Voces | ENTREVISTA A JULIÁN MORENO

«La crisis es general»

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Mirta Quiles - Fotos: Juan Quiles

La Ley Bases y el paquete fiscal van en detrimento de la producción, la industria nacional y en particular de las pymes, con el RIGI como mascarón de proa.

En un escenario de recesión como el actual, el sector pyme es el que primero empieza a crujir, como consecuencia del desmoronamiento del consumo. Mercadointernistas por origen, pequeñas y medianas empresas nacionales poco y nada pueden esperar de un Gobierno decidido a apostar a la apertura de importaciones, a beneficiar a un puñado de grandes corporaciones «amigas» y a regular solo los salarios de los trabajadores.

Julián Moreno es el presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme), una organización gremial empresaria nacida hace 37 años, cuando el paradigma neoliberal comenzaba a pisar fuerte en el país. En esta entrevista, Moreno analiza la situación del sector pyme en la coyuntura actual y desmenuza varios aspectos del controvertido Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI), pendiente de aprobación en Diputados, tras los cambios introducidos en el Senado.

−La coyuntura actual es de un nivel de crisis, de una caída del nivel de actividad, del nivel de consumo, de cuestiones que hasta ahora parecían inelásticas, bueno ya no son inelásticas. La gente come menos, se viste menos. Había cuestiones que quedaban aisladas de la crisis o tenían caídas menores, pero ahora estamos viendo caídas abismales en todos los rubros. Y obviamente, los que son inelásticos, los bienes durables, por ejemplo, están muy mal. Es un panorama difícil, porque no le podés decir al Gobierno «bájenme la tasa de interés así puedo sacar un crédito». Un crédito ¿para qué?, si no tengo a quién venderle. Entonces es difícil hacerle un planteo al sector público, porque en realidad nuestro mayor reclamo es que los trabajadores tienen que recuperar poder adquisitivo. Se tiene que reconstruir el mercado que se está cayendo. Ya no es una lucha por nuestro sector, únicamente. Está muy vinculado con lo que le pasa al conjunto de la población, la crisis es general.

−No hay atisbo de recomponer.
−No solo no hay atisbos de recuperar salarios, sino que se desentienden, ni siquiera están probando otras alternativas. Ellos dicen el mercado resolverá. Y el mercado no resuelve este tipo de cosas en una sociedad tan desigual como tenemos, con una estructura económica de país que permite la ley de la selva. Si lo único que vale es la competencia, sobrevive el 10%, el 20% de la población, el resto va a estar peor de lo que está hoy. Si no tenés un Estado, una estructura política que regule esas desigualdades, vamos mal. Dado lo que nos plantea este Ejecutivo, que ya dijo, «No me vengan con leyes que me toquen la caja, porque si hay algo que pueda tocar el equilibrio fiscal, la voy a vetar automáticamente», ¿qué nos queda? Bueno, redistribuir lo que tenemos.

−Ni hablar de distribuir, entonces.
–Hoy la situación es de crisis, hay gente que la está pasando mal, que pasa hambre. Hay que resolverlo, no podemos desentendernos de esa realidad. ¿Qué tenemos que hacer? Bueno, si el Estado no va a reaccionar tenemos que encontrar la manera de redistribuir. Lo dije en la Cámara de Diputados, que es el espacio que tenemos hoy para hacer algo, lograr algún tipo de leyes que obliguen a una distribución. Si sabemos que las que implican recursos del Estado están vetadas, bueno, veamos cómo distribuimos, cómo cobramos impuestos. El impuesto a las grandes fortunas es un lindo ejemplo de cómo el Legislativo puede actuar, habría que ser creativo esta vez, porque distribuir es difícil.

