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Fue parte de la ola de quiebras de empresas de los años 90, se transformó en cooperativa de trabajo y hoy es referente del movimiento de fábricas autogestionadas.

 

Recuperado. El taller de Barracas, epicentro de la lucha de los trabajadores. (Martín Acosta)

Hace más de 10 años, la cooperativa Gráfica Patricios viene demostrando que la gestión en manos de los trabajadores no es únicamente el efecto de las fracturas de los sistemas económicos sino que representa una forma eficaz y consolidada de gestión productiva y laboral.  Desde finales de la década del 90, los trabajadores de lo que por aquella época eran los Talleres Gráficos Conforti –creados en 1986– comenzaron a sobrellevar  distintas maniobras de vaciamiento. Recortes de personal, sueldos y aguinaldos atrasados y falta de pago a proveedores eran algunas de las consecuencias de la decisión de dar por terminada la empresa gráfica ubicada en el barrio porteño de Barracas. En ese entonces las rotativas y sus trabajadores ofrecían servicios de impresión a diarios como El Cronista Comercial, Página/12 y el español El País. «Esta situación anormal hizo que la gente de los talleres comenzara a tomar medidas y a adquirir una gimnasia sindical», recuerda Gabriel Rojas, síndico de la cooperativa y uno de los trabajadores despedidos durante el declive de la empresa. Ya para 1998 esa «gimnasia» había propulsado en gran parte de los trabajadores una forma de dar respuesta a las irregularidades e incumplimientos del sector empresarial. Si bien se habían logrado algunos acuerdos, la situación de desmanejo se extendía a tal punto que para 2002, luego del estallido político, social y económico de la Argentina, la fábrica no lograba recuperarse y los trabajadores se enfrentaban al cierre total. «Allí es donde se comienza a hablar de la posibilidad de la empresa recuperada y la cooperativa de trabajo. Muchos compañeros eran permeables a esa posibilidad», agrega Rojas sobre las alternativas evaluadas por los obreros al momento de mantener sus fuentes laborales.

 

Primeros pasos
En marzo de 2002 la experiencia comenzó a dar sus primeros pasos con 28 trabajadores que, durante casi un año, sostuvieron los talleres y avanzaron en el camino de la regularización de la fábrica. Hacia 2003, la inscripción en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, el dictamen de quiebra y la posterior sanción de la ley de Expropiación de los Talleres Gráficos Conforti rearmaron el horizonte y las expectativas de lo que se conformaba como Cooperativa Gráfica Patricios. «El manejo es distinto al no estar bajo relación de dependencia. Las obligaciones y las responsabilidades son muchas más», cuenta Luis Coronel, actual presidente de Gráfica Patricios, sobre el cambio en el modelo de trabajo. «El trabajador era solo un engranaje más dentro de la maquinaria empresarial. Ahora, además de crear la riqueza como trabajador, esa riqueza se puede direccionar de una manera solidaria haciendo crecer su entorno», agrega Rojas acerca de la transformación hacia el modelo de autogestión.

Coronel y Rojas. «Las obligaciones y responsabilidades son muchas más». (Martín Acosta)

Gráfica Patricios fue parte de una ola de cierres y quiebras de empresas que, llamativamente, no se detuvo luego de la gran crisis. «Después del 2001 y hasta 2012 hay un total de 340 recuperaciones de empresas. En el período 2001-2007 se da la mitad de esa recuperación. Y, en el periodo posterior a 2007, la otra mitad. No tiene que ver entonces sólo con el contexto socioeconómico –como podría ser la crisis de 2001– sino con una actitud patronal de vaciamiento de empresas, de quiebras de emprendimientos impulsadas para armar otros más rentables y de una mirada puesta en el negocio inmobiliario», resalta Eduardo Montes, otro de los integrantes de la entidad.
El proyecto en marcha no se agotó en los talleres: la cooperativa incorporó desde sus inicios una clara impronta social. «Es una fábrica de puertas abiertas. Es mucho más que la propiedad en función privada. Es la propiedad y su función social», explica Montes. Bajo esa consigna se impulsaron distintas iniciativas como un centro de atención odontológico creado a  través de un convenio con la Fundación Hospital Argerich, la Escuela Media Nº 2, perteneciente al programa Deserción Cero, y la Radio Gráfica (FM 89.3), la apuesta comunicacional ubicada en las propias instalaciones de la fábrica que, desde 2005, promueve un espacio que «hace realidad el derecho a la comunicación», afirman sus responsables.
«Nuestro interés en la actualidad –concluye el presidente de la cooperativa– es poner en pleno funcionamiento la gráfica, sumar más trabajadores y consolidarnos en el rubro».  Perspectivas para un emprendimiento que, lejos de ser una excepción, se ha convertido en un punto de referencia al momento de elaborar modelos eficientes de gestión laboral, productiva, social y cultural.

—Maximiliano Senkiw

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