El libro sobre las travesías de Ernesto Guevara junto a Carlos Calica Ferrer y Alberto Granado se presentó en el CCC. «Se ve cómo ese joven, ese muchacho arrojado y temerario va adquiriendo conciencia política», dijo Atilio Boron sobre el texto.
13 de junio de 2018
Querida presencia. Brunet, Ferrer, Boron y O’Donell, en la sala Raúl González Tuñón. (Jorge Aloy)Desde hace 14 años, Marea Editorial desarrolla una sostenida labor de publicación de textos de no ficción. En 2005 y en 2008 incluyó en su catálogo los libros De Ernesto al Che y Con el Che por Sudamérica. Crónicas y testimonios directos de dos amigos íntimos y también compañeros de ruta de Ernesto Guevara de la Serna en los viajes que emprendió en los años 1952 y 1953. El bioquímico Alberto Granado fue el compañero de Fúser, como él llamaba al joven Guevara en su primer viaje. Editado por primera vez en 1978, en Cuba, Con el Che por Sudamérica fue el resultado de sus impresiones de esa travesía, llevada al cine por Walter Salles en la película Diarios de motocicleta. Carlos «Calica» Ferrer, amigo de Guevara desde la infancia, fue el compañero elegido para la expedición del siguiente año. Pero el registro de esta recién fue tomando forma de libro en 2004, en la cocina de Constanza Brunet, directora de Marea, que a lo largo de seis meses fue charlando con Calica, entrevistándolo, grabando y tomando notas, recopilando fotografías y documentos de todo tipo. Y así nació De Ernesto al Che, traducido a 14 idiomas y editado en países como Indonesia, India, Alemania, Italia, Grecia, España, Portugal, Brasil, Venezuela, entre otros. En 2017, a cumplirse 50 años del asesinato del Che, Brunet decidió que era un buen momento para hacerle un homenaje al revolucionario argentino realizando una edición especial que contuviera los dos libros completos. Este fue el origen de Los viajes del Che por Sudamérica (1952-1953), cuya presentación se llevó a cabo en la Sala Raúl González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y contó con la presencia de Calica Ferrer, del historiador Pacho O’Donnell, del politólogo Atilio Borón, y de Brunet como coordinadora. Entre los presentes estuvo Orestes Pérez Pérez, embajador de Cuba en la Argentina.
De carne y hueso
«La idea fue mostrar al Che como la persona de carne y hueso que fue, que también fue un pibe, que era una persona única, especial, con muchos valores y una gran valentía», dijo Brunet. Boron, por su parte, afirmó: «La lectura de este libro, el de Calica fundamentalmente, denota cómo ese joven, ese muchacho arrojado y temerario por momentos, va adquiriendo conciencia política. Y nos ayuda a entender mejor la figura de este personaje extraordinario que este año hubiera cumplido 90 años, y el papel fundamental que tuvo en la Revolución cubana». Luego fue el turno de O’Donnell, quien recordó que conoció a Calica mientras hacía su biografía Che: la vida por un mundo mejor. «Al conocerlo a Calica uno entiende perfectamente por qué el Che lo eligió como compañero de viaje. Porque es un tipo muy dinámico, siempre con ganas de hacer cosas. Lo interesante de Calica es que ha sido siempre muy leal, él ha dedicado su vida a pregonar la verdad del Che por todo el mundo. Se ha transformado en el más veraz, creíble y más próximo testigo de quién fue el Che y por qué fue el Che».
El cierre estuvo a cargo de Ferrer, quien, con 89 años, hizo gala de una lucidez, una energía y un humor ejemplares. «Ni Granado ni yo tuvimos nunca ninguna pretensión literaria, simplemente hemos narrado lo que nosotros vivimos con Ernesto. Tres amigos que vivimos una historia y que está relatada acá», dijo, luego de contar diversas anécdotas del viaje. También, hizo un balance de la actualidad política y concluyó: «En estos momentos hay que recordar más que nunca al Che, porque el Che nos levanta el espíritu, nos levanta el ánimo. Y yo estoy seguro de que si le pudiéramos preguntar por estos tiempos que estamos viviendo, él diría aquello de “Hasta la victoria, siempre”».