14 de julio de 2016
Mariano Rajoy salió victorioso de una prueba que parecía difícil de sortear. El presidente español, cuestionado por propios y ajenos, logró una victoria en las urnas que pocos esperaban después de las elecciones de diciembre de 2015, cuando ningún partido pudo formar gobierno y tuvieron que ir otra vez a elecciones el 26 de junio de este año.
El Partido Popular (PP), es la única fuerza política que incrementó votos y bancas aunque no tenga mayoría propia porque solo obtuvo 137 escaños y necesita un mínimo de 176 en un Parlamento de 350 miembros. Otra vez el PP está lejos de las 186 bancas que obtuvo en 2011 cuando sacó del poder al Partido Socialista Obrero Español, el PSOE, que sigue cayendo y está en los niveles más bajos desde las elecciones de 1977, las primeras realizadas después de la dictadura de Francisco Franco.
A pesar de los numerosos escándalos de corrupción vinculados con funcionarios del gobierno y de su partido, Rajoy ha logrado superar una de las pruebas más difíciles de su carrera aunque su partido haya perdido unos tres millones de votos desde 2011.
El PSOE y el PP con algunas variantes han gobernado España desde 1977 en lo que parecía un clásico sistema bipartidista. Esto fue así hasta las protestas sociales de mayo de 2011, cuando irrumpieron los llamados «indignados» y que derivó en la formación de Podemos, el fenómeno político que ha sacudido el país desde su aparición en 2014, y que ya se ha convertido en la tercera fuerza con un porcentaje de votos muy similar al PSOE, partido al que aspiraba superar en estas elecciones y que no lo logró.
Se abre un proceso de negociaciones. Hay fuertes presiones del establishment económico, político y mediático para una coalición PP-PSOE que garantice la gobernabilidad junto con Ciudadanos, de centroderecha, que le puede aportar 32 bancas. Lo más probable es que el PP gobierne en minoría. Pero en España nunca se sabe…
