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La designación de Ana Brnabic, mujer y lesbiana, para dirigir el gobierno serbio es un reflejo de los cambios que está produciendo el acercamiento de los países balcánicos a la UE. Sucede nada menos que en una nación en la que la Iglesia ortodoxa y los grupos ultranacionalistas tienen una fuerte gravitación. A pesar de ello, el respaldo del arco político fue casi unánime excepto por Serbia Única, cuyo líder, Dragan Markovic, la criticó por «no saber lo que es tener familia e hijos». Los análisis destacan que Brnabic posee el perfil tecnócrata que el presidente Aleksandar Vucic necesita para alcanzar la membresía del bloque europeo.  

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