Cuestión de intereses

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El modelo económico se sostiene fundamentalmente con financiamiento internacional: Argentina es el país que tomó más crédito durante 2017 mientras crece el flujo de divisas hacia el exterior y se registra el mayor déficit comercial de la historia. Riesgos y perspectivas.


(Horacio Paone)

Como el pasado que vuelve, desde diciembre de 2015 el gobierno de Cambiemos puso en marcha un programa económico neoliberal, con marcadas semejanzas con el implementado entre 1976 y 2001, que a través de la aplicación de distintas políticas dio forma a un nuevo ciclo de crecimiento económico basado en el endeudamiento externo. El nuevo modelo, producto de una decisión política de fondo asumida por el gobierno de Mauricio Macri, establece un esquema económico financiado con un enorme endeudamiento externo, que privilegia a los sectores concentrados del capital en detrimento del mundo del trabajo. Las políticas que le dan sustento se ejecutan desde Hacienda, de la mano de su titular, Nicolás Dujovne, quien diseña, además, una reforma tributaria que desfinancia al Estado y lo hace aún más dependiente de los flujos externos, mientras que Federico Sturzenegger endurece las políticas monetarias desde el Banco Central y Luis Caputo, ministro de Finanzas, gestiona los «necesarios» créditos en el exterior.
Desde los primeros 16.500 millones de dólares emitidos en bonos para el pago a los fondos buitre en enero de 2016 –la mayor colocación de deuda de una economía emergente desde el efecto Tequila, en 1994– Argentina no deja de romper récords. Es el país que más deuda en bonos colocó en los mercados internacionales este año, seguido por Arabia Saudita, Turquía y Kuwait. Si a estas cifras se suma el endeudamiento interno o local –en Letras del Tesoro (LETES) y pesos– se llega a una suma cercana a los 100.000 millones de dólares en tan solo dos años. Este importe se consumió en financiamiento del déficit fiscal, remisión de utilidades, pago de intereses y renovaciones de deuda, gastos de divisas en turismo y en la variable estructural de la economía argentina desde hace 40 años: la fuga de capitales al exterior.

Nacional y provincial
«Si uno mira la deuda externa puede trazar un análisis sobre la evolución general de la economía desde 1976, porque a partir de ese momento se convierte en una variable sumamente gravitante y que se autonomiza de la economía real. En la actualidad, a partir de las políticas económicas de Cambiemos, el endeudamiento se transforma en su principal vector para sostener el modelo. En términos agregados, en un año y medio de gestión, la deuda externa va camino a duplicarse y el principal motor del endeudamiento es el sector público. El endeudamiento externo público se ha transformado en la más dinámica de las variables económicas del gobierno, ya que el ritmo de endeudamiento se acerca a 4.000 millones de dólares por mes», señala el economista de Flacso Leandro Bona, uno de los autores del libro Endeudar y fugar.
Frente al endeudamiento del sector público nacional –que va en camino de cerrar 2017 entre 70.000 y 80.000 millones de dólares–, las provincias están muy lejos de alcanzar dicho nivel. Sin embargo, desde diciembre de 2015, alentado incluso por el gobierno nacional, el endeudamiento provincial llega a los 11.000 millones de dólares. Buenos Aires explica casi la mitad de esa suma. Un informe del Instituto para el Desarrollo Económico y Social de la Provincia de Buenos Aires (IDESBA-CTA) de octubre indica que «el gobierno de María Eugenia Vidal más que duplicó el stock de deuda pública provincial. La deuda contraída desde diciembre de 2015 a junio de 2017 supera los 118.000 millones de pesos. Y hubo un notorio cambio en su composición: se incrementó el endeudamiento en moneda extranjera, que pasó del 40,1% de la deuda pública en 2015, al 66,2% en 2017. Al concluir el primer semestre de este año, la deuda superó a la totalidad de ingresos de la provincia. Solo un 14% de los compromisos fue destinado a obra pública y el 55% fue para repago de deuda e intereses». Vidal proyecta tomar más deuda en 2018: el Presupuesto provincial aprobado en noviembre por ambas cámaras prevé un endeudamiento por 59.000 millones de dólares, que trepa hasta los 85.000 millones si se contemplan las distintas solicitudes para tomar crédito con organismos internacionales.


