22 de julio de 2021
Pionera del activismo artístico, Lisa Kerner es una de las creadoras de Casa Brandon, un espacio cultural múltiple que empezó como lugar de reunión para las minorías pero que hoy es mucho más que eso. «La comunidad LGBTIQ+ se encuentra atravesando un momento complejo», observa. «Por un lado y puertas adentro, hay un fuerte repensarse en términos identitarios, poniendo en cuestión la misma sigla LGBTIQ+ y ese signo “más” que toma relevancia y viene a patear el tablero. Por otra parte, el avance de las derechas en el mundo cohesiona al movimiento que, a su vez, ha tenido que sortear con mayor o menor éxito los embates del aislamiento y el distanciamiento, el cierre de los espacios de circulación y el desarrollo de las prácticas artivistas. La brecha entre quienes tuvieron que agudizar el ingenio para subsistir, para comer y quienes debieron hacer malabares para poder seguir existiendo en términos profesionales o políticos, no fue una grieta gracias al compromiso de muches que pudieron activar redes de contención. También aparece la figura del Estado, dando espacio a través del Ministerio de Cultura de la Nación, que organizó actividades para dar visibilidad y recursos».