22 de mayo de 2013
Es una actividad con una demanda potencial en ascenso,
aunque sufre el impacto de la importación, en especial de
unidades ensambladas sin certificación de normas de calidad.
El complejo industrial bicicletero evidencia un horizonte positivo para su desarrollo. El crecimiento en el uso cotidiano de la bicicleta como sustituto de vehículos impulsados por combustibles fósiles responde a un cambio de conciencia sobre el cuidado del medio ambiente, pero también a la necesidad de evitar embotellamientos en las grandes urbes. Distintas ciudades y empresas estimulan su uso. Sin embargo, la actividad enfrenta el desafío de insertarse exitosamente en el entramado productivo local, para lo que requiere de medidas que la protejan del ingreso indiscriminado de partes importadas. Actualmente, el grado de integración se ubica entre 55% y 60% de componentes locales. A partir de la actualización de los parámetros que realizó la Secretaría PyME, todas las fábricas locales del sector bicicletero responden a la categoría de pequeña y mediana empresa.
Si bien no existe registro del ingreso de la bicicleta al país, su uso fue difundido en Europa y América en el siglo pasado, aunque ya se conocía en China desde mucho antes. Es el transporte más popular; para los niños constituye un juguete imprescindible, mientras que a los trabajadores les facilita a menudo su traslado. Su estructura es una obra maestra de lógica y simplicidad. En Francia, en 1790, aparece el celerífero, un primitivo y pesado antepasado de la bicicleta, en el que el usuario se impulsaba con sus pies. Pese al avance en la tecnología, la cuestión sigue siendo subirse y mantener el equilibrio para evitar la caída. Con su producción ocurre lo mismo.
El nivel de participación de piezas importadas continúa siendo elevado para los segmentos alta gama o económicas; estas últimas ni siquiera cumplen con los requisitos de calidad en producto y proceso y normas IRAM que se exige desde 2003. La oferta de bicicletas ofrece unidades denominadas de paseo, deportivas o de competición, para montaña y recorridos trabados y complejos, infantiles y hasta para la playa. La última tendencia son los modelos plegables y de bajo peso para uso en ciudad. Sólo el 10% de las piezas que se importan tienen como destino la industria. El Ministerio de Industria abrió una mesa nacional de integración del sector, ya realizada con otras actividades, como la automotriz y de maquinaria agrícola.
Parte por parte
En el país existen 30 productores de partes y componentes y 20 fabricantes y armadores de bicicletas, según un relevamiento del Ministerio de Industria y del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Las empresas que lideran el sector son Halley, Musetta, Aurora, Olmo, Wal Her y, en alta gama, Vairo y Zenith. Las fábricas emplean a 1.500 personas, mientras que toda la cadena de valor –partes, canal comercial y bicicleterías– ocupa a un total de 10.000. En 2011 se alcanzó la cifra récord de 1,7 millones de unidades vendidas. En 2001 la venta de bicicletas sumaba apenas unas 400.000.
«Las expectativas para este año son muy buenas. El uso de la bicicleta hoy está en boga y cada vez se amplía a gente de mayor edad. El promedio de ventas es de 1,4 millones de bicicletas por año, de las cuales 800.000 se producen en fábricas locales. El resto es armado de bicicleterías», señaló a esta revista Daniel Tigani, presidente de la Cámara Industrial de la Motocicleta, Bicicleta, Rodados y Afines (CIMBRA). Esa participación en la oferta explica en parte el crecimiento del componente importado. Las partes compradas en el exterior que no tienen como destino su incorporación en la producción local de bicicletas se usan en kits de armado de bajo costo, en su mayoría provenientes de China, de calidad que no cumple con los mínimos requisitos de seguridad. A las pymes, por su estructura, se les dificulta dar a conocer estas características de algunas bicicletas importadas. La resolución 220/03 establece la certificación obligatoria de requisitos de calidad. Respecto de la importación de partes y bicicletas armadas, las compras al exterior bajaron en 2012 un 44% respecto del año anterior. En 2012 el país importó por 50 millones de dólares, mientras que en 2011 el monto fue de 90 millones de dólares. Entre las partes que más se retrajeron en importaciones se destacan cubiertas y cámaras, llantas, manubrios, masas y piñones. También se redujeron las compras al exterior de frenos, cuadros, horquillas, ruedas, descarriladores y asientos. En el país hay algunas piezas que todavía no se producen, como los asientos de gel para unidades de alta gama, los frenos, los piñones, cadenas, juegos de dirección, cambios, horquillas y cuadros de carbonos y neumáticos para bicicletas de características avanzadas. Si bien el promedio de participación de partes locales se encuentra en el 60%, para las bicis económicas ese porcentaje es de menos del 20% y casi cero para las de competición. El caso de los neumáticos es emblemático. Sólo Argentina y Brasil cuentan con industria de neumáticos en América Latina. «El importador que compra a China piezas que las fábricas no aceptan por cuestiones de calidad, prepara kits que el bicicletero usa para armar y vender al público», resume Tigani. Y agrega: «Es necesario que se permita la importación de las piezas que son imprescindibles, pero no de lo que venga al país a destruir el empleo». Las empresas realizaron un empadronamiento de producción, certificación y productos para elevar a la mesa de integración de Industria y así establecer los criterios de autorización de importación.
—Cristian Carrillo