En el barrio porteño de Almagro, el espacio gastronómico y cultural cooperativo cuenta con numerosas propuestas educativas y artísticas. A pocos días de cumplir 20 años, sobrelleva la crisis sanitaria a fuerza de creatividad y empuje conjunto.
12 de mayo de 2020
«Casoneros». Así se definen los integrantes del espacio. Reunión previa al aislamiento. (Jorge Aloy)
Como en todo el planeta, la vida en los barrios de Buenos Aires también tiene un antes y después del COVID-19. Hasta el 19 de marzo, en la calle Humahuaca al 3500, barrio de Almagro, los peatones podían ser sorprendidos por una pantalla gigante con una película proyectándose. O una jornada de juegos al aire libre. Cosas así sucedían en Casona Humahuaca. Las ganas de trabajar en grupo, de generar una comunión entre vecinos, de militar la solidaridad, resultaron los motores para que, en el año 2000, naciera ese espacio, que con el tiempo se transformó en una asociación civil. Guillermo Castañeda psicólogo social, fundador y coordinador general de La Casona, relata con orgullo la historia: «Yo vivía solo en la parte de atrás y le propuse a un grupo de amigos convertir la casa en un lugar que abriera las puertas a la participación de los vecinos a través de distintas actividades. Lo que empezó tímidamente, a los siete años ya tenía grupos de trabajo en funcionamiento y todo fue más real que lo que me había propuesto».
La Casona siempre contó con un bar, pero en la medida en que crecían, su atención se fue complejizando. Fue así que en 2014 decidieron transformar ese espacio en una cooperativa. María Figarola, conocida como «Rula», es la presidenta de la entidad. «Yo apuesto a la economía social, a lo cooperativo y cultural. Si bien podría trabajar en otro lugar y ganar más plata, aquí puedo militar trabajando con un grupo de personas con interés por la cultura, el trabajo y los trabajadores. Creo que un mundo mejor se construye y la economía social es la alternativa. Es el mundo que quiero dejarle a mi hijo», dice.
En La Casona se desarrollan actividades comunitarias, culturales, de promoción de la salud, los derechos humanos, la economía social, teatro del oprimido y muestras artísticas. También forman parte de Rioba, Red de Instituciones del Once, Balvanera y Abasto. Un hecho que los llena de orgullo fue ser el lugar de nacimiento del colectivo Barrios x Memoria y Justicia, que coloca baldosas recordatorias de personas detenidas-desaparecidas en la última dictadura en las calles de Buenos Aires. Asimismo, fueron impulsores de CUJUCA (Cumbre de Juegos Callejeros). Integrada por ocho personas, cuatro de ellas trabajan en el bar y las otras cuatro conforman Franca Matina, una experiencia tomada de Italia y que reúne a externalizados psiquiátricos con su propia autonomía de funcionamiento. La asociación civil, que continúa funcionando en conjunto con la gestión cooperativa, cuenta con dos representantes y luego hay cerca de 40 habitués que participan de distintas actividades.
500×100
Mariela Jungberg, presidenta de la asociación civil y responsable de la capacitación, afirma que el bar es un espacio que sostienen no sin esfuerzo, sobre todo en un contexto como el actual. La inflación y el aumento en los alquileres llevaron a la Casona a una situación de ahogo, por la que implementaron un bono solidario «500×100», con el que buscan 500 aportes de 100 pesos cada uno. Si bien aún están lejos del objetivo, y se vieron en la necesidad de hacer un relanzamiento durante la pandemia, los aportes mensuales que reciben les permiten cubrir una parte importante de los gastos. También, dadas las medidas de aislamiento social, la actividad cultural se trasladó a las redes sociales: a través de Instagram y Facebook (Casona Humahuaca) y con las consignas «Casona resiste» y «Cultura en tu casa» comparten relatos literarios, juegos, canciones y hasta ejercicios de chi-kung. Y a la brevedad se podrán compartir talleres y festivales virtuales. Asimismo, se encuentran en el armado de un comité de crisis para la Comuna 5, donde la Casona se constituirá en un nodo de emergencia social a través del cual recibirán donaciones para repartir a quienes lo necesiten. También, lanzaron un servicio de delivery de comidas. El 24 de mayo, Casona Humahuaca cumplirá 20 años y se realizará una gran fiesta virtual, con la convicción de que construir lazos solidarios durante dos décadas es algo que merece ser celebrado y que, contra ello, no hay pandemia que pueda.