Debate ficticio

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Sede. La Academia Nacional de Medicina. (Sandra Rojo)

La foto que ilustra la página web de la Academia Nacional de Medicina es más que elocuente: entre el grupo de profesionales que posa ante la venerable biblioteca de la institución, hay que esforzarse para descubrir, confundida entre tantos trajes y corbatas, a una única mujer. Un sesgo de género similar tuvo el debate convocado por la entidad para abordar la creación de la cátedra sobre el aborto como problema de salud en la Universidad Nacional de Rosario. No hubo mujeres en el panel, pero sí personajes como Alberto Rodríguez Varela, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, que fue ministro de Justicia durante la dictadura militar y abogado defensor de Jorge Rafael Videla, o Rafael Pineda, director del Departamento de Bioética de la Universidad Austral, quien se opuso al cumplimiento del protocolo de atención del aborto no punible en el hospital de Emergencias Clemente Álvarez, del que fue director. En tanto, el decano de la Facultad de Medicina de Rosario, Ricardo Nidd, responsable de la creación de la cátedra, fue invitado formalmente pero no incluido entre los oradores. La intención de debatir, al parecer, era escasa: unas semanas antes del encuentro, la Academia ya había fijado su posición al expresar su preocupación por la creación de la cátedra. «El aborto –argumentaron– ha sido proscripto por Hipócrates, el padre de la medicina, hace 25 siglos, y no está permitido por las principales religiones del mundo».

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