Asociados, no clientes

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La presidenta de la Confederación Nacional de Mutualidades analiza el presente del sector y cómo lo afectarán las nuevas regulaciones votadas en el marco del Presupuesto 2019. Primera mujer en el cargo que ocupa, valora los avances de género.

Rol crucial. «Las cooperativas y mutuales mejoran la calidad de vida de la gente». (Jorge Aloy)

A fines de la década de 1970, Rosa Rodríguez ya formaba parte del ámbito de la economía social: trabajaba en una caja de crédito de la localidad bonaerense de Adrogué. Hoy, ocupa la presidencia de otra entidad del sector solidario, la Confederación Nacional de Mutualidades (CONAM), organización que nuclea a federaciones de mutuales de todo el país. También preside la mutual Fondo Compensador de la Fuerza Aérea (Focomfa), del personal civil de esa fuerza, que brinda, entre otros beneficios, un complemento jubilatorio y pensionario a sus afiliados. «Ese es nuestro servicio principal, las entidades, sin embargo, tienen que actualizarse,  que haya beneficios y servicios para la gente joven es lo fundamental. Por eso, en Focomfa brindamos servicios como subsidios por nacimiento, casamiento, fallecimiento, becas por estudios terciarios y universitarios, y un servicio de luna de miel, que consiste en  hospedaje y transporte gratuitos para quienes se casan», detalla la dirigente.
Rodríguez también destaca el trabajo de capacitación. «Tanto las mutuales como las cooperativas tienen cuotas muy bajas y se reciben amplios servicios. Y nosotros hacemos capacitaciones para que quienes quieran formar una mutual aprendan a constituirse, aprendan todo el aspecto formal que debe cumplir con la entidad, el aspecto operacional».
–El servicio de complemento jubilatorio también puede contratarse en empresas con fines de lucro, ¿cuál es la diferencia de un servicio de este tipo brindado por una mutual?
–Precisamente, que no hay lucro, todo lo que ingresa a la entidad el asociado lo recibe como beneficio, algo muy importante en este momento económico. Por eso desde las dos confederaciones de mutuales y desde las federaciones estamos trabajando activamente porque lo que estamos atravesando en el sector es terrible, de tener una exención impositiva que nos protege, precisamente, por la actividad solidaria que realizamos, de ayuda mutua, y sin tener ningún aporte por parte del Estado (las entidades se autofinancian), se pasa a cobrarnos impuestos a las mal llamadas ganancias, lo que va en desmedro de los servicios que podemos brindar.
La economía social y solidaria hace que no solo el individuo se sienta incluido dentro de su entorno, sino que además tenemos la capacidad de poder ayudar a personas localmente y regionalmente en todos los lugares de nuestro país, incluso donde el Estado o las empresas no están porque no pueden, porque no les interesa, porque no les resulta un negocio. En el año 2001, por ejemplo, todas las entidades bancarias cortaron el crédito, ¿quiénes no lo cortaron? Las cooperativas y las mutuales, incluso yendo a pérdida. Pero el asociado, que tenía una crisis total, social, familiar, de salud, por la grave preocupación con la que se vivía en esos tiempos, nos necesitaba.
–Algunos servicios que brinda el sector son vitales para las comunidades.
–Por supuesto. Las mutuales, por ejemplo, brindamos servicios de salud a costos bajos, sobre todo a nivel de atención primaria, en un montón de zonas donde no existen ni prepaga ni sanatorios ni clínicas privadas, porque comercialmente no es productivo. La mutual pone consultorios, servicios primarios, atiende en la emergencia. Otro ejemplo son las cooperativas de energía, que están en lugares donde a ninguna empresa le interesa concesionar el servicio, y la cooperativa lo brinda con mucho esfuerzo, dedicación y bajo presupuesto.
