4 de mayo de 2020
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, aseguró que su gobierno tiene una «enorme cantidad de pruebas» de que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan, algo que Beijing y la propia agencia de inteligencia norteamericana CIA niegan, y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros expertos científicos han descartado. Sin embargo, Alemania junto con otros países se hicieron eco de Washington en la vociferación del pedido de mayor transparencia y exigieron más información a China, informó la agencia de noticias Europa Press. En el medio de esos pedidos, se sumó el reclamo de la OMS de que China transparentara qué sucedió con la pandemia en los primeros meses, dado que varios médicos chinos denunciaron que el gobierno los sancionó y calló para que no supiera la gravedad del brote al principio. En medio de las denuncias y reclamos por la censura inicial de médicos chinos, Estados Unidos acusa a Beijing de haber creado artificialmente el virus que desató la pandemia, algo que ni los médicos chinos ni ningún respetado científico en el mundo avaló hasta el momento.