Con la misma lógica

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La política gubernamental para los medios públicos está en consonancia con la orientación general de la gestión Cambiemos. Si todo lo público está en retroceso, si la salud y la educación están a tiro de recortes y ajustes, si los servicios públicos esenciales son impagables para buena parte de la sociedad, es previsible que no se promuevan medios estatales fuertes, plurales, que aporten diversidad de voces y alcance federal para que el derecho a la información sea una realidad. Para que esto ocurra, el Estado debería cumplir su rol de garante de la pluralidad informativa, en el marco de la defensa y promoción de los derechos humanos en sentido integral, que incluyen a la comunicación. Lejos de ello, todo comenzó, en este sector, con el desguace de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sin debate parlamentario sino a través de decretos presidenciales en diciembre de 2015, para abrir las puertas a una mayor concentración empresaria en el sector.
En ese contexto se produce el achicamiento de lo público. Así, las señales Encuentro y PakaPaka salieron de la órbita del Ministerio de Educación, se cambió la orientación de sus contenidos y se redujo el volumen de producción original. Además, el Estado permitió que los grandes operadores de televisión por cable relegaran estas señales a lugares marginales en la grilla, atentando de este modo contra la posibilidad de captar audiencias masivas.
De igual modo, la pérdida de audiencia registrada en Canal 7 y Radio Nacional, si bien no es el único indicador a considerar, muestra el desinterés del público por la programación emitida, con las excepciones del caso. El ajuste del sector público, plasmado en los despidos y reducciones salariales, va en desmedro del acceso universal a la información y deja más terreno libre para la comunicación concentrada.

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