Elecciones en España: disputas y temores

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Pocos años atrás, los españoles miraban con cierta displicencia a los italianos que vivían armando y desarmando gobiernos por la imposibilidad de tener coaliciones estables. Hoy España se parece a Italia. El Partido Popular (pp), ganador de las últimas elecciones, no pudo formar gobierno porque no encontró socios suficientes entre los partidos menores, y éstos tampoco lograron ponerse de acuerdo para desbancar al pp.
El 23 de abril el rey disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones para el 26 de junio con un panorama electoral bastante similar al de 2015. Casi nadie duda de que el pp cosechará la mayor cantidad de votos. Pero la disputa por el segundo lugar es clave. Si el pp otra vez no puede formar gobierno, recaerá sobre la segunda fuerza la tarea de lograrlo. En las anteriores elecciones el Partido Socialista Obrero Español, el psoe, obtuvo el segundo lugar y desde allí negoció con Podemos –que quedó detrás por menos de dos puntos– y Ciudadanos, aunque también fracasó en el intento cuando le tocó el turno.
El segundo lugar es determinante en un sistema parlamentario tan trabado como el español donde hoy existen cuatro fuerzas con importante representación parlamentaria. Por esta razón ahora el objetivo de Podemos es superar al psoe para forzarlo a negociar desde un lugar de fuerza. Para tal fin están acordando ir juntos con Izquierda Unida, que obtuvo casi un millón de votos y dos escaños en diciembre. Pero en política no siempre uno más uno es dos. Muchos imaginan que una coalición Podemos-Izquierda Unida podrá tener efecto positivo de arrastre de votos y los ayudará a obtener el segundo lugar. El expresidente español, Felipe González, para asustar a los votantes, dijo que el discurso «populista» de Pablo Iglesias –líder de Podemos– es igual que el de la extrema derecha francesa. Se le podría responder: «Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos».

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