−En este contexto y con el perfil de la Cámara legislativa actual, ¿hay lugar para reeditar ese aporte?
−El perfil de la Cámara legislativa cuando fue el tema de las universidades públicas, apareció. Hay una realidad, la universidad pública es parte de nuestra identidad como argentinos, de cualquier clase social o casi, tampoco quiero generalizar burdamente. En general, cuando sos pibe, hay una idea de que cualquiera cuando es adulto puede ser universitario. Es como que las trabas son personales o del contexto, pero el sistema te lo asegura. Eso es parte de nuestra identidad, que no es común en todo el mundo, que un padre diga «Yo quiero que mi hijo sea universitario», como una cuestión de objetivo familiar clásico. En el medio pasan un montón de cosas, pero es parte de nuestra identidad y eso generó en el Congreso que haya apoyos, se logró mayorías. El tema de las pymes creo que también es parte de la identidad de los argentinos, esa esperanza de voy a tener un negocito, voy a tener de qué vivir mañana, un proyecto, no está vedado, no es solo para una elite. Yo vengo de una familia de laburantes, en un punto a mí se me dio esta decisión por decisiones personales, no porque venga heredando empresas.

−¿Cómo sería esta propuesta de nuevo impuesto a las grandes fortunas?
−Hay que pensarlo en función de cómo lograr una mayoría legislativa. Si lo hacés permanente va a ser más difícil. Este año se da esta emergencia. Hagamos una ley para lograr hambre cero. Que el Gobierno haya abandonado la entrega de alimentos a comedores, es sádico, es cruel. Contra eso tenemos que lograr algo. Y a su vez si podemos dar un paso, ir recuperando poder adquisitivo, porque tampoco las medidas de contención social son las ideales. El tema es dónde estamos. A veces nos falta conciencia de lo que está viviendo el conjunto de la gente. No podemos quedarnos esperando a que explote todo, no es la mejor opción, en el medio cae mucha gente.

−Apyme tiene filiales en varias provincias, ¿cómo se refleja la situación allí?
−Tenemos filiales en Paraná, Rosario, Córdoba, Mendoza, provincia de Buenos Aires y Mar del Plata, no son las más críticas. No lo estamos viendo por el lado de las pymes, porque me parece que esto está estallando por el lado del sector público. Fijate que, en el primer trimestre, o mejor dicho, desde que asumió Milei, el salario perdió un 22%, los privados 14%, los empleados públicos 27% y los informales un 40%. De hecho, el otro día hablaba con gente de La Salada, y decían que las ventas no le cayeron un 30%, le cayeron al 30%. La gente de ese sector, del segmento más popular, está sin posibilidad de consumir. Eso se ve en el sector público en las provincias, que dependen de la coparticipación federal, pensá que la coparticipación es de los impuestos coparticipables que son los que más cayeron. El IVA de consumo interno cayó cerca del 20%. El Estado nacional, lo compensa con el Impuesto País que no coparticipa, pero lo que tiene que coparticipar cayó un 19%. Además de lo que disminuye la recaudación propia por caída de la productividad, si el Estado no sale a asistir a esas provincias se convierten en inviables realmente.
En el Congreso, cuando expuse junto con otras organizaciones pymes, una diputada nos quiso «correr» diciendo que nosotros solo describíamos la coyuntura, pero no hacíamos ninguna propuesta. Dijo, «¿Qué necesitan para competir?». Cuando estamos describiendo la caída del mercado, ¿contra quién querés que compita? ¿Competir para qué? Para que sobreviva uno de cada tres. Y ahí le dije: «No me hables de competencia, cuando el mismo Gobierno está destruyendo el sistema de Ciencia y Técnica que era una herramienta fundamental para competir, si querés estar en la vanguardia tecnológica no podés destruir ese sistema o las universidades públicas». 

