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El segundo semestre revela la peor cifra en consumo de carne por habitante de los últimos cinco años. Frente a la caída del mercado interno, los productores reducen la faena, incrementan stock y fijan su horizonte en las ventas al exterior, que crecieron este año.

Por precios. La demanda se traslada a productos más económicos como el pollo y el cerdo. (Horacio Paone)

 

Empujado por la contracción del poder adquisitivo del salario en un marco inflacionario que no se detiene, el consumo de carne vacuna registró, en los primeros nueve meses de 2016, una caída del 8,7% en relación con el mismo período del año pasado, ubicándose en 54,8 kilos anuales per cápita, el peor registro de los últimos cinco años, según datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra). Mientras que la faena de carne vacuna cayó 11,1% interanual en setiembre.
Solo en 2011 puede encontrarse un indicador tan bajo, cuando había alcanzado los 53,2 kilos/año debido al fuerte incremento de precios de venta al público, como consecuencia de condiciones climáticas desfavorables (sequías e inundaciones) que redujeron la oferta.  Según declaraciones del presidente de Ciccra, Miguel Schiariti, este año «hay un fuerte cambio a cortes más baratos, pero no solo eso, sino a otras carnes como pollo y cerdo». Los números lo reflejan. El precio de la carne vacuna  arroja un acumulado desde enero del 46,6%
–por encima aun de la inflación–, seguida por la carne aviar (39,8%) y, más lejos, por la porcina (30,5%). Sin embargo, «el consumo interno de carne aviar cayó 5,4%, al llegar a un promedio de 40,9 kilo/año per cápita. La merma fue superior al de otras carnes, ante el mayor impacto que representó la suba del maíz dentro del segmento», señala un informe de la Consultora IES. Por su parte, el consumo de cerdo se «marcó un record de 12,4 kilos/año por persona –en crecimiento desde los magros 5 kilos de 2002–, revelando un aumento del 19,6% interanual», sostienen desde la consultora.

 

Argumentos
Además del proceso inflacionario, la consecuente caída del salario, la reducción del mercado interno y la apertura comercial, el consumo de carne se ve afectado también por una caída en la producción que trae como consecuencia una menor oferta de carne. Entre enero y setiembre de 2016 la producción anualizada mostró una retracción de 6,3%, según el informe de la cámara. «La totalidad de la caída se explicó por el retroceso de la faena», sostuvieron desde Ciccra, quitando relevancia a las políticas económicas. En setiembre pasado la faena bovina volvió a ubicarse por debajo del millón de cabezas, desdibujando la mejora de agosto, y registrando una caída del 11,1% respecto a igual período de 2015. En el acumulado del año, se faenaron 8,6 millones de cabezas, un 6,8% menos que en igual lapso del año anterior (626.200 cabezas menos).  
El mercado interno absorbe un 90,75% de la faena, y el resto se destina a la exportación. En los últimos nueve meses las ventas al exterior exhibieron un alza del 11,8% anual. China se consolidó  como el primer comprador de carne vacuna argentina. En lo que va de 2016 las exportaciones al gigante asiático se incrementaron 10,5%, concentrando un tercio del total. Luego se ubicó Chile (19%); Israel (16,6%) y Rusia (8,4%). Detrás de los cuatro líderes aparecen Brasil (4,4%) y Alemania (3,6%).
Frente a un mercado interno que continuará reduciéndose en los próximos años, para los productores llegó el momento de retener hacienda y no faenar para incrementar stock, que está en crecimiento desde el año pasado y que alcanzó las 52,6 millones de cabezas en marzo de 2016. «El precio de la hacienda creció por arriba de la inflación en los últimos doce meses. Estamos bien por ahora, pero esa situación se va a ir erosionando», reflexiona en elrural.com Ignacio Iriarte, consultor ganadero. «La jugada es que a mediados de 2017 o 2018, habrá mucha oferta de hacienda que el mercado interno no podrá absorber. El mercado mundial está con valores de carne vacuna que no han caído tanto como en otros productos. Esperamos entonces una modificación en el tipo de cambio real y desde allí exportar».

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