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Básquet de primera

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El certamen federal exhibe como principales novedades los regresos de figuras y clubes de relieve, junto con la disputa entre varios candidatos al título.

 

Inicio. San Lorenzo y Quimsa abrieron una nueva temporada del tradicional torneo. (Télam)

Creada hace más de 30 años, la Liga Nacional de Básquet (LNB) se convirtió con el paso del tiempo en un torneo prestigioso y con múltiples atractivos, seguido con especial interés en pueblos y localidades de distintos puntos del país. La temporada que comenzó en setiembre no será una más, teniendo en cuenta una serie de condimentos. A raíz de la reestructuración de los torneos iniciada hace 2 años, esta vez serán 20 los equipos participantes (el campeonato pasado eran 18), muchos de ellos con historia grande en el torneo. Se añade a esto el regreso de figuras de primer nivel y la jerarquía de algunos equipos.
Los citados condimentos se vinculan con la trascendencia que adquirió el certamen, a raíz de los progresos de la disciplina en los últimos años. Basta consignar los éxitos del seleccionado nacional en campeonatos del mundo y juegos olímpicos, y la camada de argentinos que juegan en la NBA de Estados Unidos. Fruto de esos logros, y del papel clave que cumplió la liga en el desarrollo de la disciplina, los organizadores del torneo introdujeron un cambio en materia de imagen para este año, con el fin de potenciar aún más la competencia. «Es tiempo de una nueva era, es tiempo de una nueva Liga», exclama la voz en off en el spot de lanzamiento oficial de la temporada.
Más allá de la imagen, una de las grandes novedades del certamen es la presencia de San Lorenzo impulsada por Marcelo Tinelli. Protagonista de la primera Liga Nacional, pero luego ausente en el mapa basquetbolístico, el cuadro azulgrana regresó a los planos nacionales a partir de la vicepresidencia de Tinelli en la entidad nacida en Boedo. En 2 años, compras de plaza mediante, trepó los 2 escalones necesarios para llegar a la LNB. Y también con inversiones fuertes intentará pelear por los primeros puestos. Para conseguir ese objetivo, los de Boedo contrataron a Walter Hermann y Marcos Mata, 2 exjugadores de la selección, repatriaron a Bernardo Musso luego de una larga carrera en Italia y, hasta sorprendieron con la incorporación de Tautvydas Lydeka, el primer jugador lituano de la historia del torneo.
El encargado de dirigir todas esas individualidades será Julio Lamas, exentrenador de la selección y con pergaminos suficientes para conducir a un equipo que es considerado candidato a obtener al certamen. Claro que entre sus principales oponentes aparecen el actual campeón, Quimsa de Santiago del Estero –equipo al que ya le ganó en el partido inaugural de la temporada–; y al siempre protagonista Peñarol de Mar del Plata, ganador de 4 de las últimas 5 ediciones y dirigido este año nuevamente por Sergio Hernández, actual director técnico del seleccionado nacional.
La disputa entre esos 3 clubes promete emociones fuertes, aunque conviene no subestimar a otros equipos, muchos de ellos con nombres importantes en su plantel. Por caso:  Selem Safar y Juan Gutiérrez, en Obras Sanitarias; Federico Van Lacke, en Olímpico de La Banda de Santiago del Estero (retornó al país tras 13 años en España); Kyle Lamonte, en Atenas de Córdoba; y la promesa joven de mayor proyección: el cordobés Juan Pablo Vaulet, de 19 años, quien se desempeñará este año en Bahía Basket con la posibilidad concreta de desembarcar el año que viene en la NBA.
Así como la presencia de San Lorenzo constituye una de las grandes novedades de la temporada, también se destaca la vuelta de Ferro Carril Oeste, tricampeón en la década del 80, con la compra de una plaza. 11 años después de dejar la categoría, el club de Caballito reeditará el clásico más tradicional del básquet nacional con Atenas de Córdoba. Las 2 instituciones, cabe recordar, ganaron 8 de las primeras 9 ligas entre 1985 y 1992. Otros clásicos de interés que ofrecerá el torneo se vinculan con la cercanía geográfica, muchos de ellos entre equipos del interior del país. Por caso: Atenas-Instituto en Córdoba, Regatas-San Martín en Corrientes, Quimsa-Olímpico en Santiago del Estero, Sionista-Estudiantes en Entre Ríos y Peñarol-Quilmes en Mar del Plata, entre otros.
Un ingrediente más para un certamen que sigue desatando fervores en todo el país y aspira a consolidar sus logros. Más allá de las apuestas de marketing, la Liga Nacional se revela como un torneo virtuoso y clave para el desarrollo y la difusión del básquet nacional.

Tom Wichter

 

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