Alma de barrio

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La entidad rosarina, hoy filial 86 del Banco Credicoop, formó parte del auge inicial de las cajas de crédito impulsadas por el IMFC.

 

Fomento a la cultura. Frente de la biblioteca fundada por la caja, un servicio de gran utilidad para niños y jóvenes de la zona.

La ciudad de Rosario y sus localidades vecinas conforman una de las regiones donde más se evidenció el florecimiento de cajas de crédito cooperativas a fines de la década de 1950 y principios de la década de 1960. Las cajas eran fomentadas por la intensa actividad del Instituto Movilizador, fundado en la Cuna de la Bandera en 1958. Muchas de ellas resistieron el paso del tiempo y los embates de las dictaduras y sus modelos económicos de exclusión, convirtiéndose en filiales del Banco Credicoop y llevando así hasta el presente el espíritu cooperativo y solidario que les dio origen. La Caja de Créditos La Florida, de Rosario, fundada en 1960, fue una de las entidades nacidas en ese auge del movimiento cooperativo de crédito en la provincia de Santa Fe.
«En los barrios, los vecinos se unen generalmente para formar dos tipos particulares de entidades: las vecinales y los clubes. Sin embargo, en los últimos años 50 y primeros de los 60 del siglo pasado, en las principales ciudades de la República Argentina, especialmente en la provincia de Santa Fe y fundamentalmente en Rosario, se formaban entidades crediticias, las cajas de crédito cooperativas, llamadas familiarmente “banquitos”», señala un folleto realizado en 2010 en ocasión del 50 aniversario de la entidad que dio origen a la actual filial 86 del Banco Credicoop.
El documento señala que un grupo de vecinos del barrio La Florida, ubicado en la zona norte de Rosario, iniciaron las gestiones para, a principios de 1960, asistir las necesidades crediticias de distintos sectores, entre ellos, pequeñas y medianas empresas y también de trabajadores a los que les estaba vedado el crédito bancario. Se decidió entonces crear una caja de crédito. «Esos vecinos, reunidos en un domicilio particular, resolvieron convocar a una reunión más numerosa, por lo que solicitaron a las autoridades de la escuela 613 Ovidio Lagos que se les permitiera hacerla en una de sus aulas, donde se realizaron un par de reuniones más. Se nombró un consejo de administración provisorio, iniciándose trámites y gestiones para llevar adelante la idea. Se alquiló un local en Boulevard Rondeau 3042 y en marzo de 1965, en el Club Banco Nación, se llevó a cabo la asamblea constitutiva. Esta asamblea fue extraordinariamente exitosa, ya que concurrieron a ella alrededor de 140 vecinos. Allí se aprobó el estatuto y se nombró el primer consejo de administración», añade el documento. El 17 de mayo de 1960 la caja se inauguró oficialmente y dos días después comenzó a funcionar.
Según testimonia el escrito, hasta el mes de noviembre de 1960 la Caja de Créditos La Florida trabajó con gran éxito, «pero en ese mes, el Banco Central de la República Argentina dictó unas normas que, con pretexto de amparar a los asociados de las cooperativas de crédito, realmente estaban hechas para liquidarlas», afirma, refiriéndose a los embates que sufrió el movimiento cooperativo de crédito casi desde su origen. Las normativas fueron postergadas, sin embargo, en julio de 1966, la dictadura de Juan Carlos Onganía resolvió aplicarlas «con amenazas tan desmesuradas como la de acudir a la fuerza pública en caso de no inscribirse en un registro del Banco Central para poder controlar su aplicación», señala el escrito.
La cooperativa La Florida –expresa en otro tramo– acató esa disposición a fin de poder salvaguardar en lo posible la restringida operatoria impuesta por las normas y tratar, una vez reconocida como entidad financiera y junto con las que también adoptaron esa opción, hacerlas más adecuadas al verdadero fin que pretendían las cajas: asistir crediticiamente a aquellos sectores que, aun siendo los más numerosos, muy pocos bancos atendían. «La Caja de Créditos La Florida, al igual que todas aquellas que se lo propusieron, trató con trabajo, con esfuerzo, con imaginación y con lo más importante, el apoyo de sus asociados, superar el cimbronazo de unas normas que eran liquidadoras», afirma el documento.

 

Nueva casa
Más allá de los embates de los gobiernos de facto, el apoyo de los vecinos asociados a la caja y el crecimiento de la operatoria hicieron que el local de la cooperativa pronto quedara chico y resultara incómodo y poco funcional, por lo que el consejo de administración se propuso construir un edificio acorde a la nueva situación, con mayores condiciones de seguridad y que fuera propiedad de la entidad. El 11 de agosto de 1972 se comenzó la excavación de cimientos y el 11 de agosto de 1973, exactamente un año después, se inauguró la nueva sede.
El progreso y la consolidación de la caja de La Florida permitieron alcanzar otros objetivos también muy importantes de las entidades cooperativas: el fomento a la cultura y la educación. En esa actividad se destaca la creación, en febrero de 1976, de una publicación mensual llamada Pregón cooperativo, con información no solamente de la caja de crédito sino también de otras instituciones del barrio, noticias, artículos, efemérides, entre otros contenidos que hicieron de la pequeña revista un elemento de difusión muy importante para el barrio y la comunidad. También en 1976 se creó la biblioteca La Florida, que perdura hasta hoy como biblioteca popular de la ciudad (independiente de la filial bancaria) y que sirve principalmente a los estudiantes primarios y secundarios de apoyo y ayuda a través del servicio de préstamo de libros a domicilio.
«Resulta evidente que apenas se abría un poco la mano a favor de las cajas de crédito, éstas se desarrollaban, crecían y podían atender a otros aspectos de la sociedad», afirma el documento emitido en el aniversario.
Con el advenimiento de la dictadura de 1976  y el modelo económico instrumentado por el ministro Alfredo Martínez de Hoz, las cajas de crédito cooperativas comenzaron a quedar acorraladas sin poder ejercer de forma legal su función. La mal llamada Ley de Entidades Financieras de 1977 (en realidad un decreto de la dictadura) le asestó el golpe final y la lucha del sector encontró en la fundación de bancos cooperativos la forma de conservar su naturaleza jurídica y sostener los principios solidarios y democráticos que dieron origen a las cajas. En este contexto se dio la fusión de las entidades barriales que conformaron los primeros bancos. La caja de La Florida se fusionó con otras de Rosario, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, San Juan y San Luis, formando el Banco Udecoop, que comenzó a funcionar el 2 de abril de 1979. A partir del año 1985, el Banco Credicoop se hizo cargo de la sucursal del norte rosarino.
«Se nos ocurre pensar –concluye el escrito– que si bien la caja de crédito La Florida actuó solamente 14 años como tal, con sus fusiones a otras entidades de crédito, también cooperativas, consiguió con sus asociados dotar al barrio de una institución financiera que no tenía y que aún perdura».

Cora Giordana

 

Noviembre de 1970

El Instituto Movilizador cumple 12 años de vida y convoca a un gran acto en el teatro Gran Rex de Buenos Aires. Como solía ocurrir en estos encuentros, los autos de los asistentes exhibían consignas alusivas a la defensa del movimiento, atacado desde los sectores concentrados casi desde sus orígenes.

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