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Con vocación deportiva a temprana edad, la marplatense de 22 años logró un lugar destacado en la gimnasia artística y aspira a consolidar sus progresos en exigentes desafíos futuros.

 

Número uno. La argentina lidera el ranking mundial en la especialidad Suelo. (AFP/Dachary)

Pasaron casi dos décadas desde los primeros saltos que improvisaba en las colchonetas de la casa de su infancia. Hoy, a los 22 años, Ayelén Tarabini continúa dando saltos pero en otros terrenos. Es que la deportista nacida en Mar del Plata, a base de esfuerzo y continuos éxitos en prestigiosos torneos nacionales e internacionales, consiguió posicionarse como la mejor del mundo en la categoría Suelo de gimnasia artística y se destacó en Viga, especialidades que consisten en la realización de una coreografía con ciertos elementos acrobáticos (Suelo) y en un ejercicio gimnástico sobre una barra de equilibrio (Viga).
En el último Mundial disputado recientemente en Anadía, Portugal, la marplatense ratificó su buen momento deportivo al obtener dos medallas de plata en ambas categorías. Su rendimiento le permitió sostenerse en el primer lugar del ránking de la especialidad Suelo: con 79 unidades, observa desde lejos los 62 cosechados por la húngara Dorina Boczogo. Este año también se destacó en las copas del Mundo de Eslovenia –obtuvo una medalla de bronce–; Alemania –cuarto puesto–, Brasil y Qatar –quinto–. En la categoría Viga también tuvo un meritorio desempeño en estos últimos torneos. Y como si no le alcanzara con su destreza en el suelo y el equilibrio en la viga, Tarabini figura entre las mejores del ránking en la categoría Salto, donde se ubica cuarta en la clasificación general.

 

Apoyo sostenido
Claro que estos logros de la marplatense se vinculan con nombres y hechos que apuntalaron su carrera. El empujón inicial hacia la gimnasia artística llegó a través de una sugerencia de Gonzalo Notario, un director técnico de fútbol. Mientras sus hermanos jugaban al fútbol en el club Quilmes de Mar del Plata, los movimientos de Ayelén fuera de la cancha despertaron la curiosidad del entrenador. «Me ponía a hacer piruetas y vueltas, un día dijo “a esta chica hay que llevarla al gimnasio de arriba”», señaló Tarabini, en una entrevista realizada muchos años después. Sus padres aceptaron el consejo y las puertas de ese club emblemático de Mar del Plata se le abrieron para siempre.
Lucía y Marina Lamanda, sus entrenadoras hasta hoy, aportaron sus conocimientos para convertir a Tarabini en una deportista de proyección internacional. Con su respaldo, la marplatense acreditó títulos de relieve: medalla de Plata en los Juegos Odesur 2006 (Argentina), Oro en el Panamericano de Clubes 2007 (El Salvador), Plata y Bronce en la Copa del Mundo 2008 (España), Bronce en los Juegos Odesur 2010 (Colombia), además de otros triunfos en diferentes competencias nacionales. Un hecho relevante es el aporte de la Secretaría de Deporte de la Nación y el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard). Ese apoyo, clave para el progreso de un deportista amateur, le permitió a la marplatense competir y sumar experiencias en diversos torneos, así como dedicar mayor tiempo a la actividad.

 

Retos en pista
En su fructífero itinerario, los Juegos Olímpicos aparecen como una de las cuentas pendientes de Tarabini. En Beijing 2008 no pudo participar por no alcanzar la edad permitida, mientras que en Londres 2012 una lesión le impidió competir en el torneo clasificatorio a los juegos. «Estoy entrenando para Río de Janeiro 2016 y después me retiro. Decidí retirarme cuando llegue a los 24 años y eso voy a hacer», sostuvo Tarabini hace un año y medio.
De todas formas, la decisión del retiro se vislumbra lejana teniendo en cuenta su presente deportivo y la cantidad de compromisos por delante. Durante 2015, la marplatense afrontará otros desafíos, entre ellos el Campeonato Sudamericano de adultos en Cali (Colombia); el Mundial en Escocia –a realizarse entre octubre y noviembre– y los Juegos Panamericanos de Toronto, este último un reto importante para Tarabini. Tras obtener las medallas en el reciente torneo de Portugal, declaró: «Me siento feliz porque se están dando los resultados del trabajo que venimos haciendo para este ciclo olímpico. Ahora tenemos que seguir mejorando y apuntar lo más alto posible en los Juegos Panamericanos».
Otros objetivos de Tarabini no se vinculan con rankings o medalleros. Desde hace algunos meses, para la especialidad Suelo, la marplatense entrena un salto que todavía no fue registrado en el código de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG). Se trata de un doble mortal extendido hacia delante que, de realizarlo correctamente en el próximo Mundial de Escocia, las autoridades bautizarán con su apellido.
Consiga o no esa distinción, la marplatense ya se ganó un lugar entre los atletas más destacados de la Gimnasia Artística y entre los deportistas argentinos que potenciaron sus respectivas disciplinas.

Tom Wichter

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