De acuerdo con un informe del Observatorio de la Deuda Externa (ODE) de setiembre, «desde inicios de 2017 se registran emisiones provinciales en moneda extranjera y bajo legislación extranjera por 4.618 millones de dólares, mientras que para la gestión Cambiemos completa se computa un endeudamiento total de las provincias de Neuquén, Mendoza, Chubut, Córdoba, Salta, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires, Tierra del Fuego, La Rioja, Jujuy y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por 11.622 millones de dólares, a un plazo promedio de 8,16 años». En tanto, si bien en el sector privado hay una proliferación de colocaciones en el mercado de capitales, todavía está lejos de alcanzar la importancia que tiene en el sector público. «En lo que va del año –señala el documento del ODE–, 24 empresas se han endeudado por 3.911 millones de dólares. Y durante la gestión Cambiemos se registran 36 empresas endeudadas en dólares bajo legislación local y extranjera por un total de 9.603 millones de dólares, a un plazo promedio de 6,1 años».

Bicicleta interminable
En un artículo publicado en la revista digital Voces en el Fénix, el economista de Flacso Eduardo Basualdo sostiene que en un contexto de demanda de divisas por parte del capital oligopólico –para fugar al exterior– y de la «mediana burguesía» –para resguardar sus ahorros en una etapa de alta inflación– el gobierno de Cambiemos tomó la decisión de modificar el patrón de acumulación de capital. Lo hizo despegándolo cada vez más de la actividad productiva real y beneficiando la especulación a través de «un mecanismo de valorización financiera interna, es decir, en pesos, pero con altos rendimientos en dólares dada la estabilidad del tipo de cambio en 2016. Se trata de una modalidad distinta de la valorización financiera del período 1976-2001, cuando lo central era la contrastación entre la tasa de interés local y la internacional». La conocida bicicleta financiera de las décadas del 80 y 90.


Lukin. «Cuando hablamos de opacidad, hablamos de impunidad.»


Wainer. «La principal valorización financiera se hace a partir de las Lebac.»


Zeolla. «El gobierno proyecta para 2018 y 2019 un endeudamiento mucho mayor.»


Rua. «El mercado cambiario argentino es un ámbito de disputa.»


Bona. «Con Cambiemos el endeudamiento es el vector para sostener el modelo.»

Andrés Wainer, economista y también autor de Endeudar y fugar, lo explica de manera sencilla: «La principal valorización se hace a partir de las Lebac (Letras del Banco Central), que es el instrumento que canaliza la valorización financiera. El grueso de la inversión especulativa va a Lebac, cuya tasa de interés supera la inflación ampliamente y donde algunos actores deciden cubrirse de una eventual modificación del tipo de cambio comprando dólar futuro. Entonces, el margen de valorización está en función del nivel de la tasa de interés de las Lebac que estipula el Banco Central y lo que se paga de prima por los contratos de dólar futuro». Según información del Central, desde diciembre de 2015 al mismo mes de 2016 el stock de Lebac creció hasta alcanzar el 80% de la base monetaria y prácticamente las reservas internacionales del Central. «Esto lo que hace es generar una tasa de interés muy alta para aquellos dólares que ingresan, que se invierten en Lebacs en pesos y luego se vuelven a cambiar a dólares», continúa Wainer. Y agrega: «Es una tasa elevada en dólares a nivel mundial. No diría que está garantizada, porque el dólar no está fijo como en la Convertibilidad o con la tablita de Martínez de Hoz, pero está estable y además se cubre con las compras de dólar futuro».
«Cambiemos proyecta para 2018 y 2019 un volumen de endeudamiento mucho mayor. Para el año que viene planea emitir deuda nueva por 40.000 millones de dólares y para 2019 unos 20.000 más. El gobierno de Macri proyecta una fuerte expansión de la deuda en estos primeros cuatro años de lo que pretende ser un proyecto político más largo, y en 2020 estabilizar el ratio de deuda a niveles de la región, que es en torno al 35/38% del PIB», afirma Nicolás Zeolla, economista e investigador del Centro Cultural de la Cooperación. «Se fumarán el bonus de bajo endeudamiento en cuatro años. ¿Y en qué lo gastaron? –se pregunta Zeolla–. No hubo ninguna obra de infraestructura que haya transformado la estructura productiva y casi se duplica la relación deuda/producto. Al momento de devolver lo que nos prestaron vamos a tener que hacerlo en dólares, y si no generamos la capacidad productiva para obtenerlos, el sendero de endeudamiento es insostenible. ¿Y por qué no se genera? A fines de 2015 había 10.000 millones de dólares pendientes de remisión de utilidades, debido a que el excedente económico nacional se va al exterior por la estructura económica argentina altamente extranjerizada. Si el Estado no impone regulaciones, no hay reinversión y ese excedente se dolariza y sale del país. Así la economía argentina es una gran aspiradora de dólares, donde la fuga de capitales es fundamental».



