Cero en historia

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El proyecto presentado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires convertiría en optativas una serie de materias esenciales. Rechazo de estudiantes y docentes.

 

Derecho a saber. Protesta de la Federación de Estudiantes Secundarios frente al Ministerio de Educación porteño. (Télam)

Las naciones marchan hacia su grandeza al mismo paso que avanza su educación». Esta frase de Simón Bolívar fue retomada en los últimos discursos del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez al referirse a la educación como uno de los principales pilares de la liberación de los pueblos. A contrapelo de la actual y decisiva fuerza regional que avanza en la integración y en la construcción de la llamada Patria Grande, el gobierno porteño avanzó en un prediseño curricular que le quita la categoría de obligatorio al dictado de materias como Historia Argentina y Latinoamericana, Filosofía, Geografía, Biología, Física y Formación Ética y Ciudadana. Tras conocerse la propuesta, historiadores, académicos, legisladores, docentes, alumnos y padres recogieron el guante y salieron a las calles a defender el derecho a saber.
El primer encuentro se produjo a mediados de junio en el Colegio Nicolás Avellaneda, donde quedó planteada la necesidad de rechazar el prediseño presentado desde el Ministerio de Educación porteño a través del Área de Planeamiento Educativo que preside Mercedes Miguel y en el cual se plantea «respetar la asignatura de Historia hasta 5º año a través de las posibles alternativas como ser los espacios de “electiva en Ciencias Sociales” o bien utilizar el espacio de “Opción Institucional” que se encuentra presente en todas las orientaciones del actual prediseño curricular».
«Desde hace décadas, en las escuelas secundarias se dicta una materia en 4º año referida a la Historia de América y otra en 5º año dedicada a la Historia Argentina. En los últimos tiempos, los colegios y los profesores han priorizado el estudio de la historia reciente, del siglo XX, en ambas asignaturas. La propuesta del GCBA va a contramano de dicha tendencia», sostuvo en esa oportunidad Enrique C. Vázquez, historiador de la Universidad de Buenos Aires y vicerrector del Colegio Nicolás Avellaneda.
La presentación del prediseño por parte del Gobierno porteño es una respuesta a lo determinado por el Consejo Federal de Educación, que estableció que existan diez orientaciones en los títulos de los colegios secundarios públicos de todo el país. No obstante, el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, aclaró en declaraciones radiales que «el Consejo Federal de Educación aprobó un piso mínimo –de materias y contenidos–, y a partir de allí las provincias tomaron decisiones». En la misma línea, Sileoni sostuvo que el Consejo tomó esta determinación porque existía «un sistema fragmentado. Había más de 300 especializaciones en el secundario en el país, lo que atentaba contra el hecho de que los chicos se mudaran de un distrito a otro, por las equivalencias. En la Ciudad de Buenos Aires tienen 158 planes de estudio en 450 escuelas».
Por su parte, desde la Junta Departamental de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, compuesta por docentes, graduados y estudiantes, manifestaron que se oponen «a que se convierta la materia Filosofía en optativa y que pierda su condición de obligatoria». «Esto resulta insólito cuando, en el marco del Consejo Federal, Filosofía aparece como un aprendizaje prioritario», aseguró el representante en la Junta por mayoría de graduados, Juan Manuel Heredia.
Ahora bien, el principal argumento expresado por Miguel, y que intentó apaciguar los ánimos de la comunidad educativa, fue que se respetarían estas materias en espacios de «electiva en Ciencias Sociales» o bien utilizando el Espacio de «Opción Institucional». Pero ¿qué significa esto en la práctica? Para el diputado porteño Francisco Tito Nenna, esto «tiene que ver con una visión liberal del sistema educativo. Lo que están planteando es la no obligatoriedad de materias como Historia o Filosofía. Se darían opcionales, en talleres o seminarios de acuerdo a los criterios que cada uno tenga. El sistema educativo tiene que tener materias troncales como Matemática, Lengua, Historia, con sostenimiento. Esta visión nada tiene que ver con el sistema educativo que estamos recomponiendo después de lo que fue la destrucción en la década del 90 con la Ley Federal de Educación, a través de la cual se descentralizaron los servicios educativos y cada provincia hacía lo que quería».
Nenna planteó, durante uno de los últimos encuentros con académicos, docentes y alumnos llevado adelante en las puertas del Cabildo, que esta situación es similar a la vivida en 2010, cuando el titular de la cartera educativa porteña, Esteban Bullrich, prohibió que arribaran a las escuelas los cuadernillos sobre la historia del Bicentenario por considerarlos portadores de ideología. «Lo de los cuadernillos del 2010 fue una decisión ideológica; Bullrich sostuvo que había demasiada ideología cuando en realidad los cuadernillos del Bicentenario, que fueron realizados por el mismo Ministerio de Educación a su cargo y planteados por el anterior ministro Mariano Narodowski, incluyeron en la visión de 200 años a los pueblos originarios, a las mujeres, a los trabajadores, a protagonistas de la historia escondidos y no incorporados a la historia oficial. Cuando uno quita y no da la posibilidad de aparecer, sobre todo en la historia argentina y latinoamericana de los últimos 200 años, a los protagonistas que no estuvieron en el relato oficial, no permite el conocimiento crítico que posibilite transformar la realidad».
Con todo, el debate sigue con protestas en las calles y jornadas de reflexión y discusión en los colegios sobre la reforma educativa que se viene para el 2014. Allí, docentes, alumnos, autoridades, hombres de la cultura y del arco político buscarán dejar en claro qué educación quieren para el futuro, saberes que sin duda son necesarios para la formación de ciudadanos con pensamiento crítico para transformar el presente sin olvidar el pasado.

María Carolina Stegman

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