Muchas veces nos ocupamos de la comunidad donde estamos insertos, les damos beneficios a los no socios también, de manera indirecta. Es maravilloso y lo podemos lograr gracias a que tenemos ciertas exenciones impositivas. Si gestionás a pérdida no sirve,  porque rendís cuentas a tus asociados, tenés que gestionar de manera que el asociado vea que la entidad crece, se desarrolla y da servicios, si no, no tenemos razón de ser. Y el superávit que podemos tener va a parar al asociado, nuestras entidades de la economía solidaria no tienen ganancias. Si se quiere conceptuar como ganancia tener un superávit, se parte de una premisa errónea y eso tiene un desenlace erróneo. Acá no hay accionistas, no nos llevamos las utilidades, no somos una empresa comercial. Estamos haciendo que los ciudadanos mejoren su calidad de vida.
–¿Qué consecuencias puede acarrear este nuevo escenario?
–Si las instituciones no tienen superávit, no pueden seguir brindando servicios, montones de entidades se van a quedar sin poder funcionar. De hecho, está pasando, muchas debieron cortar las horas de trabajo de sus empleados, y esto va a desencadenar también que se despida gente, porque la entidad,al no obtener recursos, va a tener que desentenderse de su personal; por supuesto, los indemnizará, serán crisis preventivas de trabajo, pero no es la idea ni del mutalismo ni del cooperativismo: uno está orgulloso de las fuentes de trabajo que brinda. Las mutuales brindamos 500.000 puestos de trabajo en blanco, cumplimos con las contribuciones, los aportes, por eso no lo entiendo al Estado nacional cuando piensa  que el beneficio por gravarnos impositivamente va a ser mayor al de continuar con la exención impositiva. Esto no va a ser así. Tendrán que darse cuenta.
–Es la primera mujer en presidir la CONAM, ¿cómo ve la cuestión de género en el sector mutual?
–Soy pionera, en nuestro sector no había muchas dirigentes mujeres, como en todas las actividades, los cargos de liderazgo y conducción siempre estuvieron reservados a los varones.  Yo comencé la actividad en el mutualismo en 1990 y siempre me rodee de compañeros varones, pero tuve la suerte de aprender mucho y vieron en mí el potencial directivo, eso me ayudó muchísimo. Y lo mismo estoy tratando de hacer yo con el género, yo pude acceder, entonces el resto de las mujeres tiene que saber que también puede acceder a cargos de liderazgo. Sus compañeros tienen que darles la posibilidad también. Si bien hay actividades que no tienen asociadas mujeres, eso ha ido cambiando con el transcurso de los años. Y ayuda mucho toda la legislación que se fue promulgando en estos últimos 20 años, como las leyes de cupo femenino en el Congreso o en el ámbito sindical. En el sector mutual no tenemos legislación, se fue produciendo el ascenso de mujeres como consecuencia de poder acceder en cuanto a capacidad, pero no por cupo. Sin embargo, se está trabajando en dos proyectos al respecto, uno de género y otro de juventud.
Desde el año 2012 que estoy en la conducción, voy por mi segundo mandato y me gustaría ya tener un recambio. De todas formas, en la última renovación de autoridades que tuvimos he hecho integrar a otras compañeras mujeres porque se van entusiasmando, interesando. Ya empezamos a tener comisiones de género y de juventud también, como para ir capacitando, haciendo actividades, promoviendo, comunicando, impulsando. Y así se va logrando avanzar en estas cuestiones.
Por otra parte, participo todos los años de ONU Mujeres, voy a la Asamblea General a través de la Organización de Entidades Mutuales de las Américas y cuando escuchás las experiencias y lo que sucede en otros países de la región, realmente quedás sorprendida, todavía hay muchísima discriminación que genera gran sufrimiento en las mujeres. Las asistentes nos dicen que se van muy capacitadas y empoderadas y valoradas de la Asamblea, pero que cuando vuelven a sus países se chocan con la realidad, que cuesta. Solo se logra acceder a través de la perseverancia, la insistencia y la difusión de la cuestión de género.

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