Educador del pueblo

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Docentes, investigadores de pedagogía e historiadores debatieron sobre el legado del precursor de la educación popular en América Latina. Pensamiento crítico, visión política e inspiración emancipadora fueron algunos de los ejes de las jornadas.


Causa. Arata, López Cardona, Martínez Peria y Greco destacaron su mirada indentitaria. (Jorge Aloy)

Tres paneles, un conversatorio y una clase abierta se llevaron a cabo a lo largo de dos días en la sala Jacobo Laks del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (CCC), donde especialistas latinoamericanos reflexionaron bajo la consigna «Simón Rodríguez, 250 años. Huellas y vigencia de un maestro de Nuestra América». Como parte del ciclo «Los desafíos de Nuestra América hoy», la actividad fue organizada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), el Instituto Universitario de la Cooperación (IUCOOP), el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) y el CCC.
En el panel «Simón Rodríguez, un maestro integral nuestroamericano», coordinado por Florencia Greco, doctora en Ciencias Sociales e investigadora, estuvieron Nicolás Arata, doctor en Educación e integrante de CLACSO y los investigadores del Centro Cultural Diana López Cardona, filósofa y Juan Francisco Martínez Pería, coordinador del Departamento de Historia del CCC. «Estos 250 años de Simón Rodríguez son una excusa para seguir pensándonos, pensando en nuestra identidad, nuestra filosofía y nuestro pensamiento, algo que siempre, desde el eurocentrismo, se nos ha negado», señaló la coordinadora del CCC.
A su turno, Arata dijo que el maestro de Bolivar estaba comprometido con la causa independentista de América Latina. «Rodríguez funda su pensamiento pedagógico en abierta discusión con las ideas y las prácticas educativas coloniales, pero también en abierta disputa con los proyectos educativos independentistas de cúneo ilustrado», señaló el integrante de CLACSO. Por su parte, López Cardona destacó el aporte del educador del siglo XIX que «supo ver una identidad propia del continente». «Rodríguez –subrayó la filósofa– reconoce lo indígena, lo afro, lo español como parte constitutiva de la identidad de América. Pero, como antirracista –añadió–, no solo lo hace desde el reconocimiento del otro sino también desde esa posibilidad de construir y de producir conocimiento desde ahí».
En tanto, Martínez Peria calificó al pedagogo como una «figura absolutamente central del pensamiento crítico latinoamericano», y resaltó su idea acerca de la «independencia inconclusa» de España. «En su texto Defensa de Bolívar planteó que la revolución quedó trunca –explicó– y denunció la continuidad de lógicas que venían de la época colonial».
En la charla «Resonancias de Simón: luchas, emancipación y futuro» disertaron Maximiliano Durán, doctor en Filosofía e investigador del CCC y Lidia Rodríguez, doctora en Educación y docente. La presentación del panel estuvo a cargo de Natalia Stoppani, coordinadora del departamento de Educación del CCC. «Consideramos que poner sobre la mesa a Simón Rodríguez también era una forma de abonar a la discusión sobre qué proyectos educativo y pedagógico necesitaría un proyecto popular», apuntó Stoppani. «Para Rodríguez, la educación popular es aquella educación que hace pueblo», sostuvo Durán. Y leyó un texto del autor que afirmaba que: «Todos componen el pueblo y cada uno debe obedecer al pueblo porque el pueblo es el soberano». Según el doctor en Filosofía, dicha sentencia se sostenía en una práctica transformadora que consistía en el despliegue de un «principio igualitario». Por último, Rodríguez dijo que el pensamiento del educador venezolano se oponía al sistema lancasteriano, método educativo que rompía con sistemas tradicionales de enseñanza. «No solamente se oponía a la oligarquía sino también al progresismo de su época», dijo la docente.
Durante las jornadas también se realizó el panel «Rodríguez: intelectual, pedagogo y militante», coordinado por López Cardona. En ese espacio disertaron Andrés Kozel, Doctor en Estudios Latinoamericanos, la socióloga e investigadora Carla Wainsztok y Amílcar Salas Oroño, doctor en Ciencias Sociales.

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