El aire es nuestro

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En la ciudad de Bariloche, periodistas, locutores y técnicos conformaron una entidad solidaria para sostener un valioso canal de comunicación alternativa. A través de una variada grilla de programación, dan prioridad a los contenidos locales.


A pulmón. Sin pauta oficial, Libre se sostiene con el aporte de pymes y oyentes.

La primera radio cooperativa de Bariloche fue impulsada por un grupo de periodistas, locutores, operadores y técnicos que se quedaron sin aire a fines de 2012, cuando una emblemática emisora alternativa dejó de transmitir. Juntando voluntades, los emprendedores tramitaron la matrícula y conformaron la Cooperativa de Trabajadores de la Comunicación Libre Radio.
Sin capital económico pero con un valioso capital humano, y gracias a una extensa cadena de solidaridades, la estación comenzó a transmitir en internet por streaming en diciembre de 2013. «Recién pudimos salir por la 96.5 del dial cuando una FM de la localidad bonaerense de Quilmes nos prestó un pequeño transmisor de 90 kilowatts», dice Carlos Quevedo, uno de los fundadores y presidente de la cooperativa. El periodista también recuerda que el estudio de transmisión se instaló en un local ubicado en el edificio Bariloche Center, cedido en comodato por uno de los asociados. «Para ampliar el alcance de la señal de transmisión, nos presentamos en uno de los concursos que realiza la tarjeta Cabal, a través de la filial local de Banco Credicoop, para proyectos solidarios, y tuvimos la suerte de ganar. Con los fondos que nos asignaron, compramos un enlace», recuerda. Luego, la actualización de los equipos de transmisión y la instalación de su antena en una torre ubicada en el predio que tiene Radio Nacional en el barrio El Cóndor de Bariloche le permitió a Libre lograr un mayor alcance territorial. Más allá de la intrincada topografía, hoy la 96.5 llega a toda la ciudad rionegrina.  

Encrucijada
Bariloche cuenta con unas 60 radios de frecuencia modulada, pero la mayoría de ellas opera sin la habilitación correspondiente, dado que hasta el momento no se ha realizado un ordenamiento del espectro radiofónico. Recientemente, el Ente Nacional de Comunicación informó a la cooperativa que está en condiciones de licitar su señal. «Si bien esta es una buen noticia para nosotros, las emisoras sin fines de lucro nos enfrentamos a una disyuntiva a la hora de concursar la licencia, porque nos piden que tengamos antenas y equipos homologados, entre otros requisitos que representan una inversión de dinero que no tenemos», explica Quevedo. La ilegalidad también trae otras dificultades para el medio radiofónico, ya que por esa condición, no puede recibir pauta publicitaria oficial, lo que pone en serios riesgos su sustentabilidad económica. «No tenemos pauta oficial, ni siquiera por parte del municipio –se lamenta el periodista–. Solo contamos con publicidad de pequeños comerciantes de la región y de organizaciones que apoyan a algunos programas. Y cuando la situación se torna muy complicada, realizamos actividades sociales y vendemos comidas». Otra forma de generar recursos que tiene la cooperativa es a través del Club de Oyentes, que apoyan las transmisiones con un pequeño aporte. «Esta inequidad en cuanto a la distribución de la pauta publicitaria del Estado nos preocupa porque pone en peligro nuestras fuentes laborales, además de no garantizar la promoción y el libre ejercicio del derecho a la libertad de expresión», señala el cooperativista.
Libre Radio Cooperativa se propone como una señal «distinta, alternativa e independiente; crítica, pero no solemne». También sumamente comprometida con la democracia, la solidaridad, las cuestiones de género, el medioambiente, las reivindicaciones de los pueblos originarios y los derechos humanos. «Nos interesa la participación de los oyentes y el club también apunta a propiciar un acercamiento y un intercambio más fluido entre los que hacemos la radio y los que están del otro lado», destaca Quevedo, conductor de Mercado de pulgas, programa periodístico que se emite en las mañanas de la emisora. Con una variada grilla propia, en la que se prioriza la información local, en Libre se pueden escuchar además programas de organizaciones y  entidades y voces de otras latitudes, como la de Quique Pesoa, que llega desde la localidad cordobesa de San Marcos Sierra con el programa El desconcierto; o las de Liliana Daunes y Daniel Heffes, que realizan, desde la Ciudad de Buenos Aires, el programa Gotas de luz.

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