Decisiones

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En el plenario de las comisiones de la Cámara de Diputados que debate los proyectos de interrupción voluntaria del embarazo, quienes se oponen a la despenalización plantearon diversas estrategias para fundamentar su posición. Desde una referente villera que, con tono acusuatorio, aseguró que «las que abortan son trolas porque fueron a garchar, no pensaron y se chuparon todo», hasta un musicoterapeuta que comparó al aborto con el Holocausto nazi. Hubo también testimonios en primera persona que terminaron volviéndose en contra de las intenciones de las expositoras. Fue el caso de Carolina Mangold, una joven de 29 años de la provincia de Santa Fe que confesó que había sido forzada a abortar en dos oportunidades. «Mi novio me dio tres pastillas y me obligó a tomarlas», dijo entre lágrimas, y relató la depresión que sufrió durante años por esa causa. La penalización del aborto y la clandestinidad que trae aparejada, lejos de evitar esta clase de situaciones, las estimula. En cambio, las consultorías pre y post aborto implementadas en los países en los que la practica está legalizada, que brindan asesoramiento sobre todas las alternativas posibles en relación con el embarazo, apuntan a fortalecer la capacidad de tomar decisiones conscientes, autónomas e informadas.

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