Al polvo volverás

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«La idea de volver a la naturaleza de una manera tan directa, y ser colocado de nuevo en el ciclo de la vida y la muerte es en realidad muy hermosa». Así describe Katrina Spade, una diseñadora estadounidense, la solución que propone para un dilema derivado del crecimiento poblacional: el destino de los cuerpos de las personas que mueren. Los cementerios de todo el mundo están alcanzando su límite, dice, y para enfrentar este problema propone «un sistema basado en los principios de compostaje de mortalidad ganadera, que devolvería a los seres humanos y los transformaría en tierra». Tan solo en Estados Unidos mueren tres millones de personas por año. Casi la mitad de los deudos elige la cremación, lo que supone un total de 270 millones de kilogramos de dióxido de carbono en la atmósfera. En tanto, el entierro tradicional por el que opta la otra mitad implica un uso inútil de químicos, metal y madera. En la naturaleza, dice Spade, «la muerte crea vida», y su proyecto de rediseñar la industria de los servicios fúnebres apunta a crear espacios que sean «en parte parque público, en parte funeraria, en parte recordatorio de la gente que amamos». Por lo pronto, y pese a las críticas de algunos sectores religiosos, el Estado de Washington se convirtió en el primero en aprobar una ley que regula la práctica.