−¿Vamos al RIGI?
−El RIGI es vergonzoso desde donde lo mires. Es un instrumento para entregar el país a los grandes capitales. No tiene nada que genere riqueza para el país, que deje divisas. La clásica para las pymes es la restricción externa. Empezás a crecer, cuando se incrementa un 1% el PIB, se incrementan 3 puntos las importaciones, producto del desarme de la estructura económica argentina. En los últimos 20 años se da este ciclo. Las divisas no te alcanzan, te endeudás, si no te endeudás, caés. Ahora bien, aparece el litio, el petróleo de la costa bonaerense, Vaca Muerta, el cobre en la cordillera. Bueno, ahí van a aparecer los dólares necesarios para poder suplir o evitar el ciclo de la restricción externa, nos vamos a apalancar y vamos a poder crecer. Era como una esperanza. Bueno, el RIGI lo que hace es tirar por la borda esa esperanza y lo único que vamos a hacer es ver cómo las riquezas del país se van por un caño, por los puertos y no queda nada acá. Porque ni siquiera necesitan ingresar los dólares vía Banco Central de esa inversión. La inversión puede ser en máquinas que son fierros viejos, pero que rompen algunas piedras todavía, esos son sus 200 millones de dólares. Cuando empiezo a extraer el recurso, no tengo que liquidar los dólares en el Mercado Único Libre de Cambio. Las divisas de esa exportación tampoco van a quedar en Argentina. En definitiva, no van a dejar un solo dólar.
Tienen amortización acelerada de 25% de ganancias, en lugar del 35% que pagamos nosotros, más el 7% de dividendos. Le dicen, 25 de ganancias y 0 de dividendos, ese 25 de ganancias con una amortización acelerada de una inversión que ni siquiera hicieron, implica que no van a pagar ganancias nunca. Es patético. No les exigen que contraten pymes locales, trabajadores locales. A pesar de que las provincias pueden adherir o no. Por ejemplo, en Vaca Muerta, en Neuquén, el 50% de sus proveedores son de la provincia de Buenos Aires. Con el RIGI, ponele que Neuquén adhiera, esa empresa o la corporación va a poder importar todos sus insumos, sus materiales. Es lo mismo que un no país a los fines de los recursos naturales.

−Como un enclave.
−Creo que el enclave es más que esto. Esto es un no país.

−¿Por qué las provincias adhieren a este régimen?
−Las seduce que generan empleo en regiones donde hasta hoy no se supo generar. Hoy el puerto de Buenos Aires, el Conurbano, absorben todos los recursos. No hubo políticas públicas que hayan generado arraigo. Algunas provincias lo hacen porque aceptan cualquier elemento que les permita hacer algo, y eso les genera atractivo. Ahora, en ese camino están entregando el país.

−A cuánto llegan los porcentajes con que se queda la provincia en minería, por ejemplo?
−El RIGI topea en 3%. Le pueden cobrar hasta el 3%, no más. Olvidate de Ingresos Brutos, Tasa de Seguridad e Higiene, todo lo que pagamos nosotros. Pero esto ya pasa. Por ejemplo, los puertos de Santa Fe, que cargan miles de toneladas de granos, no pagan Ingresos Brutos. Esta entrega ya empezó hace tiempo, pero hoy puesto en una ley todo junto es entregarse completamente.

