El calor del futuro

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La fabricación de paneles calefactores eléctricos es el primer gran proyecto de la fábrica de Lanús, que nació gracias al interés de sus integrantes por trabajar de forma asociativa.

 

En el taller. Rivera, Deulofeu y Macaudier, integrantes del colectivo de trabajo de la entidad bonaerense.

Fue en el año 2009, luego de trabajar juntos de manera asociativa pero informal en la instalación de aires acondicionados, cuando un grupo de emprendedores decidió conformar una cooperativa. La iniciativa, que apuntó a mantener la continuidad laboral a lo largo de todo el año, surgió con la idea de fabricar paneles calefactores de bajo consumo. Este producto no sólo fue el que le dio el primer empuje a la cooperativa sino también el nombre: Inti, que en quecha significa sol. «Nos unieron las ganas de realizar algo colectivamente, de organizar el trabajo de una manera diferente, porque la mayoría nos conocimos en la militancia barrial y también universitaria», cuenta Pedro Macaudier, presidente de la cooperativa. Se trata de un grupo heterogéneo, conformado por un politólogo, un técnico en administración, un ingeniero, un estudiante de Antropología, un licenciado en Letras, colocadores de aire acondicionado, un electricista y un habilidoso buscavidas, con intenciones de sostenerse económicamente y de potenciar sus capacidades individuales. Tomando como base los modelos ya existentes en el mercado, pero mejorándolos y rediseñándolos hasta crear un prototipo propio, el grupo dio origen a lo que rápidamente se convirtió en el producto estrella de la cooperativa: al día siguiente de haberlos ofrecido a la venta por Internet, un cliente pidió 10 paneles.
Hoy en día Inti desarrolla y distribuye unas 5.000 piezas por año. Según el tamaño que deben calefaccionar, los paneles consumen desde 300 a 900 watts de potencia, bastante menos que un caloventor común, que consume entre 1.500 y 1.800 watts. «Este panel es más eficiente porque funciona en un 70% por convección y en un 30% por radiación. Además, no consume oxígeno, tiene fusibles de protección, cable a tierra y materiales a prueba de agua y fuego», explica el síndico de la cooperativa, Hugo Deulofeu. Intiplac es la marca con la que la cooperativa comercializa sus placas de calefacción de diferentes potencias y modelos: lisas, texturadas o de porcelanato.
A través de la Subsecretaría de Responsabilidad Social, que depende del Ministerio de Desarrollo Social, y de la Subsecretaría de Defensa al Consumidor, los cooperativistas gestionaron la certificación de calidad de sus productos en el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM). Esto les permitió poner a prueba los calefactores, reformular instancias de fabricación, provisión y comercialización, y, sobre todo, «demostrar que las cooperativas pueden incursionar en todas las áreas de la economía con calidad y eficiencia», señala el tesorero Julián Rivera.

Producción. La fábrica desarrolla y distribuye unos 5.000 paneles por año.

 

Diversificación
Con el objetivo de no depender de la estacionalidad, buscando la diversificación y el desarrollo de nuevos emprendimientos, la cooperativa está impulsando un proyecto junto con la Universidad Nacional de Lanús. Se trata de una llenadora de líquidos, bosquejada por un egresado de la carrera de Diseño Industrial. «La máquina está pensada para resolver los problemas de los pequeños y medianos productores de aceites, vinos y licores, entre otros líquidos. Es de baja escala, no es para trabajar en serie; la puede operar una sola persona, y, al completar por nivel, llena de manera homogénea, evitando que el producto sea devuelto por diferencias en el contenido neto», detalla Rivera.
A través de su participación en las últimas ediciones de Tecnópolis, particularmente de su intervención en el espacio denominado Pueblo Cooperativo, instalado por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), los asociados de la cooperativa del sur del conurbano bonaerense se contactaron con otros actores de la economía solidaria, y, valorando la importancia de la articulación estratégica con otras organizaciones, se integraron a la Red Metalúrgica de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo.
Además del proyecto de la llenadora de envases, la entidad solidaria tiene la intención de fabricar toalleros térmicos diseñados por técnicos de la Universidad de Buenos Aires. «La idea es que en el proceso productivo de estos desarrollos intervengan otras cooperativas de la red metalúrgica –señalan los asociados–, aportando sus conocimientos y capacidades e incrementando la escala de producción. Este tipo de integraciones sectoriales nos benefician a todos», afirman. «Desde el principio entendimos que el compromiso y el trabajo mancomunado son los primeros insumos con los que contábamos para llevar adelante este emprendimiento colectivo», concluye el secretario, Jorge Salas, destacando las virtudes de organizarse de manera solidaria y democrática.

S. P.
Fotos: Juan C. Quiles/3 Estudio