Amazonia y política

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Los incendios en la Amazonia han puesto sobre la mesa el debate sobre los efectos del cambio climático y la soberanía de cada país para decidir qué hacer con su territorio y naturaleza, algo que puede parecer contradictorio. La contradicción existe por dos motivos. Por un lado, porque los cambios afectan a todo el planeta y mientras los principales organismos internacionales quieren tomar medidas para limitarlos, gobernantes como Donald Trump y Jair Bolsonaro los minimizan e incluso ridiculizan. Por otro, porque las intervenciones supranacionales pueden tener motivaciones políticas que afecten la soberanía de los Estados, y el límite no siempre es claro. El Gobierno francés está planteando que no le dará su aval a un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur mientras Brasil no se comprometa con la protección de la Amazonia. Sin embargo, a nadie se le escapa que al presidente Emanuel Macron esto le sirve para tomar distancia de Bolsonaro, quien hoy forma parte de una corriente internacional de extrema derecha que está intentando articular Steve Bannon, exasesor de Trump. Arrinconar a Bolsonaro también puede ser leído en clave de interna europea: por los gobiernos de Francia y Alemania, amenazados por el crecimiento de la extrema derecha, para debilitar a sus principales adversarios.
Sin embargo, Bolsonaro ha recurrido al lenguaje nacionalista para rechazar las ayudas monetarias europeas como si en su ideario existiera una oposición a las intervenciones imperialistas y ha utilizado el más rancio anticomunismo para impugnar las críticas de Michelle Bachelet por sus ataques a las organizaciones ambientalistas. De paso, reivindicó la dictadura de Augusto Pinochet que derrocó a Salvador Allende y fustigó al padre de Bachelet mezclando todos los temas.