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El factor logístico

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El peso del transporte de carga erosiona la competitividad de pymes y economías regionales. El Gobierno apunta a diversificar la matriz en la que predomina el servicio terrestre.

 

Escollo. Es necesaria una alternativa al traslado de mercaderías por camiones. (Ignacio Smith – Sub Cooperativa)

Una caja de vino trasladada desde Mendoza a Buenos Aires cuesta, en términos relativos, más que enviarla a Europa, y ambos precios son la mitad de lo que implica la distribución en Capital, explica un pequeño bodeguero para ejemplificar el impacto del costo logístico en la competitividad de empresas regionales. Es habitual la queja del establishment empresario sobre la pérdida de competitividad, la cual identifican con un supuesto retraso en el tipo de cambio. Sin embargo, son otros los motivos que llevan a un aumento en los costos operativos que le quitan rentabilidad, sobre todo, a la pequeña y mediana empresa. La falta de un servicio alternativo al monopolizado mercado de transporte vía automotor es el principal escollo que enfrentan las empresas. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner adelantó la intención de reactivar el servicio de trenes, que, junto con el transporte fluvial a través de la hidrovía, son opciones más económicas y competitivas que el uso de camiones.
Los problemas de competitividad que enfrentan muchas actividades van más allá del tipo de cambio y la inflación. Un estudio más fino de los costos de las empresas permite revelar el protagonismo que tiene en ese sentido el costo logístico. El costo de los fletes complica a las economías regionales, en especial a aquellas que están lejos de los grandes mercados y alejadas de la posibilidad de transportar por vía fluvial. En los últimos encuentros que patrocina el Gobierno con el sector empresario y sindical, estos costos aparecieron como uno de los escollos para que pequeñas y medianas empresas –en especial, del Interior del país– puedan ser competitivas. Todas las miradas apuntan al transporte terrestre. Desde el sector transportista sostienen que el mayor componente de sus costos es el de los salarios y cargas sociales, además de la incidencia del precio del combustible en la ecuación del negocio.
El Gobierno dio señales en torno a ofrecer opciones de infraestructura que permitan achicar los costos logísticos de la industria para imprimirle una mayor competitividad. La matriz de transporte se encuentra concentrada en el camión, situación que se acentuó durante el período en que el líder camionero Hugo Moyano mantenía buena sintonía con el Gobierno. Por ejemplo, se destaca el acuerdo conseguido por ese gremio en el que se estipula que toda la producción de electrónica en Tierra del Fuego sólo puede ser transportada en camiones. Esta medida encarece en un 30% los costos del flete en comparación con su traslado en barco. El transporte en camión representa el 75% de las mercaderías transportadas, seguido muy lejos por el ferrocarril, con el 18%, y barcazas en hidrovías (7%), según el Ministerio del Interior y Transporte. En el caso de la venta de granos, las cifras reflejan aun una mayor concentración.

No voy en tren
En este rubro, el costo por camión es más del doble que el del tren. Por caso, transportar una cosecha de 1.000 hectáreas requiere de 100 camiones a un costo de 240.000 dólares, mientras que trasladarla por el Belgrano Cargas lo reduce un 40%. «Vamos a hacer todo lo que sea necesario para que el ferrocarril de carga vuelva a ser uno de los tres grandes transportadores, junto con la hidrovía y el marítimo, para el desarrollo de la Argentina», anunció la Presidenta. De todos modos, el estado actual de las redes ferroviarias dilata este tipo de soluciones para las pymes. Según un estudio que realizó la Unión Industrial y presentó a la jefa de Estado durante las reuniones del Diálogo Económico y Social, entre 2006 y 2012 los costos logísticos registraron alzas promedio anuales de 23,3% contra 19,3% del nivel general.
Esta situación impacta más en aquellas actividades con menor valor agregado en sus productos. Para el promedio de pymes industriales, el peso del costo logístico sobre el total se ubica en torno al 25%, mientras que en el caso de minerales no básicos puede ascender hasta el 63%. El más bajo se halla en el rubro automotores, con el 12%. En resumen, aquellas actividades con mayor valor agregado encuentran un menor peso del costo logístico relativo sobre producción. Esto también responde a la distribución territorial de las empresas. En el sector autopartes, la mayoría se encuentra en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba y ocupan una superficie de 36.000 kilómetros cuadrados. Por su parte, el sector de minerales no metálicos exhibe una mayor dispersión, con un área ocupada de 249.000 kilómetros cuadrados, según datos de la UIA.
La geografía y ubicación del país tampoco favorece. La Argentina está alejada de los principales centros de consumo, mientras que su extensión y la infraestructura del servicio de transporte afectan especialmente la oferta exportable de productos primarios con escasa diferenciación, señala un texto de Fundación Mediterránea. La raíz histórica de la desventaja de las empresas del norte del país es el desarrollo del territorio, que tuvo en los puertos de Buenos Aires y Rosario las únicas salidas para las ventas al exterior.
El resultado es que las exportaciones se concentran en empresas de mayor tamaño. «Las estadísticas duras reflejan un incremento en las exportaciones de madera, pero sólo las grandes empresas son beneficiadas por esa situación», señala el gerente de la Asociación Maderera, Aserraderos y Afines del Alto Paraná, Diego Eskiviski. «Nos quedamos fuera de los mercados principalmente por los costos logísticos, que juegan un papel determinante en un negocio de exportación», agrega. En ese sector, el costo de un flete de Misiones hasta el puerto de Buenos Aires se triplicó respecto de los niveles registrados en 2008. La reactivación del Belgrano Cargas podría ser una opción importante, aunque no la única, para descentralizar el servicio local de transporte. Este ramal cuenta con un recorrido de 7.347 kilómetros, desde Retiro hasta el norte del país, llega a Bolivia y Chile, y atraviesa 14 provincias.

Cristian Carrillo

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