Esfuerzo conjunto, como en la colmena

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En Exaltación de la Cruz, apicultores se unieron bajo la forma solidaria para ampliar su capacidad productiva y llegar a más consumidores. Hoy cuentan con una planta donde es posible fraccionar más de 1.200 kilos de miel por hora.


Miel a todo. Los productores estudian maneras de incorporarla a otros alimentos.

 

En la Argentina, uno de los cinco principales países productores apícolas a nivel mundial, la producción de miel se caracteriza por una gran atomización, lo que coloca a los apicultores de pequeña escala en condiciones desfavorables a la hora de comercializar sus materias primas. Frente a esta situación, numerosos pequeños productores se asocian para mejorar su competitividad y ampliar su capacidad productiva. Una de estas experiencias es la de la Cooperativa Agroapícola Exaltación de la Cruz, que nació en esa localidad como una asociación de productores del Área Metropolitana de la Provincia de Buenos Aires con el fin de desarrollar un proyecto colectivo de envasado de miel.
El primer paso fue comprar una máquina envasadora a través de un subsidio del Plan Manos a la Obra del Ministerio de Desarrollo Social. «En esta zona del norte bonaerense los productores tienen una cantidad reducida de colmenas, no más de 60 o 70, llegando a cosechar entre 800 y 1000 kilos de miel por año, dependiendo del clima y otros factores que influyen en esta proceso natural», comenta Enrique Soto, productor apícola y presidente de la entidad.

 

Valor agregado
En abril del 2016, la cooperativa logró inaugurar una planta en un pequeño predio industrial ubicado en la localidad de Exaltación de la Cruz, a 200 metros del cruce entre la Ruta Provincial Nº 6 y la Ruta Nacional Nº 8. Fueron ellos mismos los encargados de montar y poner a punto el lugar. Con el asesoramiento del grupo Cambio Rural Norte del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de la regional Luján, se elaboran allí productos con agregados de miel como dulce de leche, vino, vinagre, alfajores y salsa de soja, entre otros alimentos. «La miel se consume principalmente en la época de frío y nuestro objetivo es que se consuma todo el año a través de diferentes productos que no son estacionales», explica Soto.
La nueva planta de La Agroapícola cuenta con un laboratorio y una línea de envasado que permite fraccionar unos 1.200 kilos de miel por hora. «Con nuestras colmenas no alcanzamos a cubrir el 5% de la capacidad productiva de la procesadora –detalla el presidente–, por eso estamos llevando adelante una estratégica campaña de promoción para ofrecerles a los productores y organizaciones de la región la posibilidad de utilizar nuestros servicios de envasado, además de registros aptos para la comercialización de la miel –tenemos siete marcas registradas– y otras ventajas que tienen que ver con la adquisición de insumos en mayor escala».
Los colmenares de los once asociados de la cooperativa están en Pilar, Escobar y Luján, localidades de gran diversidad floral y de extensas pasturas naturales, libres de agroquímicos y de contaminación con pesticidas. Uno de los principales compromisos que asume la entidad es el de adoptar acciones y procedimientos orientados a la conservación del ambiente, además de fomentar la educación medioambiental. «También tratamos de implementar energías renovables en los procesos productivos. Por ejemplo, queremos usar colectores solares para calentar el agua que usamos para optimizar la fluidez de la miel», señala Soto.
Además de la planta industrial en Exaltación de la Cruz, la cooperativa tiene una sala de extracción y de elaboración de hidromiel (bebida alcohólica tradicional que se obtiene a partir de la fermentación de la mezcla de miel y agua) en la localidad de Pilar, iniciativa realizada junto con la Fundación SERPAJ. «Gracias al apoyo que nos brindó su presidente, el reconocido luchador por los derechos humanos Adolfo Pérez Esquivel, el grupo se mantuvo unido en los momentos más difíciles», destaca Soto.
A pesar de los beneficios que ofrecen la miel y sus subproductos para el cuidado de la salud, Soto admite que esto no se refleja en la producción. «Lamentablemente, en nuestro país este producto tan noble está escasamente explotado y desarrollado», dice y concluye: «En nuestro laboratorio siempre estamos investigando y estudiando maneras para incorporar esta materia prima a los alimentos. Queremos ponerle miel a todo».