Banco central. El stock de las letras de la entidad creció hasta el 80% de la base monetaria. (Jorge Aloy)

La batería de medidas implementadas por el gobierno nacional para desregular el mercado cambiario en diciembre de 2015 fue a contramano de lo pronosticado por los preceptos ortodoxos que enarbola la gestión Cambiemos. Así, la fuga de capitales pasó de 6.500 millones de dólares (entre enero y noviembre de 2015) a 11.700 millones de dólares en 2016 –calculada a partir del método residual del balance de pagos–. Un crecimiento del 50% respecto al registro de 2014 y 2015. «Es indistinto si es un gobierno promercado o intervencionista, si hay tasas de interés altas o bajas, si la economía crece o no crece, si hay una crisis o no. Todas esas variables cambian, pero la fuga permanece», afirma Bona.
Para Magdalena Rua, investigadora del CCC y autora junto con Zeolla del libro El nuevo modelo económico y sus consecuencias, la desregulación cambiaria implementada por Cambiemos permitió una mayor participación de actores que tenían vedado el acceso a la compra de dólares desde 2011 por distintas regulaciones. «Ingresaron al mercado los grandes jugadores, aquellos que compran por encima de los dos millones de dólares mensuales. Y se puso en evidencia que el mercado cambiario es un ámbito de disputa por la apropiación y valorización del excedente y su transferencia al exterior».

Estructuras opacas
La organización Tax Justice Network estima que a nivel mundial el stock de riqueza fuera del ámbito de origen es de entre 21 y 32 billones de dólares. Gran parte de los activos colocados en las guaridas fiscales son originados en América Latina. Argentina está entre los cuatro principales países de la región con más fondos en offshore junto con México, Brasil y Venezuela. «El mundo offshore es el lavarropas del planeta», afirma el periodista Tomás Lukin, autor junto con Santiago O’Donnell de ArgenPapers, que revela los nombres de empresarios –los Blaquier, los Macri–, personajes y políticos –como el presidente de la Nación y el intendente de Lanús, Néstor Grindetti–con cuentas offshore en guaridas fiscales tras la filtración del estudio de abogados Mossack Fonseca de Panamá. Pero si de filtraciones se trata, en la reciente revelación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación conocida como Paradise Papers, además del ministro de Finanzas, Luis Caputo (ver Papeles…), aparece el titular de la cartera de Energía, Juan José Aranguren, vinculado a compañías subsidiarias de la petrolera Shell. El ministro fue denunciado por el senador Fernando Solanas por supuesta violación a la Ley de Ética Pública.


FMI. Los organismos multilaterales de crédito ya comienzan a dictaminar políticas. (NGAN/AFP/DACHARY)

«Nadie tiene una offshore por las dudas, son vehículos a partir de los cuales, en la mayoría de los casos, se hacen negocios ilegales, además de elusión o evasión fiscal. Y ahora nos quieren hacer creer que las offshore son una forma corriente de hacer negocios en el mundo. Y la verdad es que no es así», sostiene Zeolla. Sin embargo, no es ilegal ser socio de una offshore siempre y cuando se incluya la participación accionaria en la declaración personal de ganancias y bienes en el país de origen. Pero este mecanismo se mueve en una franja «opaca» del sistema financiero internacional. «Lo que empiezan a mostrar las megafiltraciones –continúa Lukin– es cómo funcionan los facilitadores de las fugas de capitales, que son los bancos, los contadores, los auditores, las firmas que facilitan los usos y abusos de la red global de servicios financieros offshore. Y a escala local, lo que vemos son los usuarios. Es decir, podemos ver cómo hacen cada vez, de manera más sofisticada, para ocultar su patrimonio y, en muchos casos, evadir impuestos, lavar dinero, canalizar maniobras que no siempre son legítimas».
Rua afirma, en el mismo sentido, que del negocio offshore «también participan los grandes estudios contables de auditoría y consultoría de impuestos internacionales, (KPMG, Deloitte, Ernst & Young y PricewaterhouseCoopers), que brindan servicios de planificación fiscal e impositiva y se encargan de crear estructuras fiscales minimizando la carga impositiva global de sus clientes. En conexión con los estudios jurídicos se encargan de montar las estructuras societarias que permiten estas maniobras complejas y perfeccionan maniobras de fuga de capitales, de elusión y evasión internacional». Para Lukin, en tanto, la opacidad «es un atributo del mundo offshore que no solo ofrece pagar menos impuestos, sino que, a través de muchos grados de opacidad financiera, de secretismo, garantiza ocultar la identidad de los dueños. Y lo hace a través de innumerables maniobras, como las cáscaras societarias o a través de fideicomisos. Cuando hablamos de opacidad, hablamos de impunidad».

 

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