Contra la ofensiva desestabilizadora

Tiempo de lectura: ...
Los expositores. Víctor Hugo Morales, Damián Pierbattisti, Atilio Boron, Martín Burgos y Modesto Emilio Guerrero (Juan C. Quiles)

La sala Raúl González Tuñón fue escenario de la charla «La ofensiva desestabilizadora en América Latina», organizada por el Departamento de Economía del CCC Floreal Gorini y el Grupo de Estudios «Hegemonía, Estado y neoliberalismo» del Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG). Con la presentación de Martín Burgos (del CCC) y Damián Pierbattisti (director del IIGG), participaron Atilio Boron, director del PLED, el periodista Víctor Hugo Morales y Modesto Emilio Guerrero, autor de ¿Quién inventó a Chávez?
«Cuando pensamos esta actividad –abrió el juego Pierbattisti–, lo hicimos en el marco de una gran preocupación por lo que está pasando en nuestro país y en nuestra región en lo que denominamos una ofensiva desestabilizadora». En particular, el sociólogo puso sobre el tapete el «conflicto con el campo», entre el 12 de marzo y el 18 de julio de 2008. «Nosotros caracterizamos esa etapa como el inicio de una confrontación por la hegemonía política, para resolver la crisis orgánica del neoliberalismo producida en 2001 que pone fin al proceso que Eduardo Basualdo señala como de “valorización financiera”».
Modesto Guerrero recordó que en el contexto geopolítico de la América Latina de los últimos cinco años «están brotando fenómenos que no son absolutamente desconocidos pero que estaban postergados, marginados o en estado de contemplación». Es lo que ocurre en su país, Venezuela, desde el 12 de febrero de este año, cuando se puso en marcha un proceso de guerra civil. «No hay una guerra civil, pero está en marcha un proceso en esa dirección con su primera fase de técnicas de guerra de baja intensidad, mezclando métodos y técnicas de diversos estilos de atropellos o contrarrevoluciones practicadas durante el siglo XX». Por eso, el escritor y periodista alerta sobre ese movimiento al que considera más peligroso que un golpe porque «en la Venezuela actual, con la capacidad organizativa militar operativa que tiene el Gobierno, y la capacidad de defensa y de comunicación que aprendió el movimiento bolivariano, un golpe habría sido derrotado en 24 horas».
Guerrero no deja de reconocer que el caso venezolano es «apenas un pretexto en este juego geopolítico en el que ellos están avanzando con bastante cálculo». Y advierte que «es peligroso y arriesgado para el conjunto de los países que cambiaron su modo de vida institucional, algunas de sus dimensiones arquitectónicas y jurídicas, pero también algo de su vida social».

Golpes de nuevo tipo
Guerrero se explayó luego sobre los procesos electorales en Venezuela y la derrota de la clase dominante («la burguesía lumpen», en sus palabras) para acceder al poder por la vía democrática en estos 15 años. «Allí comienza el programa de la guerra civil, porque saben que no tienen posibilidad electoral». En este contexto de «impedimento de acceso al poder y de lío en la cabeza», Guerrero inscribe al inicio de un fenómeno ya conocido en esta parte del continente: el fascismo. «Vivimos en febrero un brote fascista, apareció el sujeto fascista».
Para Víctor Hugo Morales, en sintonía con Guerrero, «estamos en medio de una golpiza habitual; nos pegan muy duro, y entonces uno cree que las cosas están más complicadas de lo que nos dicen los medios». Con el objetivo de desmitificar la idea de «sociedad violenta» que tratan de instalar los medios dominantes, enumeró luego hechos que para él son demostrativos de lo contrario: la concurrencia de 180.000 personas al recital del Indio Solari o el nuevo informe de la onu «que destaca a la Argentina, Chile y Cuba como los países con menos problemas de violencia de América Latina, similares en cifras a los Estados Unidos», pero que diarios como La Nación, recordó, no destacan adecuadamente.
Boron retomó los comentarios de Morales para recalcar que el matutino de Mitre no había resaltado que «en materia de inseguridad, Argentina tiene 5,5 homicidios por cada 100.000 habitantes, y por ahí, perdido en la nota, decía que Estados Unidos tiene 4,7 por cada 100.000 habitantes. Es decir, que si uno hace un análisis estadístico riguroso, concluirá que la diferencia no es significativa». Luego Boron abundó en que los medios no dicen nada sobre esa similitud. «Esto habla claramente de que el título de esta charla es muy correcto. Hay una ofensiva, y los medios son hoy por hoy el arma fundamental». Fue entonces que recordó un planteo de expertos militares estadounidenses que da cuenta de la estrategia de ese país en la actualidad: «Hoy, la guerra antisubversiva se libra en los medios. El militar dijo que la guerra ya no se libra más en las junglas, en las selvas, en los suburbios del tercer mundo, sino en los medios».
«EE.UU. está atravesando una situación sumamente delicada –agregó Boron– a punto tal que uno de los grandes pensadores del imperio (el ex consejero de seguridad del presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski), publicó el libro Una visión estratégica, donde reconoce que el poderío global de los Estados Unidos se ha venido recortando y que este proceso es inexorable. O sea que Estados Unidos ya no puede seguir manteniendo la hegemonía».
Una situación que se torna peligrosa porque ante los problemas que tiene en otras partes del mundo, lo que hace Estados Unidos «es replegarse sobre su área natural de influencia y de control, que es América Latina». Una retaguardia estratégica desde el punto de vista sociopolítico muy complicada para la Casa Blanca «porque han surgido una serie de gobiernos, con la vuelta de siglo, que ya no le responden dócilmente».