G

Tiempo de lectura: ...
Esteban Magnani

¿Qué está en juego en la próxima licitación del espectro para redes móviles? El investigador reflexiona sobre la disputa tecnológica que se viene.

Foto: Guadalupe Lombardo

«Es muy difícil imaginarse el uso real que le vamos a dar a algo que todavía no conocemos como el 5G», explica Guillermo Mastrini, doctor en Ciencias de la Información, cuando se le pregunta por el impacto de estos nuevos servicios de quinta generación. «Se habla mucho de los usos en telemedicina porque al reducir notablemente el tiempo de latencia, que es lo que tarda un mensaje entre que se emite y se recibe, se podría hacer, por ejemplo, cirugía a distancia. Otro uso es en movilidad, cuando se necesita conexión constante. Pero lo primero que vamos a poder ver los usuarios es la posibilidad de tener internet en espacios de mucha aglomeración: un recital, un estadio de fútbol. Eso, me parece, va a ser lo más inmediato. La otra cuestión obviamente es la explosión todavía mayor de los servicios audiovisuales. Pero es difícil prever los cambios», explica el docente de la UBA, Universidad de Quilmes, Universidad Nacional de San Martín e investigador del CONICET.
–Según los últimos anuncios, en marzo se licitaría el espectro sobre el que funciona esta tecnología.
–Lo que hizo ENACOM –el organismo del Estado encargado de administrar el espectro radioeléctrico– en diciembre de 2022 fue atribuir toda la banda que se va a usar para el 5G y lo que sigue es el proceso de licitación de quién o quiénes van a ser los operadores, cuáles van a ser las empresas que presten servicio dentro de esa banda del espectro radioeléctrico. En este caso, se licita ese espectro para prestar servicios de telefonía móvil de quinta generación en la que cada vez, aclaro, es menos importante lo telefónico: lo que se viene es una nueva tecnología que, se supone, va a poder dar muchos más servicios.

«En cuanto a prestaciones lo telefónico es lo menos importante: lo que se viene es una nueva tecnología.»

–¿Cómo está Argentina para recibir esta tecnología? 
–Es un proceso que se está abriendo en el mundo en estos momentos. En América Latina, el único país que está dando servicios más o menos importantes es Chile, que tiene cerca de dos millones de abonados al 5G, un porcentaje importante de la población total. Brasil lanzó en julio del año pasado este servicio y recién está entrando en la prestación. En Argentina se llamaría a licitación en marzo, según dicen las fuentes de ENACOM. Todavía hoy no se sabe cuáles son las condiciones que van a tener que cumplir las empresas.
–¿Esta licitación permitirá la entrada de nuevos jugadores y mayor competencia?
–En principio los prestadores del servicio van a ser mayoritariamente las empresas telefónicas. Por reglamento podrá haber prestadores nacionales, provinciales y locales. Pero si lo pensamos a nivel nacional, lo más probable es que compitan las tres grandes empresas que ya están instaladas en el mercado telefónico y habrá que ver si se suma una cuarta o quinta operadora nacional, pero meterse en este mercado implicaría una inversión muy grande, además de salir a competir con las que ya están. La otra cuestión es si va a haber operadores a nivel provincial, a nivel local. Argentina ha tenido poco desarrollo de pequeños operadores. Hay casos, incluso algunas empresas cooperativas, que han dado servicios telefónicos y que usan espectro.

–¿Qué es lo más importante que aparecerá en los pliegos?
–Yo diría que hay dos cuestiones. Una es cuánto van a abonar las empresas por el uso del espectro y la segunda cuestión es cuánto se comprometen a invertir en el desarrollo de la red y los plazos de ese desarrollo. No es que va a haber 5G en toda la Argentina al mismo tiempo. Lo más probable es que se empiece por la Ciudad de Buenos Aires y alguna ciudad pequeña para experimentar. Para que te des una idea, en Argentina tenemos zonas donde no hay 4G.

