Cesáreas en baja

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La maternidad del hospital público Roque Sáenz Peña de Rosario redujo a la mitad su promedio de cesáreas después de adaptar sus instalaciones y protocolos en pos de lograr un entorno humanizado y respetado para dar a luz. Tras este cambio, solo 18 de los primeros 100 nacimientos terminó en cesárea, cuando el promedio en los centros públicos de esa ciudad ronda el 30% y un 60% en los privados, similar a lo que ocurre en el resto del país. Según las autoridades del lugar, reducir prácticas que suelen realizarse como rutina en las instituciones (y que a menudo dificultan el parto vaginal) fue clave: en el Sáenz Peña bajaron las aplicaciones de anestesia peridural, las episiotomías, el uso de hormonas para acelerar el parto y la rotura artificial de bolsa. Por otra parte, las embarazadas pueden ducharse o tomar baños de inmersión como maneras de relajación y analgesia no invasivas (e incluso parir en el agua si lo desean) y se promueve el contacto prolongado piel a piel con el recién nacido, lo que tiene efectos positivos en madres e hijos. Se permite, además, el acompañamiento de un familiar en todo el proceso y el acceso permanente a la sala de neonatología. El cambio de paradigma del Sáenz Peña se basa en que la embarazada «no es una paciente ni está enferma», sino que atraviesa un proceso fisiológico que requiere tiempos y cuidados especiales.

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