Entrañable compañero

Tiempo de lectura: ...

El dirigente falleció en Mar del Plata, ciudad donde residía desde hace décadas, a los 83 años. Un repaso por su larga y fecunda trayectoria, que lo llevó por diversos caminos y entidades sin alejarse nunca de las ideas de la solidaridad y la cooperación.

Incansable. Cédola militó en el Instituto y sus entidades asociadas desde 1964 hasta 2015. (Juan M. Quintanilla)

 

Despedimos a un entrañable compañero, a un dirigente de nuestro movimiento que supo amalgamar su profunda fe cristiana con los principios y valores del cooperativismo a lo largo de toda su fecunda existencia». Con estas  palabras, el presidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Edgardo Form, rindió homenaje a Rubén Cédola durante las exequias realizadas en el cementerio de la Loma, en la ciudad de Mar del Plata. Cédola falleció a los 83 años víctima de una súbita e inesperada descompensación, pero su figura seguirá presente por siempre en el movimiento solidario, al que estuvo vinculado durante cinco décadas ocupando, entre otros cargos, el de presidente del Instituto Movilizador.
Cédola se acercó al movimiento nucleado en el IMFC en 1964, cuando ingresó como empleado a la Caja de Crédito de Berisso, su ciudad natal. Su compromiso lo llevó a ocupar diferentes puestos dentro de esa entidad y de otros espacios del movimiento. Fue, además, gerente de la filial Berazategui de Banco Credicoop y, luego de haberse afincado en Mar del Plata, fue titular de la comisión asesora de la filial del IMFC de esa ciudad. Al mismo tiempo, integró el Consejo de Administración del Instituto como vocal, vicepresidente, secretario y, finalmente, como presidente, cargo que ocupó hasta el 28 de julio de 2015. «Es un orgullo estar al frente de una entidad señera que a lo largo de los años mantuvo y mantiene una línea de conducta con sus principios y valores aun en los momentos más críticos», dijo Cédola en una entrevista publicada en Acción. Estaba convencido de que el movimiento cooperativo cuenta con «hombres y mujeres de coraje y voluntad transformadora», como pregonaba Floreal Gorini, y sostenía que para lograr esa transformación era necesario que los dirigentes participaran activamente en diferentes ámbitos de la sociedad. «Debemos estar en todos los espacios posibles, sean ellos políticos, culturales o institucionales, para que todo el planeta conozca e interprete las bondades de la doctrina cooperativa», señalaba el cooperativista en una columna que también se publicó en la revista del IMFC en 2013.
Esta visión es la que fue cimentando a lo largo de los años el ideario de un dirigente reconocido por su trabajo perseverante y su labor militante, que mantuvo hasta sus últimos días. «Los cooperadores debemos intensificar la batalla cultural –manifestaba Cédola– para instalar en la conciencia de las mayorías la convicción de que hay otra forma de organizar la producción de bienes y servicios, cuya esencia es la solidaridad, la convivencia fraternal y la creación de riqueza para el bien común».
En la última reunión del Consejo de Administración del IMFC también hubo espacio para el homenaje. Form expresó: «Vamos a recordar con gran afecto y admiración a Rubén, cuyo ejemplo de abnegación y compromiso, sumado a su calidez y humildad, ya forman parte de la rica historia de nuestro Instituto». También compartieron palabras de gratitud hacia el dirigente la presidenta de la filial Mar del Plata del IMFC, Guillermina Aumedes, y los consejeros Rafael Massimo y Raúl Guelman.

Estás leyendo:

Entrañable compañero