«La cuestión es cuánto las empresas se comprometen a invertir en el desarrollo de la red y los plazos. No habrá 5G en toda la Argentina al mismo tiempo.»

–¿Hay una urgencia del Estado por hacer la licitación ya?
–Bueno, acá habría que considerar dos cuestiones. La primera es tecnológica: la mayoría de los países del mundo están implementando esto que va a permitir que los servicios mejoren. Por eso sería lógico sumarse. Uno de los requerimientos de las políticas públicas es lo que nosotros llamamos adaptabilidad: es decir, que se adapten a la mejor tecnología disponible y en ese sentido sería bueno que esto se haga en un plazo razonable. La otra cuestión son los recursos que esto va a generar al Estado, y podemos llegar a pensar que una parte importante de la premura está vinculada con la recaudación. Hay trascendidos de que ENACOM tiene la expectativa de recaudar 1.500 millones de dólares. Las empresas dejan trascender que serán 500 millones. Probablemente se ubique entre estas dos cifras, aunque yo tiendo a pensar más hacia abajo que hacia arriba, un poco superior a 500 millones, pero lejos de los 1.500 millones. Y después habría que ver también cuánto va a ser el monto de las inversiones que las empresas se comprometen a hacer y que tiene una repercusión en la economía.
–¿Está Argentina en condiciones de aprovechar el potencial de esa tecnología para generar divisas o deberá importar más?
–Es muy difícil saberlo ahora. Me imagino que en un primer momento va a significar una erogación de divisas importante, sobre todo en equipamiento para la instalación. Pero no mediría la implementación o no por esa cuenta porque si el mundo migra hacia el 5G no dejaría de instalarlo. Estas son carreras en las que cuanto uno más tarda en entrar, más cosas pierde.

Foto: Guadalupe Lombardo

–¿Cómo se para Argentina en la disputa tecnológica entre China y Estados Unidos por el 5G?
–Según lo que dice el reglamento aprobado por ENACOM, las empresas prestatarias y las que ganen la licitación van a elegir libremente los proveedores de la tecnología. En estos momentos hay tres grandes proveedores a nivel mundial y hay empresas que usan a más de uno: Huawei y Ericsson o Huawei y Nokia. Estados Unidos se opone a la entrada de Huawei como prestador de 5G argumentando una cosa bastante peregrina: el uso que pueden hacer de los datos. Efectivamente hay un riesgo, pero es un riesgo similar con cualquier empresa, más si uno ve lo que han hecho empresas estadounidenses como Facebook con los datos de sus usuarios. Hay una serie de países que se han negado, hasta ahora pocos, a usar tecnología china. Hasta Brasil, durante el gobierno de Jair Bolsonaro, permitió a Huawei dar servicio de 5G.

«Si el mundo migra hacia el 5G no dejaría de instalarlo. Estas son carreras en las que cuanto uno más tarda en entrar, más cosas pierde.»

–¿Hay obstáculos legales para que las empresas inviertan?
–En Argentina está vigente y no vigente, a la vez, el DNU 690/2020 que declaró todos los servicios de telefonía como servicio público, pero casi todos los operadores ya han obtenido amparos judiciales y, por tanto, no lo tienen que cumplir. Ahora, para el despliegue de una tecnología como esta, con las inversiones que tiene, no sé si los operadores van a querer jugar sin tener claro qué puede pasar en el futuro. Incluso esto va a afectar el precio que estén dispuestos a pagar por el espectro. Habría que considerar si el Estado aceptaría bajar ese decreto que en la práctica no tiene ningún efecto o tiene un efecto ínfimo. Sería una abdicación política de parte del Gobierno, pero permitiría decir: «Bueno, les estoy dando las condiciones para que ustedes inviertan seguros».

Estás leyendo:

Voces ENTREVISTA A GUILLERMO MASTRINI

La carrera por el 5G