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Una daga en el corazón

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A fines de 2021 se publicó en Argentina un libro de divulgación histórica con un título más que sugerente: Quien no extraña el comunismo no tiene corazón (Ed. Crítica), del doctor en Historia Martín Baña, quien es docente universitario y coordinador académico del Centro de Estudios de los Mundos Eslavos y Chinos (CEMECH) de la Universidad Nacional de San Martín. A 30 años de un suceso tan impensado como significativo, el autor se propone explicar tanto el fin de la Unión Soviética como la Rusia actual, animado por la convicción de que los relatos históricos deben circular por todos los espacios del tejido social y no solo en revistas académicas o aulas universitarias. «La Unión Soviética fue durante casi 70 años una de las dos potencias mundiales que animó la historia de una centuria. Fenómenos como el desarrollo del Estado de bienestar, la carrera espacial o la Guerra Fría, por solo nombrar algunos, no se pueden entender sin hacer referencia a la experiencia soviética. Su caída, a su vez, fue una daga para el sueño de cientos de miles de militantes alrededor del mundo», señala Baña al comienzo del libro.
¿Qué debe hacer un país capitalista con su pasado comunista? ¿Es ese legado un obstáculo para el desarrollo de una nueva economía de mercado o, por el contrario, un elemento que estabiliza el nuevo sistema? ¿Es lo soviético un factor de resistencia o un recurso de adaptación a la realidad de un orden neoliberal? ¿Qué efectos tuvo la racionalidad cínica constituida al calor de tantos años de desfase entre discurso y realidad en la vía soviética al capitalismo? ¿Cómo interpretar la actual nostalgia por la experiencia soviética expresada por los mismos que fueron responsables de su disolución? ¿Es el autoritarismo del actual sistema político ruso una consecuencia de su pasado comunista o más bien un producto de las transformaciones que el capitalismo produjo en un espacio semiperiférico durante la década de 1990? ¿O ambas cosas? Estos son algunos de los interrogantes que el autor se propone responder a lo largo de una obra plagada de referencias a la cultura popular, como por ejemplo los nombres de cada capítulo, muchos de ellos títulos de canciones o versos del rock nacional (de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de Sumo, de Virus y de Charly García, entre otros).
«Desde la derrota del nazismo en 1945 por el Ejército Rojo, el envío del primer ser humano al espacio o más recientemente la creación de la vacuna Sputnik V –que el Estado ruso financió para combatir la pandemia de COVID-19–, la historia viene demostrando que Rusia sigue siendo un actor difícil de desdeñar dentro del orden mundial y del que, paradójicamente, sabemos muy poco y, a veces, muy mal», afirma Baña. Quien no extraña el comunismo no tiene corazón es una invitación a conocer esta historia y también apunta a rescatar otra dimensión que involucra el fin de la URSS: la de repensar los proyectos emancipatorios.

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