−De igual forma, la ley de inversiones extranjeras de los 90, ninguno de los Gobiernos posteriores la tocó…
−Hoy todavía estamos pagando consecuencias de los 90 y las vamos a seguir pagando. Si vos entregaste el acero al grupo Techint, hoy a un industrial argentino le dicen, ¿por qué no podés competir? Porque el acero argentino vale el doble de lo que sale un producto terminado de acero traído de China o de Europa. ¿Por qué? El acero se hace con energía argentina subsidiada, mano de obra pagada en pesos con muy pocos dólares equivalentes, por qué tengo fronteras adentro más caro el mismo producto que esa misma empresa exporta. A mí me cobra 2 dólares y lo exporta a 1. ¿Por qué no ponemos coto a esos abusos? Porque siempre es la competitividad y la base de la competitividad es la materia prima, el aluminio, el acero, los polímeros. Son instrumentos para el subdesarrollo, para que no nos podamos desarrollar y tengas que seguir comprándole al centro del mundo. Cuando vos generás corporaciones de ese tamaño económico, la democracia es una fantasía. Nadie se animó a enfrentarlas. Y así estamos. Es lo que entregamos. Ese poder económico que tenía la acería en aquel momento o como herramienta de desarrollo, estaba en el poder político, mientras era una empresa pública, era del Estado. también lo eran YPF o Agua y Energía, o el polo petroquímico. Se fue entregando todo. Cualquier instrumento que el Estado formó para desarrollar el país, de una forma u otra, hubo una entrega al sector privado. Eso es quitarle poder a la democracia. Hoy le seguimos entregando lo poco que nos queda, si teníamos petróleo, gas, litio, minerales de la cordillera, con esta ley se los estamos entregando a corporaciones extranjeras en su mayoría y por lo tanto estamos perdiendo más democracia. Y en los próximos 30 años es muy difícil que tengamos a alguien que se les atreva. Porque además son corporaciones que se agrupan en defensa de sí mismas, financian instrumentos para actuar sobre las herramientas de la democracia, tienen terminales en todos los sectores donde puedan distribuir o administrar poder. Estamos un poco a la deriva.

−¿El RIGI tampoco contempla la alianza con capitales nacionales?
−No, ni eso. Igual eso se simula bastante fácil. Son instrumentos para convencer a «la gilada». En este caso, no queda nada, ni divisas, ni actividad, ni nada impositivo ni conocimiento. Es la entrega lisa y llana. En la primera versión de la ley, había rubros específicos, como minería, petróleo. En la segunda versión lo sacaron, entonces podría ser cualquier rubro. Ya no tiene limitaciones. El otro día escuchaba a un colega que decía en Senadores: Edenor puede comprar Edesur, o Edesur a Edenor, ninguna de las dos hace las inversiones, es un pase contable y empresas que hoy están pagando impuestos dejarían de pagarlos. No hay forma de defender esta ley. Evidentemente una de las estrategias es hacer una ley ilegible para que pase. Nuestra intención es que la ley se rechace, pero al menos está ayudando a que la sociedad se vaya informando de lo que contiene. Nosotros seguimos insistiendo en rechazar la ley.

−Otro aspecto es remitir todo litigio al Ciadi.
−Cada capítulo es una entrega superior. Por eso digo que es convertir a Argentina en un no país, en un territorio libre, «vengan muchachos hagan lo que quieran», está todo disponible, es para el saqueo. Los tiempos son un poco extraños, me hace ruido. Depende de lo que quieras hacer. Para una inversión minera es poco, pero para que venga Larry Flink con sus amigos de Black Rock y se compren por baratijas las empresas, puede ser. Por ejemplo, compran una empresa y automáticamente pagan casi nada de impuestos, y pueden vender al día siguiente, el 90% de sus acciones a los mismos que se la compraron el día anterior. La misma gente que la vendió porque pagaba impuestos como cualquiera de nosotros, la vuelve a comprar y pasa a pagar casi nada de impuestos. Tiene tantos puntos flojos o insostenibles esta ley que no puede pasar por Senadores. ¿Quién pone el gancho? Tiene que ser un irresponsable. Ojalá la historia lo condene si lo hace. Tampoco nuestra esperanza está en que los senadores se están jugando su capital político. Acá se nos va nuestro capital de vida, el futuro de nuestros pibes. Estamos jugándonos por los 30 años que le aseguran a cada empresa, a cada corporación que haga esa inversión. Tienen 30 años de seguridad jurídica, impositiva, declara de nulidad cualquier norma que las regule, está el Ciadi, no la Corte Suprema argentina, para decir si son válidas o no las ocurrencias de intervenir de algún Gobierno futuro. Si logramos de alguna manera que no nos saqueen, nos van a dejar los juicios suficientes para que un grupo de abogados se haga su veranito y a su vez nos quede una deuda a nivel país de por vida con esas corporaciones.

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