Entre cerros y quebradas

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Con 28 años de presencia en el noroeste argentino, el banco cooperativo impulsa, desde su comisión de asociados, iniciativas con eje en la integración y las actividades productivas.

 

Balcarce 243. Martini, Aucapiña, Estrada, González, Cardarelli, y Machaca frente al edificio ubicado en el centro de la ciudad. (Paula Kuchnir)

Corría 1985 cuando Credicoop incorporó las 10 filiales que el también banco cooperativo Udecoop tenía en las ciudades de Rosario, Córdoba, San Miguel de Tucumán, Salta y San Salvador de Jujuy. La integración era una salida a un contexto en el que las políticas económicas neoliberales agudizaban las crisis de las economías regionales y de los bancos cooperativos que las atendían. Frente a este panorama, Credicoop sumó a instituciones que corrían riesgo de desaparecer. Luego de 28 años en territorio jujeño, la presencia del hoy único banco cooperativo del país se expandió y consolidó en la zona. «Fue la primera integración de Credicoop con otro banco», rememora Mario Martini, santafesino y jujeño por adopción, actual presidente de la comisión de asociados de la filial y consejero zonal.
Con una operatoria orientada fundamentalmente a comerciantes, artesanos, profesionales, productores y pequeños y medianos empresarios, la entidad lleva casi tres décadas acompañando el desarrollo de la capital del noroeste argentino. «Hay que tener en cuenta que en Jujuy las pymes tienen una dimensión diferente a las de Buenos Aires; lo que allí se considera una empresa mediana, acá es grande», sostiene Martini. «La cantidad de pobladores avala estas diferencias. La provincia tiene aproximadamente 700.000 habitantes y la capital, unos 260.000», informa Hugo Ovando, vicepresidente, quien, como agente de turismo, no puede dejar de resaltar las bellezas naturales que ofrece la ciudad, rodeada de valles, cerros y quebradas. «Si bien tenemos pocas industrias, las más desarrolladas son la acería, la caña de azúcar y el tabaco. Ahora están cobrando gran impulso el turismo y, nuevamente, la minería», explica Ovando.  «La atención es diversificada, nuestro radio de cobertura es muy amplio –asegura Ángel Estrada, gerente de la filial–. Por ejemplo, llegamos a San Pedro de Jujuy, segunda ciudad más poblada de la provincia; a Maimará, en plena Quebrada de Humahuaca; a Caimancito; todos puntos distantes de la capital». A esto hay que agregar los numerosos emprendimientos de la economía solidaria que se están sumando: mutuales, cooperativas y asociaciones. «Se trata de nuevos desarrollos impulsados a través de diferentes políticas locales, provinciales y nacionales, que, generalmente, no encuentran una entidad bancaria que comprenda su funcionamiento económico y el componente social de sus balances. En nuestra institución tratamos de asesorar y acompañar a estas organizaciones para que regularicen su situación y puedan crecer», sostiene Estrada.
El «boca a boca» acerca a nuevos asociados. «Aunque San Salvador sea una ciudad grande, nos conocemos todos y nos manejamos por referencias. Un asociado trae a otro nuevo y este, a otro. Nos movemos casi como lo hacían las antiguas cajas de crédito», afirma el industrial Jorge González, de la secretaría de Acuerdo Crediticio y Mora y responsable de Educación Cooperativa Zonal. Es esta modalidad la que permite la interrelación de la entidad cooperativa con otras instituciones y organizaciones. «Participar implica compromiso y ganas –reflexiona el comerciante Fernando Cardarelli, también miembro de la secretaría de Crédito y Mora–. No todos pensamos lo mismo pero hay acuerdo en cuanto a las ganas de hacer cosas y de incidir positivamente en la sociedad», añade. Para Claudio Machaca, secretario de actas, empleado administrativo y estudiante de Ciencias Económicas, la experiencia solidaria de gestión es sumamente enriquecedora. «Mi inclinación cooperativa surgió en la facultad, donde tenemos un área dedicada a esta filosofía –cuenta–, y aquí me encontré con Alberto, uno de los miembros que lamentablemente falleció hace poco, que me estimulaba a leer sobre cooperativismo». También Noemí Aucapiña halló en el ámbito  educativo el interés por la participación. «Desde muy chica integré diferentes espacios porque iba a un colegio cooperativo y allí lideraba un grupo de compañeros que permanentemente realizaba acciones sociales», rememora la integrante de la secretaría de Educación Cooperativa.
Además de las actividades internas, la comisión trabaja en la difusión del pensamiento cooperativo en la comunidad, impulsando iniciativas como la organización del Foro Cooperativo Jujeño, encuentro en el que entidades de diverso tipo exhibieron sus productos y realizaciones e intercambiaron ideas. «Ese espacio permitió dar visibilidad a muchas entidades solidarias», asegura González. La acción más reciente de la filial, en tanto, es la apertura de un Pagocoop en las instalaciones de la Cooperativa Telefónica de Perico, localidad vecina a la capital jujeña. «Este sistema facilita el pago de facturas en una de las entidades más importantes de la localidad. Podemos decir que en esta iniciativa –señala el presidente– se refleja la verdadera integración cooperativa».
Otra de las experiencias que relatan con orgullo los miembros de la comisión jujeña es el recordado concurso La aventura de la cooperación, una propuesta de Credicoop que combinaba expresión artística y difusión de valores solidarios.  En dos oportunidades, alumnos de una escuela pública de la localidad de Humahuaca ganaron el primer premio. Al respecto, el gerente concluye: «Muchos confunden el concepto de cooperativismo con la dádiva y el asistencialismo, pero este hecho muestra que nuestras comunidades aborígenes lo llevan en los genes y lo practican a diario».

Silvia Porritelli
Enviada especial a Jujuy

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