Arte para la libertad

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En noviembre de 2002, con un gran acto público, se inauguraba el edificio que hoy alberga el proyecto soñado por Floreal Gorini.

 

Corrientes 1543. Gorini habla ante cientos de personas que colmaron la calle.

Al cumplir 40 años, en 1998, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos ingresó en una etapa que denominó «refundacional». Uno de los objetivos trazados en ese momento consistió en fortalecer la labor cultural de la institución, con iniciativas que fomentaran el pensamiento crítico. Floreal Gorini, entonces presidente del IMFC, comenzó entonces a idear el Centro Cultural de la Cooperación. El proyecto tenía una doble dimensión: su construcción era una forma de apostar al futuro en medio de un contexto político y económico complejo y, a la vez, la reafirmación del cooperativismo como movimiento transformador a través de un espacio efectivo de impacto político y cultural.
Si bien ya venía funcionando en otros espacios pertenecientes al IMFC, el 22 de noviembre de 2002 el Centro Cultural de la Cooperación pasó a ocupar un lugar destacado en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires: su imponente sede actual, en avenida Corrientes 1543. Al acto de inauguración, que coincidió con el 44º aniversario del IMFC, asistieron cientos de personas que colmaron la calle, cerrada al tránsito especialmente para el evento. Entre el público se encontraban referentes de organizaciones sociales, movimientos políticos, estudiantes y dirigentes del movimiento cooperativo.
«Esta inauguración significa para el Instituto poner en práctica, en una nueva forma, su constante preocupación para contribuir a que los sectores populares puedan reforzar su lucha por un mundo mejor», decía Gorini, primer director del CCC, en el discurso de apertura de un espacio que reunió a referentes de las ciencias sociales y artistas para promover nuevas miradas e ideas que confrontaran con el pensamiento de las corrientes neoliberales que predominaban en la época y que habían hecho eclosión en 2001. «Si realmente aspiramos a una transformación profunda y revolucionaria de la sociedad argentina, debemos intensificar la lucha cultural, para impulsar el desarrollo de la subjetividad popular», agregó Gorini sobre el escenario móvil en el que también estuvieron Raúl Guelman, presidente en ese momento del Banco Credicoop, y los titulares de COOPERAR y el INAES, Juan Carlos Fissore y Elvira Castro, respectivamente.
Desde ese momento, la actividad del CCC se amplió y diversificó. Por un lado, se abocó a la investigación y las ciencias sociales en áreas como economía, política, historia, comunicación, sociología, educación, cooperativismo, salud y derechos humanos. También desarrolló una intensa actividad artística: música, teatro, títeres, cine, ideas visuales y danza son algunas de las disciplinas que alberga el espacio. Aunque organizativamente separadas, ambas áreas –sociales y artes– comparten el mismo objetivo: la formación de intelectuales y artistas que desarrollen un pensamiento original y transformador. «Una cultura que esté al servicio de una sociedad justa», manifestaba Gorini en 2002 frente a las puertas del edificio del CCC. Desde su fundación y hasta la actualidad, las múltiples actividades que de lunes a lunes alberga su sede (conferencias, conciertos, obras de teatro) posicionaron progresivamente al CCC como referencia cultural en la ciudad.

 

Fronteras en expansión
La propuesta del CCC no se circunscribió a la Ciudad de Buenos Aires sino que, en su afán de conectar las mejores tradiciones de pensamiento y arte de la región, logró ubicarse en un lugar destacado del ámbito latinoamericano. La visita al centro cultural del presidente venezolano Hugo Chávez el 18 de agosto de 2003 ratificó aún más el camino latinoamericanista. En esa jornada, Gorini y Carlos Heller, entre otros, recibieron al mandatario que, en diciembre de 2007, volvió al CCC  para recibir el Manifiesto de Buenos Aires. Encuentro por la Integración de los Pueblos de Nuestra America, un documento avalado por cerca de 1.000 intelectuales a favor del proceso de fortalecimiento e integración de los países de América Latina. En esa ocasión, Chávez expresó su admiración por el Centro Cultural al considerarlo como «un buen ejemplo que nosotros queremos seguir allá en Venezuela y toda nuestra América». Así como sucedió con Chávez, otros mandatarios e intelectuales latinoamericanos pasaron por el CCC , entre ellos el presidente de Ecuador, Rafael Correa; el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, y el ex ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto.
El 3 de octubre de 2004 falleció Floreal Gorini. El 30 de octubre de ese año, la Asamblea General Ordinaria del IMFC decidió por unanimidad designar con su nombre y apellido al Centro Cultural. Juan Carlos Junio asumió desde entonces la dirección del espacio que, diariamente, apuesta a consolidar y elevar la calidad de sus propuestas. Junto con los departamentos y áreas, se crearon nuevos espacios de trabajo y difusión: la revista virtual del Centro, el Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales, el Área de Investigación en Ciencias del Arte (AICA) y el Observatorio de Políticas Culturales fueron algunas de las iniciativas que se sumaron a las múltiples actividades del Centro.
En 2012, el CCC cumplió su primera década de vida, que fue celebrada con un gran acto en la sala Solidaridad. «Podemos decir con franqueza que en estos 10 primeros años hemos contribuido desde nuestro Centro Cultural a combatir ese paradigma que castraba a la cultura y a materializar, en un núcleo valioso de jóvenes, el cambio de sentido», manifestó Junio en su discurso. Más de 10 años de recorrido de una usina de pensamiento y creación artística que a lo largo de su historia materializó el ideario de su creador: «El avance hacia la utopía requiere de muchas batallas pero, sin duda, la primera es la batalla cultural».

Maximiliano Senkiw

 

 

21 de octubre de 1995

A 16 años de haber sido creadas, 20 comisiones de asociados de bancos cooperativos se reunían para hacer un balance y trazar perspectivas en la Casa de la Cooperación de Rosario. La apertura del encuentro fue encabezada por los dirigentes Arnaldo Olguín, Ramón Zarza, Segundo Camuratti y Jorge Testero.

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