Cámara lúcida

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Edición, diseño y revelado, entre muchas otras, son las propuestas de la escuela de fotografía porteña. Con clases online, sostienen la actividad en medio de la pandemia. «Es una experiencia que nos está resultando enriquecedora», dicen sus asociados.


Fotografía de producto. Uno de los cursos (imagen tomada antes del aislamiento). (Gentileza Cooperativa de la imagen)

En 2013, los fotógrafos Diego Casadamon, Fabián Liguori, Martina Bertolini y Flavio Castañeda brindaban talleres de fotografía en distintos espacios pero necesitaban darle un giro a la actividad como docentes para transmitir su pasión y sus principios profesionales. Comenzaron a desarrollar el proyecto de armar una escuela de fotografía cooperativa, que comenzó a funcionar en marzo de 2014. Sin embargo, a fines de ese año, la vida los golpeó con el fallecimiento de Casadamon, uno de los fundadores. «En ese momento nos replanteamos seriamente si íbamos a poder continuar con el proyecto. La fortaleza nos la brindaron muchos alumnos, alumnas y personas cercanas que nos alentaron a no bajar los brazos y seguir adelante», cuenta Castañeda.
Los primeros dos años fueron difíciles, pero de a poco lograron que el espacio se hiciera conocido. A partir del tercer año sumaron más alumnos y alumnas, se amplió el cuerpo docente y la oferta de talleres. «En ese momento también nos ayudó la incorporación de la compañera Michelle Le Brun en la parte administrativa y con la atención al público. La escuela creció y el espacio nos quedó chico, por lo que en marzo de 2019 nos mudamos a un espacio más amplio en avenida Callao 569. Si bien la difusión en las redes sociales fue fundamental, lo más importante fue la recomendación de boca en boca de quienes ya habían hecho un recorrido por la escuela», dice Martina Bertolini, docente de Composición y mirada de autor.
En la actualidad, Cooperativa de la Imagen está formada por un cuerpo de 29 docentes que coordinan 32 talleres en tres niveles: básico, intermedio y avanzado. Entre ellos se encuentran: Fotografía básica; Iluminación; Retrato; Práctica de iluminación en estudio; y Foto de producto y publicitaria. También dictan los cursos Composición y mirada de autor; Ensayo fotográfico; Fotografía documental; Cómo se gesta un libro de autor; Fotos y escritura; Álbum de familia; y Encuadernación artesanal. Asimismo, los alumnos pueden aprender sobre fotografía analógica; fotografía en blanco y negro y revelado, entre otras prácticas vinculadas con la actividad. A la vez, se dictan cursos dirigidos a la utilización de software específico de fotografía, video y diseño gráfico y recientemente sumaron un taller de fotografía para niños, niñas y adolescentes.

Recorrido personalizado
«No proponemos un único recorrido, como lo hacen las carreras de fotografía, sino que cada alumno/a puede elegir qué talleres realizar. Eso sí: solemos asesorar según los intereses de cada persona. Nos proponemos formar un perfil de alumno/a que maneje sólidamente las herramientas técnicas y conocimientos teóricos para poder aplicarlos a distintas manifestaciones estéticas. También que cada uno/a decida el camino que desee dentro del gran y variado mundo del arte y la fotografía, haciendo hincapié siempre en poder disfrutar de lo que se está haciendo», dice Castañeda, docente de Iluminación y Fotografía de producto y publicitaria.
Desde la cooperativa también se motorizan actividades abiertas al público en general como la muestra colectiva de los talleres en la que se exponen fotografías, libros, proyecciones audiovisuales y textos realizados por alumnos/as; la FeFo: una feria fotográfica ideada por Mario Lazo Toledo y Mario Rodríguez, docentes del taller de Fotografía estenopeica, que va por la 11a edición. Para cuando las actividades culturales se normalicen, está prevista la realización del Festival Internacional de Fotografía Experimental EXP.20.
Ante la incertidumbre y la crisis sanitaria en la que se encuentra el mundo, el mayor desafío de la cooperativa es mantener vivo el espacio de manera virtual hasta que se pueda volver a las clases presenciales. «Hemos podido reorganizar algunos de los cursos en la modalidad online con el docente en vivo
–dice Castañeda–. Es una experiencia distinta que nos está resultando muy enriquecedora».